La carrera de Jerez de 1996 será recordada por su polémico desenlace, y no precisamente por todo lo sucedido en la última curva, sino también en las últimas dos vueltas. Los protagonistas por aquellos años eran Mick Doohan, el hombre a batir, y Àlex Crivillé, el eterno segundón del equipo Repsol. Pero también hubo otros protagonistas, en este caso el público.

Alex Crivillé, la sombra de Mick Doohan

Jerez fue esa temporada la cuarta cita del campeonato. Fue, como de costumbre, la cita inaugural de la gira europea. Hasta ese momento, Mick Doohan ya lideraba el campeonato, pero solo había logrado una victoria en las tres carreras anteriores, algo, aunque parezca increíble, inusual en el talentoso australiano.

Àlex Crivillé fue durante muchos años el escudero de Mick Doohan. Foto: RedBull

Àlex Crivillé no había empezado la temporada como esperaba, de hecho sufrió una caída en la primera cita, en Malasia, pero en la tercera carrera superó con creces a su compañero de equipo al quedar segundo, siendo Doohan sexto. Se comenzaba a dudar del rendimiento del australiano, tres carreras, ‘solo’ una victoria y dos veces fuera del pódium. La cuarta cita en Jerez quitaría esas dudas.

El australiano, de hecho, salía desde la pole. Con un carácter fuerte, el hasta el momento dos veces campeón de la categoría reina no hacía caso a la prensa, las críticas no les interesaban y hablaba en la pista. La primera fila de la parrilla la completaban Crivillé segundo, Okada tercero y Romboni cuarto. Por aquel entonces, las filas de parrilla estaban formadas por cuatro  pilotos.

Cuando ganar ya era un sueño

Crivillé ansiaba la victoria en casa, era algo con lo que soñaba. No lo había conseguido todavía y para un español, en aquellos años, ganar en 500cc en Jerez era como conseguir un título. Tan solo lo había conseguido Alberto Puig el año anterior, y precisamente por eso la grada estaba entusiasmada por repetirlo en 1996.

La salida fue, como de costumbre en 500cc, con caballitos incontrolables. Doohan no salió bien, mientras que Luca Cadalora y Crivillé se pusieron en cabeza. El brasileño Alex Barros se colocó en tercera posición, seguido por un Mick que se veía obligado a recortar distancias con Crivillé.

Cadalora y Crivillé se escapaban mientras que a Doohan se le resistía Barros. Conociendo al australiano, ver a su compañero liderando la carrera debía sacarle todo su mal genio. Conforme pasaban las vueltas, Crivillé abría un pequeño hueco respecto a Cadalora y Doohan, pero no lograba escaparse. 

Duelo Repsol hasta la última curva

Parecía una lucha hasta el final entre tres, pero finalmente Cadalora fue un espectador de lujo ante un duelo épico con dos pilotos de leyenda. Doohan-Crivillé, el mismo duelo, la misma historia. Crivillé no tenía otra cosa en mente que ganar. A falta de tres vueltas para el final, el español rozaba su sueño, lo tenía en la palma de su mano.

Durante las primeras vueltas, Crivillé, Cadalora y Doohan lideraban
Durante las primeras vueltas, Crivillé, Cadalora y Doohan lideraban la carrera. Foto: Twitter Box Repsol

Doohan rodaba incómodo, en unos sectores se acercaba a su compañero de equipo y en otros se alejaba demasiado. El australiano, a falta de pocas vueltas, veía imposible ganar la carrera con una pequeña brecha, sabía que se decidiría en la última vuelta.

Crivillé seguía a lo suyo, rodaba por instinto, una vuelta, y otra, y otra. Sin embargo, faltando dos para el final, parte del público de ‘peluqui’ saltó a la pista. Estaban eufóricos, y en principio eran pocos aficionados. Parecía controlable, pero durante la última vuelta, cuando la retransmisión volvió a dicha parte del circuito, la pista era una jungla. Personas en el piano, banderas en la grava, impotencia en seguridad. Todo era euforia y ya era demasiado tarde, era incontrolable.

El apoyo se convirtió en pesadilla

Desafortunadamente, Crivillé perdió en ese sector la pequeña ventaja que ganó durante las vueltas anteriores. Todo el esfuerzo se desvaneció, los que le habían apoyado durante todas esas vueltas le estaban zancadilleando al final. Su sueño se convirtió en una pesadilla. El catalán cortó, perdió la concentración, mientras que Doohan comenzaba a derrapar, parecía divertirse. El australiano se echó encima. Tan solo quedaban tres curvas y Doohan sabía dónde tenía que atacar.

Doohan se echó encima tras la invasión de pista. Foto: Getty Images

La actual curva ‘Jorge Lorenzo’, que en 1996 no tenía nombre, sentenciaría esta carrera. Doohan apuró la frenada, estaba en el interior y ganó la posición. Crivillé estaba por fuera y en el ápice de la curva, frustrado, abrió demasiado gas y tuvo una caída highside terrible. Ahí terminó el sueño de Crivillé.

El español, en la grava, se desquiciaba y miraba hacia ‘peluqui’. El australiano sonreía, sabía que ganar en este circuito al eterno rival era clave para el campeonato. Crivillé acudió a dirección de carrera, no se creía que no hubiesen sacado bandera roja.

"Esto no va a quedar así"

Doohan acudió al box del catalán, pedía retirar la reclamación de la bandera roja y, sospechosamente, ocurrió. Con esta victoria el australiano comenzaría a liderar con comodidad. “Esto no quedará así”, le dijo el australiano al sufrido Crivillé tras saber su reclamación, y así fue.

"Estoy convencido de que habría ganado si no llega haber gente en la pista"

El propio Crivillé declaró posteriormente que: "No es justo, estoy convencido de que habría ganado si no llega haber gente en la pista. Estuve a punto de atropellar a algunos y, al aflojar, Doohan pudo recuperar su desventaja y pasarme".

Al haber cruzado en la penúltima vuelta primero, en el caso de que se hubiese sacado bandera roja Crivillé habría sido el vencedor. Sin embargo, las presiones de Doohan en Repsol hicieron que se retirase la reclamación. Crivillé volvía a su sitio, despertó de su sueño, volvía a ser el segundo piloto de Honda.