EL CD Leganés se presenta ante el partido contra Las Palmas con gran cantidad de dudas y sentimientos encontrados.
Como si de un globo de plástico se tratara, los pepineros, anteriormente rebosantes de aire tras vivir un periodo de exaltación desmedida: logrando vencer al Madrid en la Copa del Rey y dando un asombroso nivel en liga, derrotando holgadamente a rivales como el Villarreal o la Real Sociedad.
Dan lugar, ahora, a pensar que este globo llegó al máximo de su capacidad, y que semana a semana, a medida que se van sumando resultados negativos, va vaciándose. Y es que, parece que todo son problemas en las instalaciones pepineras. Los malos resultados vienen acompañados de numerosas críticas, hacia la habilidad goleadora del equipo y al rendimiento de algunos futbolistas.
A esto hay que sumarle el caso de inestabilidad que se da en el banquillo del Lega. Los últimos rumores de salida de Garitano han crispado a la afición y a los propios protagonistas de este relato, directiva y el propio entrenador, haciendo que esta situación no sea cómoda para nadie. No se sabe cómo acabará esta contienda, que denota por partes iguales recelo y temor, pero por el bien del club y del propio Garitano, debería ser cuanto antes.
Tomar aire y sobreponerse
Continuando con la misma analogía, el CD Leganés consta de dos opciones. Por un lado puede coger aire de nuevo y llenar el metafórico globo, a base de trabajo, constancia, solidez defensiva y confianza en poder seguir sumando buenos resultados, como ya ha demostrado en ocasiones atrás. Y por el otro, escoger el camino de la inestabilidad, permitiendo que factores que se encuentran fuera del terreno de juego, influyan en su fútbol. Dejando que este globo se disipe y haciendo que el trabajo llevado a cabo durante toda esta temporada no haya servido para nada.