Hace menos de dos semanas, en una entrevista a RAC1, Marc André Ter Stegen reconoció que en su acción que precedió el gol de Pablo Hernández en Balaídos “no era necesario tomar tanto riesgo”. Como tampoco lo era en el recordado gol de San José en San Mamés cuando el alemán salió con demasiado ímpetu a rechazar un balón con la cabeza.
Ter Stegen aún debe calibrar el nivel de riesgo y en el proceso no es de extrañar que pueda cometer algún error, especialmente en la salida de balón. En su día Víctor Valdés también los tuvo, como en los dos goles que prácticamente regaló a David Villa cuando este jugaba en Valencia.
De ese clamoroso error, Luis Enrique manifestó en rueda de prensa que "Ter Stegen nos da mucho y no le vamos a matar". Porque es evidente que el club ha hecho una clara apuesta por el ex del Borussia Monchengladbach y que, si no ocurre nada extraño, se convertirá en el portero azulgrana de los próximos diez años.
De la misma forma, tal como dijo el técnico asturiano, es evidente que ter Stegen aporta en el juego y salva puntos. Juega con los pies pero sobre todo también para. Un ejemplo de eso fue el partido frente el Manchester City en el Camp Nou de este año. No era un partido fácil para él. Hacía justo dos semanas del partido en Balaídos y llegaba el primer gran partido de la temporada.
Mientras se iba recuperando progresivamente de su error anterior, demostró el gran portero que es con dos fabulosas paradas. La primera de ellas ante un disparo de Gundogan a bocajarro y en la segunda parte una buena mano abajo en otro chut cruzado de De Bruyne. Porque ante todo, Ter Stegen ha demostrado sobradamente su capacidad de rehacerse de sus errores y tener una gran fortaleza mental.
Y ante todo esto, cabe recordar que sigue teniendo el récord de pases buenos de un portero realizados en un partido de la Liga. Fueron 52 de un total de 61 probados, que realizaban una efectividad de más del 82%. Posiblemente este caerá tarde o temprano, y no me extrañaría que lo batiera él mismo.