Comenzaba valiente el equipo cadista, con ganas de revertir la situación y dar una alegría a una afición que necesita argumentos para creer que el ascenso es posible. Varios acercamientos peligrosos de Carlos Calvo y Lolo Plá lograron llevar el peligro al área murciana, pero no a su portería.

A los diez minutos de partido, una gran jugada de Salvi por banda derecha fue el acercamiento más peligroso de los cadistas, que se chocaron con la solidez defensiva de un UCAM atento a cada balón. Tuvieron que pasar doce minutos para que Carlos Calvo decidiera disparar desde la banda izquierda un libre directo para que Carranza pudiera cantar el “uy”.

Según corrían los minutos, era el UCAM quien iba tomando protagonismo y, la primera que tuvo, la metió. Cuando se cumplía la media hora de partido, un saque de esquina botado por Josán iba a caer, tras ser repelido por Cifuentes, al pecho de Pallarés, teniendo el nueve que empujarla en línea de gol para adelantar a su equipo.

Poco que contar tuvo la segunda mitad, en la que los gaditanos intentaban trenzar jugadas de ataque para buscar la igualada pero, como siempre, los universitarios fueron más sólidos y eficaces. Y tan eficaces fueron que en sesenta y seis, Manolo conectó una preciosa volea a la escuadra al aprovechar un balón perdido en la frontal del área.

El UCAM, conforme con el resultado que le hacía campeón del grupo cuarto, se centraron en proteger su portería y esperar que pasaran los minutos. Finalmente, enfado monumental de la grada con su equipo y celebración de campeonato del equipo de Salmerón.