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Niki Lauda, la leyenda austriaca

El tres veces campeón del mundo y director de Mercedes es una de las figuras más grandes del mundo del automovilismo.

Niki Lauda, la leyenda austriaca
Niki Lauda, la leyenda austriaca Foto: Mercedes AMG
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Por Álex Martin Noblejas

Andreas Nicolaus Lauda es un nombre que no a muchos les sonará, pero si se convierte en el apodo que ha llevado a lo largo de toda su carrera, 'Niki' Lauda, todo el mundo sabe de quien se está hablando. El tres veces campeón del mundo de Fórmula 1 es una de las mayores leyendas del mundo del deporte del motor. Uno de los directores de la escudería Mercedes ha superado uno de los accidentes más terribles de la historia del automovilismo, cuando se quemó la cara en el circuito de Nurbürgring, el conocido como "infierno verde", en 1976, cuando perseguía a su mayor rival dentro del mundo de las cuatro ruedas, el británico James Hunt. Los dos pilotos y sus escuderías, McLaren y Ferrari, establecieron una de las mayores rivalidades de la historia de la Fórmula 1, lo que da a hablar de la categoría con la que contaban ambos corredores a la hora de correr en los circuitos, dándolo todo hasta el final.

De hecho, su trayectoria, a la par que la de James Hunt, dio lugar a un biopic, una película dirigida por Ron Howard que habla de los inicios, tanto del piloto austriaco como de Hunt, desde la Fórmula 3 hasta su llegada a lo más alto del deporte del automovilismo, donde los dos corredores se convirtieron en campeones del mundo de la Fórmula 1. Lauda consiguió tres títulos mundiales, mientras que Hunt se hizo con un solo título, el de 1976, en uno de los enfrentamientos más vibrantes de toda la historia del deporte del motor, uno de los más arriesgados y apasionantes del deporte.

Lauda, una vida de pasión por el deporte

Nacido en la capital de Austria, Viena, el apellido Lauda siempre ha estado vinculado con las personas más acaudaladas de la sociedad. Niki no quiso seguir los pasos de su padre y abuelo, entre otros familiares, y apostó por el automovilismo. Comenzó en la Fórmula 3, a pesar de que su familia se opuso en todo momento a que se convirtiese en piloto de carreras, y en esa categoría ya empezó a destacar dos elementos que serían claves a lo largo de toda su trayectoria: su velocidad pura y dura y la rivalidad con el británico James Hunt, con el que se convertiría en una de las mayores rivalidades de la historia.

Lauda y Hunt, el ying y el yang

La búsqueda de más victorias y velocidad hicieron que Lauda ascendiese rápidamente a la Fórmula 2 europea. En la categoría inferior a la Fórmula 1, la máxima categoría del mundo del automovilismo, el piloto austriaco fue uno de los mejores en todas y cada una de las carreras que disputó. A pesar de su buen rendimiento, Niki Lauda quería más, y para ello compró una plaza en Fórmula 1 dentro del equipo March en 1971, tres años después de que comenzase su trayectoria en el mundo de las carreras, un mundo que era considerado para personas frívolas y poco estables, tanto emocional como mentalmente, debido a que se jugaban la vida sin importarles demasiado las consecuencias en las pistas en las que se disputaban las carreras, ya que no existían las medidas de seguridad que existen en la actualidad.

Lauda, con sus viejos rivales Foto: Mercedes AMG
Lauda, con sus viejos rivales Foto: Mercedes AMG

BRM y Regazzoni cambian la vida de Lauda

Después de marcharse de March, con pobres resultados, Lauda fichó por BRM, el equipo británico que estaba también pasando un mal momento económico. La escudería, y su compañero de equipo, Clay Regazzoni, cambiarían el devenir de la carrera de Niki Lauda. A pesar de que en su única temporada en el equipo su mejor resultado fue un quinto puesto en el Gran Premio de Bélgica, hacen que los grandes equipos se fijen en él para hacerse con sus servicios. Posteriormente, el regreso de Regazzoni a la Scuderia Ferrari, sería el cambio de vida para al vienés, que vería como su rendimiento mejoraría prácticamente de inmediato.

Ferrari y Lauda, una combinación ganadora

Ferrari renovó su pareja de pilotos, al traer de vuelta al suizo Clay Regazzoni y además reforzarse con un jovencísimo Niki Lauda, que afrontaba su tercera temporada en la Fórmula 1 en la escudería más laureada de la historia del motor. En su primera carrera con el equipo con sede en Maranello, Lauda quedó en una gran segunda posición lo que dio muestras de lo que iba a ser la trayectoria de uno de los mejores pilotos de la historia de la Fórmula 1, y uno de los mayores deportistas de la historia. Su primera victoria llegó en la misma temporada, en el Gran Premio de España, y además logró una segunda victoria, en el Gran Premio de Holanda. Quedó cuarto y con cinco podios, pero lejos de los mejores pilotos de la parrilla.

1975: explosión de Lauda y Ferrari

A pesar de que el comienzo de la temporada fue mediocre, con un sexto puesto y dos quintos puestos en las tres primeras carreras de la temporada, en el Gran Premio de Mónaco comenzó la primera de lo que serían tres victorias consecutivas, poniéndose como el máximo favorito para llevarse su primer Mundial de Fórmula 1. Las otras dos victorias llegarían en el Gran Premio de Bélgica y en el Gran Premio de Suecia, dejando atrás a todos sus rivales con un buen ritmo con la Scuderia Ferrari, que estaba cogiendo color después de unas temporadas en las que el equipo italiano no estaba en su mejor momento en las pistas.

Lauda, héroe en Ferrari Foto: Scuderia Ferrari
Lauda, héroe en Ferrari Foto: Scuderia Ferrari

El mejor, el campeón del mundo

Con otras dos victorias, cosechadas en las carreras disputadas en Francia y Estados Unidos, Lauda consiguió su primer campeonato del mundo de Fórmula 1 con ocho podios y 64 puntos y medio, devolviendo el triunfo y la gloria para Ferrari, una de las escuderías que más ha demostrado a lo largo de toda la historia de la Fórmula 1, e imponiéndose a Hunt, que con un coche inferior claramente al monoplaza de color rojo, llevó a Lauda y Ferrari hasta el límite, llevando todo hasta la última carrera, disputada en los Estados Unidos.

1976: la tragedia se apodera de Lauda

En una temporada clave para los intereses de Ferrari y de McLaren, el equipo británico se hizo con los servicios de James Hunt, que se quedó sin escudería cuando su anterior equipo se quedó sin patrocinadores y tuvo que quebrar. En los dos primeros Grandes Premios de la temporada, Lauda se aprovechó de un fallo hidráulico de Hunt en la primera carrera, y se hizo con dos victorias claras y buscada por parte del equipo Ferrari. En el resto de carreras de la primera parte de la temporada, Lauda y Ferrari fueron los grandes dominadores de la competición, siendo el líder destacado de la Fórmula 1, hasta que llegó la carrera en Nurbürgring, en el Gran Premio de Alemania, en el circuito calificado como el "infierno verde".

Nürburgring, un infierno para Lauda

En el trazado alemán, el Ferrari de Lauda se estrelló contra el muro, después de una salida de pista del austriaco. Rápidamente, el coche se quemó, pasando Lauda más de un minuto entre las llamas, abrasándose el rostro, y teniendo que recurrir a una delicada cirugía para reconstruir la cara del talentoso piloto. Apenas 40 días después, Lauda reapareció en el Gran Premio de Italia, en Monza, donde quedó en un meritorio cuarto puesto y alargó el campeonato. A pesar de su lucha, ante las escasas condiciones de visibilidad que había en el circuito de Suzuka, en el último Gran Premio de la temporada, hizo que optase por abandonar la carrera y le diese el título en bandeja a Hunt.

1977: regreso a lo más alto

En la posterior temporada, y en su última con Ferrari, Lauda quería demostrar que el terrible accidente sufrido en la anterior temporada no le había arrebatado sus ganas de competir y su ansia por ganar, lo que fue clave para hacerse con su segundo Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Sólo tres victorias consiguió en su último año con los italianos, que no le llegaron a perdonar que se retirase en el Gran Premio de Japón, y que les arrebató el título mundial en favor de James Hunt y de McLaren, sus más acérrimos rivales por llevarse los Campeonatos de Pilotos y Constructores. Una relación que nunca se arregló y que se rompió entre dos de las personalidades más grandes de la máxima categoría del automovilismo.

La eficiencia como modo de vida

Dentro de esa temporada, en la que además de los tres triunfos que conquistó a los mandos del Ferrari, consiguió Niki Lauda siete podios más, que hicieron que cosechase en 1977 diez podios, por lo tanto, la eficiencia austriaca fue una de las mejores y más grandes que se han visto dentro del deporte de la Fórmula 1. Con una de las mejores temporadas de siempre, Lauda cerró su fructífera etapa en Ferrari y se marchó directamente a otra de las grandes escuderías de la parrilla de la máxima categoría del deporte del motor, Brabham, que era suministrada por la marca de motores italiana Alfa Romeo.

En acción con Ferrari Foto: Fórmula 1
En acción con Ferrari Foto: Fórmula 1

La etapa en Brabham, decepcionante, y retirada prematura

Los dos años que corrió para la escudería australiana, fundada por otro de los grandes personajes dentro de la historia de la Fórmula 1, Jack Brabham, fueron de luces y sombras para Niki Lauda, que no recuperó el nivel que mostró dentro de la Scuderia Ferrari cuando fue parte del equipo italiano, y con el que no acabó nada bien después de uno de los mayores finales y con polémica dentro de la historia de la Fórmula 1. En su primera temporada terminó cuarto, y en la segunda acabó en decimocuarta posición, cosechando un muy pobre botín con solo cuatro puntos, siendo su peor temporada de siempre con un equipo de Fórmula 1, e incluso con los equipos de categorías inferiores, con los que despuntó antes de saltar con los mejores.

Los aviones, la otra gran pasión de Lauda

En 1978, con su primera retirada ya consumándose, Niki Lauda, que después de 1976 se convirtió en un gran aficionado en los aviones y en los vuelos privados, fundó su propia compañía aérea, Lauda Air. A pesar de su gran reputación después de sus triunfos en el Mundial de Fórmula 1, su compañía no tuvo el éxito que se esperaba con su categoría, y tuvo que regresar al deporte del motor, para recuperar y compensar las pérdidas que había generado su fracasado proyecto, pero, que en vez de abandonarlo, lo aparcó para recuperarlo más adelante, cuando se retirase definitivamente.

1982-85: McLaren Ford y un nuevo título

Después de su proyecto aeronáutico, Niki Lauda regresó a la Fórmula 1, esta vez de la mano de su equipo rival, McLaren Ford, quien le iba a ayudar a conseguir su tercer y último título mundial. En 1982, su primera temporada tras el regreso, solo consiguió tres podios y quedó en quinto puesto, algo meritorio, tras estar tres años sin competir en el máximo deporte del motor. A la siguiente temporada, en 1983, solo consiguió dos podios, en las primeras carreras de la temporada, y unos mediocres resultados le hicieron quedar en una discreta décima plaza, con solo 12 puntos, debido a los constantes abandonos que producía su McLaren Ford.

Lauda con McLaren Foto: Fórmula 1
Lauda con McLaren Foto: Fórmula 1

Despedida con oro y brillantes

Las últimas dos temporadas de Niki Lauda en la Fórmula 1 concluyeron con el tercer título mundial del piloto austriaco, esta vez a los mandos de una máquina británica, uno de sus mayores rivales históricos. En 1984, Lauda, a los mandos del McLaren Ford, consiguió cinco victorias y nueve podios, lo que le dio su último Campeonato del Mundo. En 1985, su último año, solo logró una victoria y se despidió del deporte de su vida con 14 puntos y una discreta décima posición, que no ha empañado con una brillante trayectoria de uno de los gigantes del mundo del automovilismo.