El Giro de Lombardía produce, a la vez, dos sentimientos aparentemente adversos: emoción y tristeza. El quinto y último Monumento del año es siempre una de las carreras más emocionantes del año, pero su llegada supone también el final de la temporada World Tour, esperándonos tres meses de agonía hasta que las bicicletas vuelvan a rodar en Australia.

En 2015, La clásica de las hojas muertas recuperaba la dureza que mancó en la pasada edición con unos últimos 60 kilómetros con tres decisivas subidas: Colma di Sormano (cuyos últimos kilómetros son conocidos como Muro de Sormano debido a su excesiva dureza), Civiglio y San Fermo della Battaglia. El espectáculo estaba servido.

Antes del Muro de Sormano apenas quedaban una docena de ciclistas en grupo de principal. Mientras Kwiatkowski (EQS) o Wellens (LTS) estaban en la fuga, Gilbert (BMC) o Rui Costa (LAM) se quedaban sin opciones detrás. El descenso y la aproximación a Civiglio fueron rápidos, neutralizando al polaco del Etixx - Quick-Step, último superviviente de la fuga, a poco de empezar el penúltimo puerto del día.

Allí, Vincenzo Nibali (AST), que volvía al calendario World Tour tras ser descalificado en La Vuelta por agarrarse a un coche, empezó sus ataques. Sin embargo, Johan Esteban Chaves (OGE) respondía con aparente facilidad a sus movimientos. Detrás, Dani Moreno (KAT) llevaba a los demás de vuelta al italiano y al colombiano. Coronado Civiglio, se auguraban unos kilómetros de llevadero descenso hasta San Fermo della Battaglia. Pero Nibali no quiso esperar. Y atacó en el descenso.

Y el Tiburón se quitó la espina

Nadie supo responderle. Y mientras detrás había dudas, Nibali daba un recital descendiendo, distanciándose hasta en 45 segundos de los demás. Ya en el último puerto de Il Lombardía, Dani Moreno y Thibaut Pinot (FDJ) dejaban al resto de favoritos detrás. El madrileño, en su última carrera con el conjunto ruso, llegó a quedarse a poco más de 10 segundos de Nibali, demostrando que, de no haber atacado el siciliano bajando Civiglio, podría haber ganado su primer Giro de Lombardía.

Y aquí acabó todo. En el descenso hacia Como, el Tiburón volvió a mostrarse intratable para poco después celebrar su primer Monumento acompañado de una apasionada afición italiana. Tenemos Nibali para rato.