Hay muchos entendidos en el mundo del fútbol que dicen que, si no has formado parte del propio mundo, no entiendes lo que significa realmente este deporte, no entiendes qué se cuece dentro del balompié. Quizás empujados por este conocimiento, son varios los jugadores que buscan encontrar fortuna como entrenadores una vez retirados de la élite como futbolistas.

Un ejemplo de tantos es el de Gerard López. El exjugador de Valencia y Barcelona, entre otros, echó la vista atrás ante los medios oficiales de LaLiga para recordar su carrera futbolística, la cual recuerda con mucho cariño, empezando por la etapa en el Valencia: "Toda aquella generación de futbolistas tuvimos la posibilidad de firmar con grandes equipos, como el Piojo López, Mendieta... Todos comandados por Cúper. Allí se me abrió la posibilidad de volver a casa. El estrés y las lesiones, sin embargo, hicieron que no tuviera continuidad. Es una desgracia, y es algo en lo que piensas mucho, pero también piensas que fui un privilegiado de vivir tantos años en Primera División con experiencias tan bonitas".

Gerard admite la frustración con la que se tuvo que retirar, ya que le hubiera gustado seguir corriendo por los terrenos de juego: "Con 32 años era un punto joven, me hubiera gustado alargar la carrera pero era consciente conmigo mismo. Tenía todas esas lesiones que comentaba antes y la sensación de que el cuerpo ya no iba a tanto, las rodillas ya me perjudicaban más, ya no tenía ese punto de velocidad necesario para jugar en el mundo profesional".

Para terminar, el entrenador del filial culé quiso remarcar cómo ha cambiado el fútbol, especialmente el formativo: "Hoy en día el fútbol es muy exigente, los chicos son muy jóvenes, creen que se pueden comer el mundo y hace falta mucha profesionalidad y madurez para dar este paso y asumir la presión que se les puede venir encima en poco tiempo. Especialmente aquí, que le damos mucha importancia a formar al jugador joven, que esté preparado para empezar a entrenar con el primer equipo y llamar la atención del entrenador".

También quiso ahondar en lo personal, en cómo lo vive él desde el banquillo: "Cada partido lo cojo como una experiencia muy gratificante, muy bonita, enfrentarme a entrenadores que muchos han estado en Primera. Es un privilegio compartir esta batalla táctica con ellos y para mí es un reto especial que afronto con la máxima ilusión del mundo. No voy a traicionar lo que nos ha hecho grandes como club, quiero que los chicos comprendan que entendemos el fútbol de una manera muy concreta y la vamos a llevar al límite que queremos nosotros".