El partido comenzó con circulación de ambos lados. En la previa se hablaba de un Independiente que esperaría a La Academia, pero lejos estuvo de ser el caso. Fue un partido parejo, con intenciones de salida por abajo por parte de ambos equipos.

Rápidamente el cotejo cambió de rumbo, principalmente desde lo fáctico. Con una espectacular chilena de Gabriel Hauche, quien volvía a ser titular luego de meses, el “demonio” puso a su equipo 1-0 arriba en el marcador. Una sana costumbre del delantero académico. Explotó el Cilindro y media Avellaneda. Independiente no estaba necesariamente siendo dominado, pero le faltó explosión en la parte ofensiva.

La chilena de Hauche que le dio la victoria a La Academia. Foto: Racing Club.
La chilena de Hauche que le dio la victoria a La Academia. Foto: Racing Club.

A partir del gol el equipo de Gago fue un relámpago. Se llevó por delante a su rival, y es por esto que a los 20´ consiguió un claro penal a favor. Falta contra Vecchio tras una muy buena jugada del ex Rosario Central. Fue aquí donde llegó el momento clave del encuentro. O Racing se ponía 2-0, estiraba la ventaja y se perfilaba como claro ganador; o el partido seguía abierto a que el Rojo empate. Sucedió lo segundo.

Enzo Copetti erró su penal. Un remate fuerte al palo derecho de Sosa, quién se había tirado hacía el lado contrario. El metal le negó el grito a las cincuenta mil personas que coparon el estadio. Racing le dio una vida más a su eterno rival. Y en el fútbol esta vida puede ser fundamental. Lo sabían Gago y compañía.

La primera mitad se cerró con un Independiente desconcertado, tratando de aprovechar cada pelota parada producto del poco juego entre líneas. Tuvo un cabezazo de Barreto, pero no mucho más. Por el lado de Racing, además del penal, generó otras chances de gol que el arquero y la poca puntería le denegaron. El clásico de Avellaneda seguía más abierto que nunca.

Jonathan Gómez debió remplazar a Vecchio por lesión. Foto: Racing Club
Jonathan Gómez debió remplazar a Vecchio por lesión. Foto: Racing Club

El local se aferró demasiado al 1-0 y el instinto de conservación apareció en el lado celeste y blanco de Avellaneda. Independiente fue el gran protagonista del segundo tiempo. Un Racing irreconocible si abrimos el manual de su entrenador. Pero los clásicos son partidos especiales, y el fundamentalismo se tiró a la basura.

A medida que pasaron los minutos el desarrollo del encuentro estaba claro. Independiente no dominó futbolísticamente a Racing, pero con el empuje le bastó para ser mejor que el equipo de Gago en la segunda mitad.

La entrada de Pozzo mejoró al equipo de Domínguez, y Mena sufrió por la banda derecha en diversas ocasiones. El visitante fue con amor y garra más que con calidad en la generación de juego. Pero no le alcanzó. Rapallini pitó el final y a todo el Cilindro poco le importo el funcionamiento de su equipo los segundos 45´.

Racing se llevó más que tres puntos. Salió victorioso del clásico de Avellaneda, algo que está empezando a ser costumbre. La Academia ganó cinco de los últimos seis clásicos y va en busca del campeonato.