En un domingo dónde todos los pilotos ya tenían presente a Márquez, que cumplía su Gran Premio número 200 con 77 victorias, 128 podios y 89 poles, como el principal rival y claro candidato a la victoria, Álex Rins quería batirse con los mejores de la categoría y optar a los primeros puestos para adelantar posición en la general.
En el Gran Premio Motorland de Aragón, Rins salía desde una posición retrasada y tenía que remontar rápidamente para lucirse ante la afición de casa. El problema de salir desde la cuarta fila de parrilla es que te encuentras en todo el bullicio y salvo que no hagas una gran salida y consigas adelantar posiciones, te vas a encontrar con una jauría en la que más de cinco pilotos buscan la misma trayectoria.
Exactamente esto es lo que le pasó al barcelonés en la primera vuelta. Con una buena salida en la que conseguía situarse octavo, los nervios y emociones le ganaron la partida a la cabeza. En la frenada de la curva número doce y con un pilotaje muy agresivo colisionó con el brasiloitaliano del Petronas; Franco Morbidelli dejándolo fuera de carrera al no poder salvar la caída, al que posteriormente al finalizar la prueba pediría disculpas en el box con espíritu deportivo. Mientras Rins se reincorporaba después de haberse salido de la trayectoria y retrasándose hasta la posición dieciocho, dirección de carrera investigaba el accidente en el que el #42 y el #21 se habían visto envueltos.
Cuando el de Suzuki empezaba su remontada y se hacía con la doceava plaza llegaba el indeseado mensaje de “long lap” que frenaría la carrera de Rins. No perdió posiciones puesto que su grupo perseguidor estaba bastante atrás, pero si perdió el suficiente tiempo como para que estos le dieran alcance.
En la vuelta número doce se encontró con Petrucci, con el que además de la novena posición también se jugaba entrar en el podio de la general. Tan solo dos puntos separaban al italiano del español antes de llegar a este Gran Premio de ser el tercer mejor piloto de MotoGP.
Con un alerón menos por el encontronazo que había tenido con Morbidelli en la primera vuelta, Rins llevaba vuelta tras vuelta peleando con sus rivales y con la desestabilidad que le provocaba la asimetría de su moto. Pero tras algunos adelantamientos, Álex consiguió llevarse el gato al agua y acabar por delante de Danilo tanto en carrera como en la general (#42 noveno y #09 doceavo a diferencia de un punto).
No es la primera vez que algún piloto provoca la caída de otro por el hambre de adelantar, el Gran Premio de Aragón 2019 como muchos otros abre el debate de hasta dónde se le permite al piloto llegar por una buena carrera. Qué se considera lance de carrera y qué se considera conducción imprudente. ¿Agresividad o forma de salvar una carrera?
Ningún extremo es bueno, siempre se ha dicho y MotoGP es un deporte de estrategia, valentía y cuerpo a cuerpo, pero no es un deporte de contacto. Hacer una acción como la que hizo Rins repetidas veces debería tener repercusiones más duras, ahí ya no vale un: es mi forma de pilotar o mi estrategia… no es una forma limpia. Pero siempre puede suceder que un piloto esté encendido por el ritmo que tiene y las posibilidades de hacer una buena carrera.
En algún momento puede suceder que pierda el control de su moto o no consiga entrar en el punto de frenado perfecto, pero casi a ciencia cierta que en momentos así los pilotos están más centrados en hacer su carrera que en lanzar a otro piloto al vacío. Si un piloto no da su 100%, si un piloto no demuestra la valentía de la que hablábamos antes que caracteriza al mundo de las dos ruedas, este deporte no sería verdadero y carecería de sentido.
Tirar a un rival al suelo tiene que tener consecuencias. Su carrera se acaba sin comerlo ni beberlo por una acción ajena. Los lances de carrera siempre han existido, existen y seguramente existirán por el mero hecho de que controlar una máquina a más de 200km/h a veces es ir más rápido que tu propio cerebro. Pero un lance de carrera no debería anular una buena carrera del piloto a ojos de los espectadores, a 200km/h donde la máquina va más rápido que tus pensamientos, se ponen también en juego las emociones y tiempos que a veces son imprecisos.