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El arte del motociclismo

Hacemos un repaso por los la unión de dos conceptos tan llamativos como el arte y el motociclismo, aunándolos y dando como resultado el análisis de todo aquello que hace que este deporte sea tan visual a los ojos del espectador.

El arte del motociclismo
Fuente: VAVEL España
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Por Lidia Salvador Díaz

Si nos paramos a mirar todo lo que hay a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que estamos rodeados de arte; los conceptos artísticos de lo sublime, lo pintoresco y lo bello son más que perceptibles por nuestros ojos en cada ocasión. Sin embargo, antes de nada, hemos de plantearnos la siguiente cuestión: ¿Qué es el arte?

Si nos vamos a la RAE, en esta se define el arte como “capacidad o habilidad para hacer algo”, así como también es una “manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado”, por lo que podemos afirmar que, efectivamente, el arte forma parte de nuestro día a día, en todas nuestras acciones, en las actividades que realizamos, en nuestras aficiones. Es por ello que nos centraremos en un arte en especial: el arte del motociclismo, y es que ¿Cómo no vamos a considerar arte un deporte en el que las trazadas, las frenadas, los adelantamientos y las rodillas al suelo hacen más que alusión al concepto artístico de lo bello mencionado con anterioridad?

Esa belleza que percibimos a través de nuestra mirada es la que hace que amemos este deporte, que la emoción esté presente desde el momento en el que el semáforo se apaga. El motociclismo es arte; bello y a la vez sublime, entendiendo este concepto último como atracción a lo que causa miedo: da miedo jugarse la vida a 300 kilómetros por hora, aunque, a decir verdad, para los pilotos no es así, y es que es su gran pasión; una forma de vida, una manera de hacer arte. Ellos, más bien, tienen miedo de perder, aun sabiendo que salen a pista para jugar al famoso “todo o nada”. Los pilotos están hechos de otra pasta, de una pasta especial con la que, al salir a pista, son capaces de hacer magia; de crear arte en cada vuelta, en cada curva con el cuerpo a cuerpo.

GP de Aragón 2010 | Foto: MotoGP.com
GP de Aragón 2010 | Foto: MotoGP.com

Los adelantamientos son arte: en ellos se muestra el movimiento, del mismo modo que Bernini lo hacía en sus esculturas, como en la representación escultórica del mito de Apolo y Dafne, en la que, pese a ser un bloque de mármol, el movimiento se capta a la perfección. Arte son también los adelantamientos que los pilotos realizan en cada carrera, como si fuese lo más sencillo del mundo cuando, en realidad, es de lo más complejo.

Apolo y Dafne, Gian Lorenzo Bernini
Apolo y Dafne, Gian Lorenzo Bernini

En el motociclismo, al igual que en el arte, todo está estudiado, todo se piensa milimétricamente con una finalidad en común: alcanzar la perfección, la grandiosidad; todos los pilotos quieren subirse a lo más alto del podio tras una carrera perfecta y agitar el champán, sintiéndose inmensos y rozando el cielo al alcanzar esa perfección que tanto buscan desde que son pequeños y comienzan a perseguir su sueño, una perfección equiparable al Moisés de Miguel Ángel, al cual tal y como comentaba su propio escultor, sólo le faltaba hablar de lo perfecto que era: “¿Por qué no hablas?”, le dijo el artista a la inmensa figura que tenía ante sus ojos dándole con un martillo en la rodilla, una vez finalizada y dejándola marcada para los restos.

Moisés de Miguel Ángel Buonarroti
Moisés de Miguel Ángel Buonarroti

Como vemos, el arte y el motociclismo van de la mano; la belleza y lo sublime están presentes en un deporte tan visual como es este mundo de las dos ruedas, del mismo modo que también está el concepto de lo pintoresco, entendido este como la naturaleza domesticada por el hombre. Claro ejemplo de esto son los circuitos: sus formas, pensadas estratégicamente para que sean conocidas con sólo ver la silueta del trazado, a un simple vistazo; el emplazamiento elegido, capaz de contrastar perfectamente con lo que rodea al circuito, todo ello manipulado tal y como el hombre desea.

Trazados como el de Jerez, actualmente conocido como Circuito de Jerez – Ángel Nieto, que tiene esa forma expresamente para emular un botijo, algo de lo más típico en Andalucía que casi es una seña de identidad. También Phillip Island que fue construido a escasos metros del mar creando un auténtico espectáculo visual en el que la unión del motociclismo con el océano de fondo y las gaviotas sobrevolando el trazado nos muestra una estampa digna de retener en nuestra retina, o el circuito de MotorLand Aragón, con su más que conocido muro que es una gran seña de identidad del trazado maño a lo largo y ancho del planeta, así como el mítico sacacorchos de Laguna Seca, diseñado expresamente para aportar la gran emoción que éste daba a las carreras: ¿Cómo olvidar el fantástico adelantamiento de Marc Márquez en su primer año en la categoría reina al gran Valentino Rossi en dicho punto del trazado, o la apasionante batalla entre Casey Stoner y el ‘46’ de la parrilla en 2008?, sacando el máximo partido de este punto del trazado de Laguna Seca, manteniéndonos sin pestañear mientras que el “asalto” se estaba desarrollando.

Sacacorchos de Laguna Seca, 2013 | Foto: MotoGP.com
Sacacorchos de Laguna Seca, 2013 | Foto: MotoGP.com

Por último, también podemos apreciar lo pintoresco en el trazado que ha sido la gran revelación para el campeonato del mundo de motociclismo en este año tan catastrófico: el circuito de Portimao, situado en Portugal, en el que la gran bajada situada especialmente en un punto del circuito nos quitó el hipo durante todo el fin de semana de gran premio, pareciendo que nuestros pilotos estaban montados en una montaña rusa en la que no se veía el final de la bajada, siendo un gran espectáculo para los aficionados del motociclismo que no podíamos hacer más que frotarnos los ojos ante tal maravilla, en ese juego de líneas y curvas que en cierto modo nos recuerda a la Noche estrellada de Van Gogh, donde el pintor francés jugó con la pincelada, creando un movimiento impresionante lleno de curvas que hacen de esta obra una de las más conocidas mundialmente.

Bajada de Portimao | Foto: MotoGP.com
Bajada de Portimao | Foto: MotoGP.com
La noche estrellada, Van Gogh | Foto: MoMA
La noche estrellada, Van Gogh | Foto: MoMA

Podríamos decir que todo está pensado para atraer al público, para llamar la atención y dejar boquiabierto incluso a aquellas personas que no son asiduas de este deporte: es un espectáculo en toda regla; un espectáculo lleno de arte que jamás deja de sorprender; una carrera nunca será igual a la siguiente: nunca nada será igual, y eso es lo interesante; la capacidad de expresar, de llamar la atención, de ganar seguidores y hacer que, con sólo ver los colores de cada piloto, sepamos a la perfección quién es quién.

Esta es la grandeza del motociclismo, un deporte en el que los circuitos están llenos de artistas que crean arte: los pilotos; capaces de crear su propia seña de identidad y ser reconocidos por su forma de pilotar, y de luchar por el sueño por el que tanto pelean a diario: hacer esos sueños realidad, y nosotros felices de poder apreciar ese arte que crean a lomos de sus motos, con tanto esfuerzo en el que, más que temerle al desenlace, disfrutan como si fuese lo último que hicieran en vida.