Martes de Carnaval y derbi guipuzcoano en Anoeta. A priori, una fiesta del fútbol para la comunidad, pero que acabó con demasiados protagonistas sobre el terreno de juego en un empate que, aunque hizo justicia en el marcador, fue cruel en el final para una Real a la que la inercia parecía que le iba a dar otra victoria sin demasiado merecimiento.

Pero al final fue un León, Pedro, el que se encargó de privar de que la Real durmiese en puestos Champions, aguando la celebración de los realistas. El gol del madrileño en el descuento cayó como un jarro de agua fría en Anoeta, a pesar de que los aficionados ya estuviesen empapados debido a la importante tromba que cayó sobre Anoeta. En este caso se encargó Undiano Mallenco de caldear los ánimos, ya que su carrusel de tarjetas encendió a la grada, tanto de uno como de otro equipo.

Undiano muestra una de las doce tarjetas amarillas que sacó en el encuentro. | Foto: La Liga
Undiano muestra una de las doce tarjetas amarillas que sacó en el encuentro. | Foto: La Liga

El Eibar, disfrazado de lobo

Salió el equipo armero a por todas, dispuesto a morder. Mendilibar planteó un partido al contrario de cómo lo hicieron los últimos rivales de la Real. El conjunto armero presionó arriba y buscó el fallo en la salida de balón, para después buscar el tanto con centros rasos al área defendida por Rulli. Así comenzaron a crear peligro, pero el meta argentino y la defensa local evitaban males mayores.

Pero presionar tan arriba tiene su contra, y es que cuando se sobrepasa la primera línea tienes mucho campo para correr. Eso lo aprovecharía Odriozola, que se vistió de Usain Bolt para doblar a Vela y poner un centro que Juanmi mandaría a la red aprovechando el resbalón de Ramis. El delantero malagueño dedicó el tanto a su recién fallecido paisano Pablo Ráez, lo que le costó una amarilla que, aunque bien mostrada por Undiano, grava en exceso un acto de solidaridad.

Juanmi muestra la camiseta de apoyo a Pablo Ráez, lo que le costó su primera amarilla. | Foto: La Liga
Juanmi muestra la camiseta de apoyo a Pablo Ráez, lo que le costó su primera amarilla. | Foto: La Liga

A pesar de estar por debajo en el marcador, el Eibar no se achantó y volvió a mostrar los dientes. Primero con una doble ocasión de Peña y Pedro León que se encargaron de desbaratar Rulli y Yuri, y después con el gol del empate. Escalante remataba un córner y volvía a poner las tablas con las que se llegaría al marcador.

Tres menos en la fiesta

Nada más comenzar la segunda parte, Lejeune veía la segunda amarilla por un manotazo sobre Xabi Prieto en un salto. El partido se ponía de cara para la Real Sociedad, que veía como podía jugar casi toda la segunda mitad con un hombre más, lo que desgastaría tremendamente a los eibarreses. Mendilibar recompuso al equipo como pudo, y aún con un hombre menos, crearon sus ocasiones de gol.

Cuando estaba a punto de cumplirse la hora de partido, Juanmi decidió irse del encuentro. El malagueño perdió un balón e intentó recuperarlo con ansia, tanta que le hizo agarrar a un jugador del Eibar en la búsqueda de la posesión. Amarilla por un error de infantiles, y roja. Las cosas se igualaban.

Entre sustituciones y más amonestaciones, llegó el momento en el que la Real pudo mancharse triunfadora del Carnaval. Iñigo protegió muy bien un balón dentro del área ante la salida de Yoel, que terminó derribando al de Ondarroa. Vela se encargó de transformar la pena máxima y de poner a los suyos por delante, aunque no sin provocar que otro se marchase de la fiesta. Mendilibar fue expulsado por las protestas.

Mendilibar saluda al cuarto árbitro tras su expulsión. | Foto: La Liga
Mendilibar saluda al cuarto árbitro tras su expulsión. | Foto: La Liga

Un León salva un punto

Ya por delante en el marcador, la Real se vino arriba y quiso terminar aumentando su renta. Primero fue Vela, que obligó a estirarse a Yoel con un chut fortísimo, y después Odriozola mandó el balón a la red lateral en otro disparo. Entre más amarillas, Eusebio realizó un cambio para perder tiempo, pero se olvidó del tercero, algo que pudo ser fatal.

Cuando ya parecía que los txuriurdin eran los triunfadores del martes de Carnaval, un cúmulo de errores y la aparición de un León terminaron con el sueño de dormir en posiciones de Champions. Tras una pérdida tonta, el Eibar se volcó arriba y colgó un balón, que se encargó de rematar el mediocentro armero. Rulli no acertó a atrapar ni a despejar el balón, que se le coló entre medio de las manos. Pedro León dio un punto a su equipo y le quitó tres a la Real, que tendrá que pasar la resaca con un mal sabor de boca.