Todos los equipos sueñan con ganar una Superbowl y más aún si puede ser en su estadio. Pero la maldición ha provocado que ni una sola vez un equipo local haya llegado a jugarla. Las únicas dos veces que ocurrió algo cercano fue cuando los 49ers jugaron la Superbowl XIX en el Stanford Stadium y Los Angeles Rams en el Coliseum de la ciudad angelina. En ambos casos los equipos jugaban en estadios que no eran sede de nadie, por lo que no es el caso de Minnesota.

La maldición puede resultar absurda (como todas) pero los equipos que han sido locales tienen un récord muy negativo, de cuarenta temporadas con una final en casa solo once equipos han acabado con un récord positivo. En este siglo pocos equipos han jugado Playoffs, en el año 2000 los Buccaneers solo lograron alcanzar la Wildcard, en el año 2014 los Cardinals cayeron también en la Wildcard y los Houston Texans en 2017 superaron la primera ronda para ser eliminados en los Patriots en el Divisional. Curiosamente la última vez que un equipo logró pasar una ronda antes de los Texans fue en 1998 los Miami Dolphins.

Los Vikings aún así pueden creer que la maldición no va con ellos, ya que nunca un equipo local había conseguido tener un bye, lo cual Minnesota podría lograr ganando los dos encuentros divisionales que le quedan. Los Vikings al menos no repetirán el camino de Falcons y Saints, equipos que venían como favoritos a sus SB en casa y acabaron teniendo una temporada verdaderamente desastrosa.

¿Pero tienen los Vikings opciones?

Como dicen las matemáticas dos negativos dan resultado positivo, situación a la cual se agarra el equipo norteño. Detrás de ellos llevan la maldición de 1969 (se dice que perdieron el anillo de campeones de la NFC), la cual le ha hecho perder cuatro Superbowls y los FG, primero el de Gary Anderson en una final conferencial con los Atlanta Falcons y de Blair Walsh en la Wildcard frente a los Seattle Seahawks.

Pero más allá de maldiciones y supersticiones, la realidad es que los Minnesota Vikings si tienen una verdadera opción de llegar a la Superbowl. Su defensa está funcionando a la perfección, siendo de las más consistentes en presión al QB y de las que menos yardas permiten tanto de carrera como de pase, lo cual las coloca como una de las principales aspirantes.

Pero su mayor avance es que el ataque también está cumpliendo su objetivo, mejorando en gran medida el juego de carrera gracias al nivel de Murray y McKinnon. El pase ha avanzado también con una línea ofensiva muy superior a la del año pasado y el enorme trabajo de Adam Thielen y Kyle Rudolph, los cuales han demostrado ser de gran ayuda para un QB como Case Keenum el cual también está teniendo el año de su vida.

No es el mejor equipo de la NFC, no tiene ni el mejor ataque ni posiblemente la mejor defensa pero Mike Zimmer está consiguiendo que todos sus jugadores cumplan a su mejor nivel. Sin estrellas, sin esperanzas en la primera semana pero con ganas de demostrar que tienen un puesto en la historia.  Así es como se construyen las mejores historias y es la primera opción real desde 2009 para el equipo del norte.