Que Michel tiene mucho trabajo por delante es un hecho. En su debut como técnico rayista, el equipo mostró una cara mejor durante los primeros 45 minutos, pero en una mala segunda mitad cayó con un tanto de Dorado en su propia portería. En su estreno como míster, el ex jugador apostó por jugadores como Roberto Trashorras, Lass Bangoura o Patrick Ebert, que no contaban apenas para el anterior técnico, Rubén Baraja.
El planteamiento, un 4 2 3 1 con Javi Guerra como ariete y Ebert como enganche, dio al equipo otro aire y por unos minutos pareció recordar a viejos tiempos no muy lejanos donde el equipo madrileño asfixiaba a sus adversarios con el balón y con posesiones eternas. Sin embargo, fue solo durante un rato y el conjunto franjirrojo no tardó en ofrecer la cara que le ha llevado a lograr únicamente una victoria en los últimos diez choques.
Con una mala segunda mitad, y a pesar de que el Getafe no cuajó su mejor encuentro, los locales encerraron a los vallecanos a base de faltas laterales y saques de esquina, despejando como podía la zaga visitante ante el agobio azulón. Sin embargo, en una jugada a balón parado, Jorge Molina peinó el balón al segundo palo, donde Chechu Dorado, en un intento de despeje, lo introdujo en su propia portería. Tocado y hundido.
El trabajo de noventa minutos tirado al traste por el enésimo error defensivo, y que además, a la postre, supuso que con las victorias del UCAM y el Nastic de Tarragona el Rayo Vallecano acabe la jornada en los puestos de descenso a Segunda División B. Con tres derrotas consecutivas, un equipo hundido y una afición dolida y triste, el futuro de los vallecanos pinta muy negro, por lo que Michel y sus pupilos deberán ponerse manos a la obra para romper esa dinámica negativa y lograr salir de la zona caliente de la clasificación. El próximo duelo será frente al Reus, el próximo sábado y será la primera de las quince finales que le quedan a los rayistas de aquí hasta junio.