Arribando a la mitad del campeonato 2014 del Turismo Carretera y haciendo un repaso por el camino ya recorrido, una clara conclusión salta a la vista: estamos en presencia de una importante crisis en el nivel de los espectáculos brindados. Las carreras, sin importar el escenario o las condiciones climatológicas, resultan lineales, monótonas, con muy pocos sobrepasos sobre todo en los puestos de vanguardia. Un claro ejemplo de ello es que en las siete pruebas disputadas este año, el vencedor lo hizo de punta o punta, lo que significa que no existió lucha alguna por el liderazgo. En otras oportunidades, como en La Pampa o Concepción del Uruguay, los nueve primeros puestos se mantuvieron congelados desde la primera hasta la última vuelta, resignando al público presente y a los televidentes a ver girar autos sin emoción alguna. Las situaciones descriptas han traído como consecuencia una considerable caída en el raiting de las transmisiones televisivas.

Conscientes de esta realidad, los miembros de la ACTC han tomado diversas medidas con la premisa de "mejorar los espectáculos", sin embargo las mismas no han alcanzado el efecto previsto y, en ciertos casos, han desvirtuado incluso a la actividad deportiva. La primera resolución, a principios del año pasado, fue la modificación del sistema de puntuación, brindando mayor cantidad de unidades por carrera y que cada puesto recibiera un puntaje diferente. Se pretendía así fomentar a los pilotos a arriesgar más, partiendo de la premisa de que cada posición ganada valía una unidad más en el campeonato. Sin embargo, el escaso distanciamiento en la escala de puntajes de los puestos de vanguardia y el temor a abandonar, el cual lógicamente se incrementó con más puntos en juego, llevaron a que los pilotos corrieran en forma más conservadora aún. Terminó dándose el efecto diametralmente opuesto al buscado.

También en 2013 se optó por retirar parte de las cargas aerodinámicas en la competencia disputada en Termas de Río Hondo, buscando autos más indóciles y difíciles de manejar, lo cual derivaría en mayor cantidad de errores. Pero lejos de lo esperado, la desaparición de la marca Chevrolet de los puestos de vanguardia y un despiste del piloto Nicolás Bonelli que derivó en la fractura de una de sus muñecas llevó a la ACTC a revocar su decisión a la competencia siguiente por cuestiones de seguridad.

Ya en este año se resolvió que tras los ingresos del pace car, las carreras se relancen en forma análoga a una largada, en filas de a dos y con semáforo. Pero nuevamente la medida fracasó. Consigo trajo incluso quejas de los pilotos en relación a que las distancias entre las filas no se respetan como en el arranque de la carrera y que este sistema no hace más que fomentar los toques que dejan a muchos autos rotos y fuera de competencia. Ésta última decisión incluso desvirtúa al deporte, penando a quien logra establecer una buena diferencia en pista en base a sus aptitudes y al trabajo de su equipo.

Una misma tónica se puede divisar en las diferentes resoluciones adoptadas por la ACTC y apunto a la falta de estudio y correcta instrumentación de las citadas medidas. Las mismas se toman de imprevisto, mirando al hoy y sin extrapolar al mañana. Se actúa tapando baches, se emparcha pero no se repara con miras a establecer una base para seguir creciendo. De esta forma se modifica el rumbo mes a mes, se afecta a la deportividad bajo el lema de salvar al espectáculo a toda costa, atacando al prestigio y la seriedad que esta categoría se supo ganar. Incluso se castiga a aquel que se destaca por sobre el resto para resguardar la paridad.

Medidas dentro del marco clásico del automovilismo son aquellas en las cuales no se ha incurrido. Extender la duración de las carreras, aumentando el desgaste de los autos, obligando a los mismos a tener que ingresar a boxes y dando pie al desarrollo de las diferentes estrategias de equipo, suena a una apuesta más que interesante. Pero los tiempos de la televisión son los que hoy día mandan y resulta difícil conseguir extenderlos, en un ambiente en donde prima el negocio por sobre el deporte.

Queda en manos de la ACTC la posibilidad de revertir esta realidad. Siendo la categoría de autos de turismo más longeva del mundo, el TC ha sabido salir en varias oportunidades de situaciones difíciles y confío en que lo logrará también en esta ocasión. Seriedad, planificación y compromiso serán herramientas claves para conseguirlo.