Un homenaje de campeonato

El Levante se despidió de un año histórico en una emotiva ceremonia que juntó a los héroes del ascenso de 2004 con los de la presente temporada

Un homenaje de campeonato
Tres semanas después, el Levante pudo alzar al cielo de Valencia el trofeo | Foto: Levante UD
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Por Álvaro Ruiz Valero

Con el reconocimiento de propios y extraños. Tal y como empezó y transcurrió la temporada, también echó el cierre. Tras 41 jornadas de aquel gol de Jason en Soria, el Levante UD por fin pudo levantar el título que le acredita como campeón de LaLiga 123, hazaña que logró tres jornadas antes del final de la competición.

La fiesta, realmente, comenzó antes del partido ante el SD Huesca. El latente hermanamiento entre aficiones, que curiosamente compartían colores y sentimiento, inundó los aledaños de Orriols de cánticos, buen ambiente y camisetas azulgranas. Durante el partido, y a pesar de que el Levante vio cómo el Huesca remontaba el tanto inicial de Morales, el Ciutat de València fue la sede de un duelo del que todos salieron satisfechos y con algo que celebrar. Los locales, por su parte, cerraron la brillante temporada con una pancarta que presidía la grada de Levante Fans en los últimos minutos, y que simplemente decía "GRACIAS". A buen entendedor, con pocas palabras sobra, y todos los presentes eran conocedores del emotivo trasfondo del tifo que hacía recordar los momentos vividos a lo largo de los tantos y tantos partidos. Por su parte, los oscenses vivieron como locos el partido más importante de su historia al vencer y clasificarse para disputar por primera vez la promoción de ascenso a Primera.

El homenaje a los jugadores 

Una vez el árbitro consideró que el tiempo se había consumido, comenzó el homenaje de la afición a los jugadores y viceversa. Los aficionados aragoneses celebraban en la esquina de la afición visitante su histórica gesta mientras trabajadores del Levante preparaban todo para esa foto de los héroes del 2017. Tras saltar toda la plantilla al campo al reclamo de "gracias, Roger", "gracias, Jason", y así con todos, aparecieron Félix Carballo y Ettien, leyendas del equipo que consiguió el Preciado Ascenso en 2004 para otorgar a Pedro López el tan ansiado trofeo. El Ciutat, a oscuras excepto el foco que iluminaba a los jugadores y varios más que dejaban franjas azulgranas por el césped, vivía su última noche en Segunda División. Los jugadores comenzaron a dar la habitual vuelta de reconocimiento a todo el coliseo y recibieron aplausos de todos los granotas presentes.

No obstante, el momento emotivo se produjo cuando el videomarcador comenzó emitir imágenes de todos los goles anotados por los valencianos a lo largo de la temporada, incidiendo especialmente en el ya inolvidable tanto de Sergio Postigo ante el Real Oviedo que le valió el ascenso matemático al club a falta de seis jornadas. En ese momento, los jugadores levantinistas pasaban por delante de la grada visitante, de donde nadie se había movido al terminar el encuentro. Los protagonistas, que en un principio se alejaron de ese sector por precaución, recibieron un sonoro aplauso de los aficionados del Huesca y estos empezaron el grito de "campeones, campeones, oe, oe oe". Otra vez recibiendo el aplauso de los rivales, de nuevo el resto de aficiones rendidos a sus pies. La afición aragonesa se ganó con creces el corazón de muchos granotas y la simpatía y el apoyo de cara a esos Play-off de ascenso. Quizá sea por el hecho de que ambos tienen en sus entornos equipos que acaparan más los focos, porque son equipos humildes o por el simple hecho de llevar los mismos colores, pero entre las dos aficiones surgió un sentimiento de empatía y cariño pocas veces visto en el mundo del fútbol.

Fin de fiesta

Para terminar, los jugadores brindaron la copa a la grada situada entre Gol Alboraya y tribuna, la grada de Levante Fans. Una grada que ha sido el motor de la animación en el Ciutat de València y que se ha desplazado a casi todos los estadios para animar a su Levante. Esta vez fueron ellos los que recibieron el aplauso de los jugadores y del estadio entero, empezando por el speaker, que no dudó en agradecer y alabar la labor de esa grada de gente joven que vive por y para animar al equipo de los valencianos.

Una vez se volvieron a meter los jugadores en el vestuario, los levantinistas cedieron su feudo para que los futbolistas del Huesca pudieran volver a salir y celebrar con su afición la más que merecida clasificación y nueva ilusión: ascender. Todavía resuena por el Ciutat aquello de "el año que viene nos vemos otra vez".