Si hay una palabra que puede definir a Memphis Grizzlies es ‘raro’. Es un equipo que tiene noches en las que puede perder contra cualquiera de las otras 29 franquicias de la liga, y otras en las que es imparable. Alternando buenas y malas, este sábado llegó a un récord de 17-8 con un sorpresivo triunfo frente a Golden State Warriors por 110-89.

Lo inesperado no fue el festejo local, sino en la forma en la que se dio. El equipo de Steve Kerr estuvo muy lejos de sus estandartes ofensivos producto de un pegajoso, tedioso y más que ganador marcaje del dueño de casa. Tan sólo Kevin Durant (21 puntos y siete rebotes) fue el único jugador que mostró su habitual juego en la visita. Curry acertó tres triples en once intentos, mientras que Thompson ni siquiera tuvo la mano como está acostumbrado (4-14 de campo).

Con este gran despliegue defensivo, el local pudo festejar a partir de un buen trabajo en la pintura y sin la presencia de su estrella Michael Conley. El equipo de David Fizdale tuvo como mejor jugador a JaMychal Green, autor de un doble-doble con 14 puntos y 10 rebotes. Aunque la franquicia también tuvo a otros seis hombres en doble dígito anotador: Tony Allen (19), Marc Gasol (19), Troy Williams (11), Andrew Harrison (11), y los suplentes Jarrell Martin (13) y Zach Randolph (14).

Memphis logró una ventaja de 31-16 en el primer cuarto a base de buenas defensas y cortes al aro y desde entonces tuvo la ventaja en el juego. El local llegó a irse a una ventaja de treinta, aunque Golden State levantó su nivel ofensivo en la segunda mitad para maquillar el resultado.