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Guía VAVEL NBA 2017/18: 'The Process' y la resurrección de Philadelphia 76ers

Tras años en las tinieblas, los Sixers lo tienen todo para volver a la cima con el que probablemente sea el mejor núcleo joven de la liga.

Guía VAVEL NBA 2017/18: 'The Process' y la resurrección de Philadelphia 76ers
La esperanza vuelve a Philadelphia de la mano de un 'Process' que los ha llevado hasta las tinieblas pero que les permite alzarse de nuevo. | Fotografía: Montaje de Álvaro García
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Por Santiago Arxé Carbona

Tan histórica como es la ciudad de Philadelphia, lo es su equipo. Una franquicia histórica, de esas que pertenecen al Olimpo y tienen algunas de las plantillas y jugadores  más míticos de la historia. Wilt Chamberlain, Julius Erving, Moses Malone, Charles Barkley, Maurice Cheeks… Y el último gran sixer, Allen Iverson.

Desde la marcha de The Answer, el equipo perdió su identidad. Es cierto que tuvieron algunos buenos años de la mano de Andre Iguodala, pero también lo es que nunca aspiraron a nada grande.

Iggy se marchó y los Sixers se quedaron sin su líder. Se cernía sobre Philadelphia una de las peores rachas de su historia. Cuatro años sin playoffs en los que su balance de victorias no dejó de caer en picado, hasta quedarse en diez victorias en 2016 y firmar la tercera peor temporada en la historia de la NBA.

Tras años sufriendo, entregados a una causa que parecía eterna, ha llegado la hora de que los Sixers se alcen y vuelvan a formar parte de esa élite que nunca debieron dejar. Porque Philadelphia es la ciudad de la ilusión, la ciudad donde todo puede hacerse realidad. The city of brotherly love.

La penitencia

Pese a que ahora se encuentran en una posición muy prometedora y con uno de los mejores núcleos jóvenes de la liga, el viaje de los Sixers hasta aquí ha sido tan arduo como desesperante. Se perdieron en las tinieblas, incapaces de ver la luz durante años. Ahora comienza su ascenso.

Los Sixers pasaron años en la parte más baja de la tabla, sufriendo, mientras tramaban un plan maestro para volver con un proyecto de futuro. Decidieron huir de la mediocridad hacia el desastre, para alzar el vuelo con más impulso.

Sam Hinkie. Él fue el hombre que ideó el plan. En una época en que, como en la vida misma, la clase alta se distanciaba cada vez más de los equipos de segunda línea, comprendió que no valía la pena luchar por entrar en playoffs. Con suerte, conseguirían entrar uno de cada dos años, solo para caer en primera o segunda ronda. Atrapados en la batalla por las últimas plazas de playoffs, algunas franquicias no tenían ni la capacidad de atraer jugadores, ni la de generarlos a través del draft.

Numerosos equipos se han quedado durante años en un bucle que les dificultaba cada vez más la salida. Un proceso que les llevaba, poco a poco, de la sexta plaza a la décima, solo para entonces caer en picado y reconstruir en el draft. “¿Para qué?”, pensaría, seguramente, el bueno de Hinkie. Si hay que descender al purgatorio, cuanto antes mejor.

Fue entonces cuando comenzó el suplicio. Se avecinaban temporadas que harían enrojecerse a cualquiera y que volverían locos a unos fans de los Sixers, que aún no comprenderían lo que Hinkie tenía en su cabeza. Temporadas en las que se acumulaban las elecciones de draft y desaparecía el poco talento que tenían en Philadelphia.

'The Process' no podría entenderse sin San Hinkie. | Fotografía: Bill Streicher / USA TODAY Sports

A base de terminar en lo más profundo de la tabla, los Sixers conseguían buenas elecciones propias, mientras traspasaban algunos de sus mejores jugadores para conseguir elecciones de otros equipos en posiciones similares. Otros querían salvar la caída; los Sixers la abrazaban.

Los mandamientos de Hinkie

El General Manager de los Sixers tenía un particular pero lícito enfoque de la reconstrucción. Tanto a la hora de hacer traspasos, como cuando tocaba elegir en el draft, Hinkie sobresalía de los demás.

Como si de su código moral personal se tratase, el director de operaciones de Philadelphia tenía una serie de normas personales que seguía cada vez que debía tomar una decisión seria.

– Siempre escogerás al mejor jugador posible.
– Perderás por una causa mayor.
– Tu penitencia será recompensada en la lotería.

Todos y cada uno de estos puntos han sido bases de un proceso de reconstrucción que, hasta que no comenzó a dar sus frutos, desquició a cualquier aficionado en Philadelphia. Desde escoger a jugadores lesionados en el draft a perder la friolera de 72 partidos en una temporada, todo fue una maniobra tan magistral como incomprendida de Hinkie.

La siembra

Tras la marcha de Iguodala, los Sixers consiguieron salvar los muebles y quedar novenos en la Conferencia Este, pero su pésimo balance de 34 victorias y 48 derrotas en la temporada 2012/13 les hizo poner en marcha el plan. Empezaba The Process.

Todo comenzó poco después del Draft de 2013, cuando Hinkie realizó el traspaso más importante de los Sixers. En un movimiento que muchos tacharon de locura, Philadelphia traspasó a Jrue Holiday, el mejor jugador del equipo, y Pierre Jackson a los Pelicans por Nerlens Noel y una elección de primera ronda en 2014.

Noel arrastraba problemas en su rodilla desde la universidad, lo que le hizo caer hasta la sexta elección del draft. Pese a ser uno de los tres mejores talentos de aquel año, el miedo y las dudas con su situación física permitieron a los Sixers hacerse con él en lo que fue una gran apuesta.

Pese a intentar que Nerlens pudiese jugar, el pívot se perdió toda su primera temporada y colaboró, sin quererlo, en el inicio del plan de Hinkie. En una gran caída en picado, los Sixers se quedaron en 19 victorias y se convirtieron en el segundo peor equipo del Este y de la liga.

En una lotería más que esperanzadora para los Sixers, los de Philadelphia se hicieron con la tercera y la décima elección de primera ronda (proveniente de New Orleans Pelicans) de un draft de 2014 más que esperanzador. Poco a poco, el plan de Hinkie iba tomando forma.

El hombre que lo empezó y el que acuñó 'the Process' | Fotografía: Bill Streicher / USA TODAY Sports

Con la tercera elección, los Sixers volvieron a tirarse a la piscina y seleccionaron a Joel Embiid, el mayor talento disponible, pese a saber que no podría jugar en su primera temporada. No importaba, Hinkie seguía sus mandamientos. En el décimo puesto escogieron a un Elfrid Payton al que traspasarían esa misma noche a los Magic a cambio de Dario Saric, una segunda ronda de 2015 y una primera ronda de 2017.

Cambiar la décima elección por un jugador que seguiría jugando en Europa y dos elecciones para años futuros no parecía el mejor movimiento posible. La gente comenzaba a dudar y Hinkie notaba la presión. Pero no podía abandonar.

Otra temporada desastrosa se avecinaba, esta vez con 18 victorias. Sin embargo, eso es lo que querían los Sixers. Aún no valía la pena ganar, y ellos lo sabían. Es por eso que, en medio de la temporada 2014/15, no dudaron ni un segundo en traspasar a Michael Carter-Williams por una elección de los Lakers que aún mantienen a día de hoy y que se hará efectiva en el Draft de 2018.

Se preparaban, otra vez más, para una lotería que debía darles otro empujón. Otra vez con la tercera elección, escogieron a Jahlil Okafor, uno de los jugadores con mejor pinta de aquel draft. De nuevo, Hinkie se acogió a sus particulares mandamientos y seleccionó a otro pívot. Pese a la sobrecarga en esa zona de la pista, no dudó ni un segundo y volvió a mostrar su firmeza y confianza.

En su último gran traspaso, realizado en 2015, Hinkie envió a Gudaitic y Mitrovic a Sacramento a cambio de Carl Landry, Nik Stauskas, Jason Thompson, una primera ronda de 2019 y los derechos de intercambiar las elecciones en 2016 y 2017 con los Kings.

Embiid y Okafor fueron dos arriesgadas apuestas de los Sixers. | Fotografía: Bill Streicher / USA TODAY Sports
Embiid y Okafor fueron dos arriesgadas apuestas de los Sixers. | Fotografía: Bill Streicher / USA TODAY Sports
 

Por desgracia para los Sixers, Okafor no fue capaz de de dar el golpe de efecto deseado, además de jugar a un nivel muy inferior al esperado. Las pocas ganas que mostraba de luchar por la franquicia hicieron que su compromiso estuviese siempre en duda. Igual que Jahlil, se paseaban los Sixers por los estadios, firmando una temporada para el olvido en la que solo consiguieron diez victorias.

Las decisiones de Hinkie eran cada vez más cuestionadas en Philadelphia y, aunque él aún no lo supiese, se le estaba acabando el tiempo. Pero ya no importaba. Había cumplido su cometido.

Jugadores y elecciones de draft volaron de un lado a otro durante el mandato de Hinkie. Un mandato que acabó en abril de 2016 tras firmar una pésima temporada en la que 72 derrotas le condenaron. Un año y medio después se escucha un eco en Philadelphia. “Gracias,” dice la ciudad.

Legado

Hoy, las sensaciones en Philadelphia son muy diferentes. Los movimientos realizados por Hinkie empiezan a dar sus frutos, y los que dejó preparados han florecido como él los planeó.

En la última temporada de Hinkie al manod, la de 2015/16, los Sixers terminaron con 72 derrotas y en lo más profundo de la tabla. Fue despedido, sí, pero esas diez victorias otorgaron a los Sixers la primera elección del Draft de 2016, con la que se hicieron nada más ni nada menos que con Ben Simmons, uno de los jugadores más deseados de los últimos tiempos.

Este movimiento, inmediato tras la marcha de Hinkie, no es el último que nace de su retorcida pero maravillosa mente. Y es que aquel primer traspaso, el del Draft de 2013, seguía trayendo cola. La elección de primera ronda que consiguieron, se convirtió en un Payton que, a su vez, se transformó en Saric y otra primera ronda para 2017.

El croata se ha convertido en uno de los líderes del equipo. Pero no menos importante fue la elección de 2017, la cual podían intercambiar con Sacramento gracias al traspaso en el que se hicieron, también, con Nik Stauskas. El rompecabezas no acaba ahí.

Gracias al traspaso de Michael Carter-Williams en medio de la temporada 2014/15, los Sixers también poseían una elección de primera ronda de los Lakers en 2018. Las piezas comenzaban, poco a poco, a encajar.

Llegó la lotería de 2017 y, con ella, una de las noches más especiales para The Process. Embiid, la cara más reconocible de los nuevos Sixers fue el encargado de representarlos. Y no pudo hacerlo mejor.

Los Sixers vivieron una lotería mágica. La elección que podían intercambiar con Sacramento les dejaba escoger terceros, pero eso ya no bastaba. Era la hora de darlo todo. Es por eso que decidieron enviar la tercera elección y la primera ronda de Lakers en 2018 a los Celtics a cambio de la primera elección del draft, con la que pudieron hacerse con Markelle Fultz.

Ben Simmons (25), Joel Embiid (21) y Markelle Fultz (20) forman el trío sobre el que se construirá el futuro en Philadelphia. | Fotografía: Charles Fox / Philly.com
Ben Simmons (25), Joel Embiid (21) y Markelle Fultz (20) forman el trío sobre el que se construirá el futuro en Philadelphia. | Fotografía: Charles Fox / Philly.com

La cantidad de condiciones que existen en el traspaso con Boston hacen del mismo un verdadero dolor de cabeza. La elección de Lakers en 2018 será de los Celtics si cae entre las posiciones dos y cinco. Si eso no ocurre, los Sixers se quedarán con ella y enviarán a Massachusetts la elección más favorable en 2019 entre la suya propia o la de Sacramento. Sin embargo, si la más favorable fuese la primera posición, Philadelphia se quedaría con ella y entregaría la otra. Un traspaso al nivel de Hinkie.

En Philadelphia se pasaron años muy malos, sí, pero hoy se regocijan con todo lo conseguido por su antiguo General Manager. No pudo acabar su proceso porque no pudieron comprenderle, pero otros lo han hecho por él. Hinkie murió por esto.

El resurgir

Tanto durante el mandato de Hinkie como a posteriori, los Sixers han vivido un verdadero suplicio con las lesiones de sus promesas. Nerlens Noel se perdió toda su primera temporada, Embiid estuvo dos campañas sin competir, jugando 31 partidos en la tercera, y Simmons, por su parte, tampoco pudo disputar ni un minuto en su primer año.

Algunas de las lesiones ya las conocía todo el mundo y permitieron, justamente, que los Sixers se hicieran con esos jugadores. Tanto con Noel como con Embiid, Philadelphia tomó un gran riesgo y asumió las consecuencias. Con Simmons o la segunda  y tercera lesión de Embiid, sin embargo, la mala suerte de los Sixers volvió a actuar.

Pero los Sixers son maestros en este tipo de cosas. Se han endurecido y han aprendido mucho de unas temporadas tan complicadas como las que han pasado. Ahora, tras años de espera y sufrimiento, todos los miembros están listos para arrasar.

Cuentan, hoy por hoy, con una plantilla joven, talentosa y con mucho potencial, lista para luchar desde hoy mismo. Ben Simmons, Markelle Fultz y Joel Embiid son unos grandísimos jugadores con un talento espeluznante. Embiid ha demostrado ser uno de los mejores pívots de la liga cuando está sano, mientras Simmons y Fultz lo tienen todo conquistar la liga.

Saric demostró el año pasado tener una capacidad increíble a la hora de liderar a los Sixers, además de ser una gran ancla defensiva. Tienen, en Robert Covington, un especialista defensivo y un jugador aguerrido donde los haya. McConnell y Stauskas aportan garra y lucha desde el banquillo. Todos, menos Fultz y Simmons, los firmó Hinkie. Pero todos son fruto de su gestión. Absolutamente todos.

Joel Embiid y Dario Saric han sido los líderes de los Sixers en una esperanzadora temporada en la que el equipo ha comenzado a alzar el vuelo. | Fotografía: Mitchell Leff / Getty Images
Joel Embiid y Dario Saric han sido los líderes de los Sixers en una esperanzadora temporada en la que el equipo ha comenzado a alzar el vuelo. | Fotografía: Mitchell Leff / Getty Images

Los Sixers acumulan, además, una gran cantidad de contratos baratos. Ya sea por el gran número de jugadores jóvenes que poseen, aún en sus contratos de novato, como por la buena gestión a la hora de conseguir piezas válidas pero baratas, Philadelphia ha tenido un gran radio de acción este verano. El espacio salarial sobrante los dejaba en una posición de lujo para hacerse con cualquier pieza.

Con eso en mente, los Sixers lo dieron todo para hacerse con los servicios de J.J. Redick, un jugador veterano que encaja a la perfección en el sistema y puede hacer maravillas con los jóvenes. El escolta aporta calidad e intangibles a una plantilla a punto de explotar.

Juventud y veteranía se alían para devolver la esperanza a Philadelphia. The Process son los jóvenes, el draft, los traspasos de Hinkie... La ilusión de volver a la cima.

Los Sixers están, por fin, en una posición envidiable. Desprenden talento, calidad y juventud por los cuatro costados. Sus opciones son infinitas. En Philadelphia se preparan, por fin, para disfrutar de lo sufrido. Hinkie murió por esto.