Con la Copa del Rey en el horizonte, Alavés y Leganés salían con todo su arsenal. Abelardo y Garitano olvidaron los compromisos coperos y pusieron sobre la mesa a sus piezas más importantes. Mendizorroza había sido un fortín las últimas jornadas, el Leganés no lo asaltó, pero salió de él con un punto trascendental.

El cuadro visitante entró de lleno en el partido, controlando el balón con El Zhar dando apoyos constantes y oxigenando el juego. El Alavés, que por el momento no había despertado, se limitaba a defender y buscar peligro mediante acciones rápidas por la banda derecha. Con tranquilidad e insistencia los babazorros fueron entrando en la dinámica del encuentro y pelearon la posesión. El Leganés se desinflaba con el paso de los minutos y las ocasiones blanquiazules eran más notables. Las bandas se hicieron protagonistas y el Alavés no tardó en apoderarse del esférico con posesiones más largas que culminaban en las manos de Cuéllar sin peligro alguno.

Garitano advertía a sus muchachos de la superioridad local y exigía una reacción inmediata. Sin apoyos para El Zhar, frente a unas líneas muy juntas los ataques pepineros hacían aguas por todos lados. Mientras tanto, Pedraza aprovechaba su velocidad para crear espacios y buscar la conexión con Munir. Antes del descanso, El Zhar se plantaba delante de Pacheco tras un gran pase entre líneas de Beauvue. El jugador sacó su cañón y estrelló el balón sobre el cuerpo del guardameta, acción de la que se estaría arrepintiendo en vestuarios, ya que hubiese cambiado la historia que estaba por venir. Con las tablas en el marcador se llegaba al medio tiempo.

Como terminó la primera parte comenzó la segunda. Pasado el primer minuto de juego, una falta de entendimiento entre la zaga pepinera y el asistente dejó solo a Guidetti. El sueco avanzó sin oposición, como si de un entrenamiento se tratase, y puso en bandeja el gol a Munir. Una jugada surrealista que provocó el enfado en territorio visitante.

Pero pareció no ser suficiente. De nuevo apareció el nórdico. Guidetti se colaba en las espaldas de la defensa madrileña y su disparo es despejado por Cuéllar. Pero ahí estaba Pedraza, que solo ante los tres palos no falló. Mendizorroza se caía al ritmo que lo hacía el ánimo del Leganés, que hace menos de una semana ya consiguió empatar un resultado similar ante el Betis.

El comienzo arrollador del Alavés pudo haber sido aún mayor si Munir  ​no hubiese pecado de codicioso. A pesar de los constantes avisos el Leganés no reaccionaba. Los goles habían sentado como un jarro de agua fría y el equipo estaba completamente congelado. Sin ataques peligrosos se encontró el Leganés con un penalti que le metía de nuevo en el partido. Gabriel lo transformó y el Leganés volvía a respirar aire fresco. Con 15 minutos por delante todo era posible. Ahora, las amenazas en ataque seguían por la misma línea, apenas se apreciaban.

El partido rozaba sus últimos minutos y Rodrigo Ely quiso ponerlo interesante. Un codazo fue suficiente para que el árbitro le mostrase el camino a vestuarios. Tras todo el revuelo provocado por la expulsión llegó el gol. La misma falta que dejó al Alavés con diez, fue aprovechada por Zaldúa, ​que no desaprovechó el regalo de Alexis y empató el partido. Los jugadores que vestían de verde celebraron el gol como si de una victoria se tratase, tras 90 minutos en los que su juego no fue muy vistoso dieron un paso más hacia su objetivo.

Así fue como el Leganés volvió a dar la vuelta a la tortilla por segunda vez esta semana con un resultado desfavorable. El reparto de puntos dejó dos situaciones totalmente enfrentadas. El enfado local con la actuación arbitral ante la felicidad del combinado visitante.