Normalmente las crónicas que ustedes pueden leer siguen el partido y analizan el partido paso a paso, no va a ser el caso de una semana especial donde Minnesota encontró por primera vez en años la verdadera sensación de estar completos y en paz consigo mismos. Y todo paso por una demostración de poder en la primera parte pocas veces vista.

El ataque de los Minnesota Vikings no es extraordinario pero es funcional y Case Keenum lo está manejando realmente bien, con otro partido de más de doscientas yardas y la sensación de que podía jugar como quisiera (a pesar de un pase que en cualquier otro año habría sido interceptado). Esto unido a que Murray cada vez abre huecos con mayor facilidad y que la línea de ataque está poco a poco recuperándose permite ver a uno de los nombres en positivo del año a su mejor nivel.

Por otro lado está la defensa, la cual está decidida a demostrar que es una de las mejores unidades de toda la NFL. Y con partidos como el de ayer las pruebas están sobre la mesa, con posiblemente la mejor primera parte que se recuerda. No solo fue la intercepción de Kendricks para un Pick Six, también fue dejar a Bengals con solo cuarenta y dos yardas en lo que fue la mayor demostración de poder posible. Con 0-24 se llegó a un descanso donde ya parecía claro que Minnesota tenía la victoria y por tanto la división y el puesto de Playoffs asegurado.

La segunda parte tampoco fue distinta, con Terrence Newman llevándose una merecida intercepción y el equipo moviendo las cadenas sin ningún problema hasta poner el 0-34 con el que se llegaba al último cuarto, momento en el que el corazón de todos los aficionados de la NFL se alegró.

La vuelta del hijo pródigo

Mike Zimmer celebra con el propietario y los jugadores la división. Fuente: Minnesota Vikings
Mike Zimmer celebra con el propietario y los jugadores la división. Fuente: Minnesota Vikings

La NFL es una liga inhóspita, que se lo pregunten a Robert Griffin si no. Una vez te lesionas de gravedad tu carrera puede estar en el alero, lo cual le ocurrió a Teddy Bridgewater hace más de cuatrocientos días. Pasar de poder perder la pierna a poder volver a jugar es algo extraordinario, por mucho que su primer pase fuese una intercepción totalmente anecdotica y sin ningún tipo de trascendencia en el partido.

Uno de los momentos que reconcilia al aficionado con la NFL es ver a Case Keenum totalmente encendido en la banda pidiendo una ovación mayor para su compañero, el cual parte de la prensa ha pedido que le quite el puesto. Esta es la diferencia entre un equipo y una familia como la que parece montar Zimmer en su plantilla. De momento su segunda división en tres años es la definición de cómo el equipo ya no es un convidado de piedra en la fiesta de los Green Bay Packers, sino una fuerza a tener en cuenta.

Faltando aún la pelea por el bye las imágenes de la celebración del domingo pasado dieron cuenta de la ilusión con la que se vive este año ser el primer equipo que se clasifica para una Superbowl en su propia casa. Es de esperar que empiecen las rotaciones e incluso Bridgewater podría jugar contra titular frente a los Chicago Bears si está asegurado el bye.

Por otro lado los Bengals dan por terminada una era con esta derrota ya que Marvin Lewis ha decidido marcharse del equipo de Ohio después de quince temporadas. Este partido es un amargo recuerdo para el entrenador y un serio correctivo dado por su antiguo coordinador defensivo. Aún así sería rídiculo recordar por algo así al entrenador que consiguió sacar a Cincinnati de la más absoluta intranscendencia, llevándola incluso a Playoff.