Los Saints extendieron su racha de victorias a ocho consecutivas tras derrotar en prórroga a unos peleones Redskins que acabaron pagando muy caros sus errores. Se les puso el partido de cara a los visitantes cuando Marshon Lattimore tuvo que abandonar el terreno de juego por lesión y la defensa de New Orleans se vino abajo. Chris Thompson, que se fracturó la tibia en la segunda mitad y tendrá que ser operado, abrió el marcador con una anotación aérea de 16 yardas. Ingram respondió con una gran carrera de treinta y seis yardas que se tradujo en seis puntos. Una carrera de una yarda de Perine en el segundo cuarto colocó el marcador al descanso en 17-13 para los visitantes.

El tercer cuarto se les dio de cine a los Redskins. El frente defensivo continuó asfixiando a Brees, y Cousins parecía encontrar desmarcado a todo el mundo. Sobre todo a Grant, que recibió un pase fantástico de Cousins que, telegrafiando el blitz, se plantó en el pocket y lanzó el balón a sabiendas de que iba a recibir varios golpes. El receptor estaba totalmente solo en campo rival y caminó hacia la pintura para subir los seis puntos al marcador. Con el último cuarto ya mediado, Cousins encontró a Sprinkle en la end zone y extendió la ventaja visitante a 31-16. Y entonces Drew Brees se puso la capa de superhéroe.

La brillantez del juego de carrera y la solidez de la nueva defensa están provocando que los Saints no tengan que depender tanto del brazo de su quarterback. Y gracias a eso se permiten el lujo de guardar la magia para los momentos en los que es realmente necesaria. Y lo fue en la jornada del domingo. Con quince puntos de desventaja y pocos minutos en el marcador, Brees se puso en marcha. La primera secuencia, en la que los Saints recorrieron 75 yardas en tres minutos, acabó con Josh Hill en la end zone recibiendo un pase de tres yardas. Con la posterior conversión de la patada, los locales entregaron el balón y pondrían sobre su unidad defensiva la responsabilidad de recuperar el balón.

La defensa, dura como ya casi apenas recordaban en la ciudad del sur de los Estados Unidos, cumplió y con dos minutos de reloj los Saints recibieron el ovoide. Cuarenta y ocho segundos después Alvin Kamara, en una jugada circense, hizo malabares con el balón antes de asegurar la recepción y cruzar la línea de gol para poner a su equipo a dos puntos en el marcador. Sería el propio corredor novato el que, en una jugada de carrera, conseguiría la anotación extra de dos puntos y empataría así el encuentro, mandándolo a la prórroga.

Los visitantes ganaron el sorteo y recibieron el balón, pero fueron nuevamente detenidos por la unidad defensiva local. Dos carreras de Ingram acortaron el campo y Will Lutz anotó un field goal para sellar la victoria. Octava consecutiva para unos Saints (8-2) que no ceden ante el acoso de los Panthers y mantienen la NFC Sur bajo llave. Los Redskins, a pesar de dejar muy buenas sensaciones en el terreno de juego, están viéndose frenados por errores tontos y sufriendo lesiones importantes para el equipo, y con un balance de 4-6 se despiden de sus opciones de postemporada.