Un día que comenzaba con malas noticias para los ciclistas españoles con el abandono de Antonio Pedrero que se romía tres costillas del costado derecho. Una mala noticia para el pelotón y el equipo Movistar que luchaba por ganar una etapa.
Por delante, un parón por la caída masiva de treinta corredores. Esteban Chaves, James Shaw, Romain Bardet, Louis Mentjes... Un día negro por las huellas de la caída que paralizaba la etapa durante quince minutos. En el momento del reinicio se volvía a producir diversos ataques por parte de corredores favoritos para la etapa.
Julian Alaphilipe, Giulio Ciccone, Juanpe López, Mikel Landa, Wout Poels, Jack Haig... muchos que tenían en mente ganar la etapa. Pero hoy no, era el día grande para el equipo Jumbo-Visma que tenía planes más grandes para la etapa.
El infierno de los Alpes
Desde el primer puerto se han puesto a tirar con un ritmo militar que iba desolgando a los ciclistas más débiles. Tanto es así que a falta de 50 kilómetros para meta y neutralizada la fuga más combativa de la jornada, comenzaba una carrera con la incógnita del ganador de etapa.
Movistar volvía a hacer de las suyas con Alex Aranburu y Gorka Izaguirre y Matteo Jorgenson sin resultado. El objetivo era aguantar hasta la subida infernal que prometía batalla. En el último descenso era el turno de Wout Van Aert que tomaba el mando de la carrera consciente del objetivo de la etapa.
La bonificación del Joux Planes
Si, hay que decirlo. Ambos equipos tienen un intenso pique deportivo. Cuando iniciaba las ascensión más dura que dejaba a corredores de la talla de Lance Armstrong hundido era el momento de los hombres fuertes de la carrera. Así es como en la primera subida se ponía a tirar Rafal Majka en un movimiento ilógico que dejaba tirados a Wilco Kelderman y Wout Van Aert.
El gigante verde parecía exhausto pero cargaba la pistola para asumir una nueva ascensión trepidante y coger el mando del grupo en el que se descolgaban Simon Yates y Pello Bilbao con un desaparecido Tomas Pidcock que se dejaba ocho minutos en meta.
Una agonía constante por el trabajo del grupo de neerlandeses que tenían el objetivo de mermar las fuerzas de todos los corredores. A falta de 50 kilómetros solo quedaban 20 corredores en el pelotón de elegidos. Un hecho que mostraba las mayores durezas de la etapa.
Con el desarrollo del último trabajo de Van Aert iban cediendo corredores que entraban en una crisis personal. Cuando quedaba Sepp Kuss se puso a tirar del kilómetro 7 al 3 en el que lanzaba su ataque Tadej Pogacar dejando a 20 metros al líder.
Hasta 8 segundos que pudo cerrar en dos kilómetros el maillot amarillo que no sabe rendirse. Preparaban el sprint y sorprendía el ataque de Jonas Vingegaard que le robaba la cartera al ciclista esloveno. Antes de iniciar la bajada conectaba Carlos Rodríguez con ellos.
El corredor revelación
Se ha ganado el respeto de todos. Ya que los dos candidatos al maillot amarillo se quedaban mirando y el propio Carlos Rodríguez se lanzaba en la bajada buscando la etapa a falta de seis kilómetros. Pogacar buscaba la bonificación y el propio Adam Yates buscaba interceptar al escapado.
Con 5 segundos de diferencia y sin frenar para celebrar la victoria marcaba diferencias y mostraba sus cartas después de sufrir en el puerto del Grand Colombier. Conquista el podium con un segundo de ventaja a Jai Hindley que cedía en las primeras curvas del puerto. También influencia de la caída masiva.
Así con esa garra el españo demuestra su capacidad física ganando la etapa reina y demostrando que puede dar mucho. Tiene la mentalidad de un veterano y ha corrido con mucha cabeza para lograr uno de sus objetivos principales.
En línea de meta reconocía el trabajo de todos sus compañeros. Segunda victoria consecutiva de Ineos en los Alpes que suma y sigue. Si consiguen el podium tendremos a un Carlos Rodríguez como la gran referencia de los próximos años en la historia ciclista de España.