Es sólo la jornada 8, pero para más de una franquicia las posibilidades de que sus expectativas iniciales a principio de temporada se diluyeran tras este fin de semana, eran muy reales. Una de ellas eran los Eagles, a los que dos derrotas consecutivas dejaban muy tocados respecto a los otros competidores de la NFC por un puesto de playoff. Y como de costumbre, las urgencias suelen conllevar una mayor intensidad, algo que se tradujo en un partido mucho más completo por parte de los de Pennsylvania. Los Bills por su parte, se encontraban con un record de 5-1 que muy pocos vatizinaban pero que había logrado a base de un football aguerrido y duro en defensa, mientras el ataque se basaba en un empleo de las virtudes de su joven mariscal Josh Allen.

El encuentro comenzó con los locales mostrando su habitual potencia defensiva, frenando a los Eagles de forma consecutiva y limitando daños en la red-zone otorgando sólo 3 puntos en forma de field goals. La línea ofensiva Bill otorgaba bastante solidez al pocket y Allen disponía de tiempo y espacio incluso para aprovechar sus piernas y escapar de la presión convirtiendo primeros downs. Pese a ello, la secundaria de los Eagles parecía mostrarse más contundente de lo habitual y no era una máquina de permitir yardas de pase como de costumbre. Entonces, por fin apareció la línea defensiva de Philadelphia, a los que sus aficionados y sobretodo su coordinador defensivo Schwartz llevaban mucho esperando. Graham consiguió un fumble que el mismo recuperó y dejó a su equipo con una gran zona de campo tras el descanso. Desde entonces cambió el partido.

El ataque de Philadelphia se puso a correr como no lo había hecho en toda la temporada, Howard y especialmente el rookie Sanders, rompieron la línea de scrimmage para escaparse y conseguir un total de 258 yds de carrera, algo que revitalizó la ofensiva Eagle. La defensa, por su parte neutralizó todo el juego de carrera de los Bills que tan buenos resultados les había dado a lo largo del año y dejó al equipo local en 13 puntos totales.

31-13 fue el resultado final y gracias a él los Eagles respiran un poco más, poniendo ya los ojos en su siguiente rival, los Bears. Los Bills por su parte, dejan escapar una gran oportunidad de poner tierra de por medio en la AFC y afianzarse en la parte alta, ya que su calendario se va a ir endureciendo en las siguientes jornadas.