Torneo Metropolitano de 1981: el resurgir de Boca

15 de agosto de 1981, Argentina, Buenos Aires barrio de la Boca. Nadie andaba tranquilo ese día por el barrio, el tiempo pasaba lento, y aquella soleada jornada la gente poco a poco iba llenando las entrañas del Estadio Alberto J. Armando, “La Bombonera”. Boca se jugaba el título en casa contra Racing Club, el primero en 14 años.

Torneo Metropolitano de 1981: el resurgir de Boca
15 de agosto de 1981: Boca Juniors 1 - Racing Club 1. (Foto: www.trainga.net).
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Por Sergio Grande

Hacía seis días Maradona fallaba un penalti en la cancha de Rosario Central, el esférico golpeó en el travesaño con el arquero ya vendido, y Boca Juniors perdió el partido por 1-0, si el “Pelusa” hubiese acertado desde los 11 metros Boca salía campeón del Campeonato Metropolitano. El destino posponía el rendez-vous para la última jornada del campeonato, la número 34 que enfrentaría en la Bombonera a Boca Juniors frente a Racing Club, un empate valía a los xeneizes para ser campeones por delante de Ferro Carril Oeste.

Así empezó todo

Aquella temporada Boca Juniors no estaba en su mejor situación económicamente hablando y su nueva comisión directiva comandada por Martín Benito Noel tenía claro que debían revolucionar el mercado para formar un plantel de garantías capacitado para disputar el campeonato. El nuevo técnico sería Silvio Marzolini, un ídolo para el equipo azul y oro, que jugó 12 años en Boca donde es considerado el mejor lateral izquierdo del fútbol argentino. Junto con Marzolini se incorporaron jugadores de muchas garantías, volvió el arquero Carlos Rodríguez, regresaron también desde España Rigante, Trobbiani y Morete, se fichó a los uruguayos Escudero y Krasouski, como grandes estrellas vinieron Miguel Ángel Brindisi procedente de Huracán y Diego Armando Maradona que venía de Argentinos Juniors. Tuvieron que salir del equipo Osvaldo Santos, Rotondi, Salinas, Randazzo, Zanabria y Brondón, todos ellos rumbo a Argentinos Juniors por el pase de Maradona.

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Dos estrellas para Boca Juniors

Si preguntas a cualquier aficionado de Boca quién fue la estrella de aquel campeonato no podrían quedarse con ninguno, y situarían a Brindisi y Maradona en el mismo escalón, terminaron el torneo con 16 y 17 goles respectivamente, y siendo los estandartes de aquel Boca Juniors del año 81.

Miguel Ángel Brindisi llegó aquel año a Boca procedente de Huracán, como un jugador ya consagrado. En 1969 con solo 19 años ya era convocado por la selección, en 1973 se consagró campeón de la Primera División de Argentina con Huracán siendo el capitán del equipo, esa misma temporada fue elegido como segundo mejor jugador de Sudamérica por detrás de Pelé. En el año 76 había sido transferido a la UD Las Palmas, donde en tres años se convirtió en un ídolo para la afición insular, en 1979 regresó a Argentina, de nuevo para jugar en Huracán, y dos años más tarde fue transferido a Boca.

Brindisi era un centrocampista elegante y muy técnico, capaz de moverse en cualquier sector de la cancha. Movía la bola con ritmo haciendo que el equipo jugara como a le parecía oportuno y cuando hacía falta remataba con exquisitez mostrando dotes de nueve. Ese año 81 cogió el brazalete de capitán, se ganó el respeto del respetable de Boca y comenzó a jugar para alzar al equipo xeneize a la victoria.

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Por su parte Maradona, bautizado años más tarde por Víctor Hugo Morales como el “Barrilete Cósmico”, llegó a Boca con el cartel de estrella del momento en Argentina. El Pelusa contaba en el año 81 con 21 años, y ya en Argentinos Juniors había sido máximo goleador del Campeonato Metropolitano en tres ocasiones (1978, 1979 y 1980) y dos en el Campeonato Nacional (1979 y 1980).

Cuando Maradona decidió salir de Argentinos y dar un salto a un grande recibió la oferta más importante en términos monetarios por parte de River Plate, el equipo “millonario” le ofrecía ganar lo mismo que el jugador mejor pagado del plantel, Ubaldo Fillol. Pero Diego Armando quería jugar para Boca. El equipo azul y oro pasaba por una mala situación económica, por lo que solo pudo hacerse con “El Diez”, en calidad de cedido por un año y medio con opción de compra, este pase le costó a Boca Juniors la salida de 6 jugadores a Argentinos Juniors. Pero Maradona ya estaba en Boca y el equipo armado por el campeonato.

Los momentos de aquel año

El primer partido del Campeonato Metropolitano del 81 para Boca Juniors fue en Buenos Aires, en su cancha, frente a Talleres (Córdoba). Se jugó un 20 de febrero y el equipo porteño se alzó con un cómodo 4-1, marcaron Brindisi por partida doble, y Maradona, en papel de verdugo ejecutor, marcó dos de penal. Se presentía aquella mañana por el barrio de Boca que algo lindo estaba aún por venir.

En los primeros nueve partidos del torneo Boca ganó ocho y empato uno frente a Newell’s, se recuerda un victoria en la tercera jornada en la cancha de Huracán, cuando en el minuto 90, Brindisi anota para Boca para poner el 0-2, el que fuera capitán y símbolo de Huracán no lo celebró como mandan los cánones, y el tiempo de descuento fue una ovación rotunda y solemne por parte de los hinchas de Huracán, para el que ese día fue el rival, para Miguel Ángel Brindisi, “che, lo querían demasiado”.

Con esa racha de victorias, el 10 de abril del 81 llegaba el Superclásico, Boca-River en la Bombonera y ¡como llovía esa noche en Buenos Aires!,. La primera mitad fue dura, ambos equipos se emplearon al límite de lo legal y en el minuto 25 ambos jugaban ya con 10, Merlo por parte de River Plate y Escudero por parte de Boca fueron expulsados. En la reanudación el estadio se caía, por aquellas se veía el fútbol de pie y es difícil calcular cuanta gente había allí, parecían más de 100000 gargantas alentando a Boca. En el minuto 55 Maradona arranca desde el círculo central, deja sentados a dos que bien podrían haberse quedado allí jugando a las cartas, el siguiente defensa le lanza una patada, que bien valía una noche en el calabozo, no le alcanza, Maradona dispara, rechaza el portero, y Brindisi a placer ponía el 1-0 para Boca en el electrónico. 5 minutos después Brindisi recibe un balón en la frontal del área de River, controla, y en segundo toque la pone ajustada al palo, en el ángulo izquierdo, sin inmutarse, como si hiciera ese gol todas las mañanas en el pasillo de su casa, 2-0 para Boca y faltaba lo mejor.

En el minuto 55 Maradona arranca desde el círculo central, deja sentados a dos que bien podrían haberse quedado allí jugando a las cartas, el siguiente defensa le lanza una patada, que bien valía una noche en el calabozo, no le alcanza, Maradona dispara, rechaza el portero, y Brindisi a placer ponía el 1-0 para Boca en el electrónico.

Corría el minuto 67, Córdoba juega por el carril derecho hasta apurar línea de fondo, centra para Maradona que esperaba en el área, el pelusa con un sutil toque y acompañado de un movimiento de cintura, sienta al arquero “millonario” y se queda solo para empujarla, pero antes de meterla, decide jugar un poco con el central que intenta evitar el gol sobre la línea, le lanza dos amagos en un segundo hasta que decide colocar el esférico en el lado izquierdo de la puerta, en la malla lateral, como un gángster que tiene una metralleta en la mano, y mientras te grita “¡baila! dispara al suelo para que muevas los pies, eso hizo Maradona para poner el 3-0 aquella noche. Así lo narraba Víctor Hugo Morales, “gol de Boca, Maradona, Diego Armando Maradona, el mejor jugador de fútbol del mundo tras una jugada inolvidable de Córdoba que arrancó de izquierda a derecha, puso el centro para Maradona, la paro con la punta del zapato izquierdo y cuando le salió Fillol la enganchó, después pensó, que a la derecha, que a la izquierda, qué dónde la pongo y Maradona eligió tocarla abajo sobre el parante izquierdo que da a la vieja Casa Amarilla. Y les doy tanto y tantos datos, porque pasaran muchos años, y los hinchas de Boca seguirán hablando de este gol de Diego grande, Armando, más grande Maradona”.

En los siguientes 15 partidos tras el Superclásico, Boca cosechó una racha de 9 victorias3 empates y 3 derrotas, y ya se postulaba como principal candidato al título, pero aún restaban 8 jornadas. Cuando parecía que Boca lo tenía todo de cara, empató cuatro partidos consecutivos, el 28 de junio frene a Independiente, el 5 de julio frente a River en el Monumental, el 9 frente a Vélez, y el 12 frente a Argentinos Juniors. Ferro Carril Oeste recortaba distancias y el título peligraba, fue entonces cuando salieron a la luz los trapos sucios del equipo, la relación entre el entrenador Marzolini y Maradona era insostenible, el “10” tenía varias exigencias en cuanto a concentraciones y entrenamientos que no soportaba , Maradona quería hacer como venía haciendo en Argentinos, y Marzolini lo hacía entrenar y concentrarse como uno más. Además tras esos 4 empates consecutivos el equipo empezó a sufrir presiones y amenazas de “La 12”, la barra brava de Boca, esto desembocó en una aparición del jefe de la barra José Barritta, El Abuelo junto con varios integrantes de la hinchada entrando en el vestuario de Boca armados y exigiendo al equipo mejores resultados.

Victoria frente a Ferro Carril Oeste

Jornada 32 del Torneo Metropolitano, tras los cuatro empates consecutivos, Boca había perdido el margen que tenía sobre su más incesante perseguidor, Ferro Carril Oeste, y andaban por aquellas prácticamente emparejados a puntos, Boca dos arriba. El 02/08/1981, en la Bombonera se jugaba el Boca Juniors – Ferro Carril Oeste, el barrio de la Boca frente al barrio de Caballito de Buenos Aires.

El partido fue duro, los defensas del Ferro cosieron aquel día a Maradona, “lo cosieron boludo” que decía un viejo amigo. El partido iba encaminado al 0-0 hasta que en el minuto 80, Maradona la agarró, gambeteo y sentó a uno, tocándola con interior y el empeine de su bota izquierda y en carrera mete un pase de 20 metros como el que enhebra un aguja, y se la pone en el pie a Perotti que viene en desmarque diagonal. Hugo Osmar Perotti se zafa de su par y bate por bajo en disparo cruzado al arquero de Ferro Carril Oeste, la Bombonera se cae, literalmente, una avalancha de unas 30 personas en dirección al verde, pero el paraavalanchas aguantó ese día, y la tragedia se queda en anécdota.

Pitido final, Boca ganaba a Ferro Carril Oeste, aquel Ferro sería el equipo que más adelante saldría campeón de Argentina por dos veces. Invasión de campo. Un empate en la cancha de Rosario Central la próxima jornada y saldrían campeones.

El larguero del carajo

Ganando o empatando en la cancha de Rosario, Boca saldría campeón. Sin embargo el partido se fue complicando y parecía imposible que Boca pudiera abrir la lata aquel día, los rosarinos se defendieron como gato panza arriba, aquel día en Boulevard Avellaneda entre la Avenida Génova y el Paseo Ribereño, Boca perdería su oportunidad.

Un poco pasada la reanudación de la segunda parte, concretamente en el minuto 54, García de tiro libre marca para los rosarinos, a partir de ahí comienza el asedio de Boca. Ofensiva tras ofensiva los de Buenos Aires rozan el gol en varias ocasiones, sin embargo la pelota no entra. Hasta que en el minuto 76, Romero, el colegiado aquel día decreta la pena máxima a favor de Boca.

“Lo siento por los chicos que pensaron que nunca erraría un penal”

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Maradona será el encargado, el Pelusa coge tres pasos de carrera, mira el cuero, encara el balón, dispara y…al travesaño, era el primer penal que fallaba con la casaca azul y oro de Boca. La gente no se lo podía creer, y al final de aquel partido Diego Armando pidió disculpas “lo siento por los chicos que pensaron que nunca erraría un penal”.

Boca tendría que esperar una semana más, aquel día perdían contra Central y la gente andaba un poco más nerviosa, se lo jugarían en casa frente a Racing Club, una victoria y un empate les valían, pero hay si perdían… “no podrían volver a pasear por Buenos Aires, tendrían que largarse de Argentina boludo. Todo por el larguero carajo”.

La revancha del destino para el Dios del fútbol

15 de agosto del 81, no cabía ni medio alfiler aquel día en la Bombonera, y se escuchaba el himno del equipo xeneize por todo el país, la letra de Jesús Fernández Blanco despertaron a toda la Nación, “Boca es nuestro grito de amor. / Boca nunca teme a luchar/ Boca es entusiasmo y valor, Boca Juniors…a triunfar…”. Lluvia de confeti, tormenta azul y oro.

¡Qué partido el de aquel día!, más que un partido fue una batalla, en el minuto 5, Olartiocoechea por parte de Racing y Perotti por parte de Boca fueron expulsados tras una trifulca. El partido llevaba la misma tónica, y en el minuto 13 Córdoba (Boca Juniors), vió la roja directa por una entrada. Parecía que las aguas de calmaban, pero 3 minutos más tarde, Carrasco, jugador de Racing ve la roja por otras brusca entrada. Un poco más de cuarto de hora de juego y ya jugaban nueve contra nueve. “Che era otro fútbol”.

Pero faltaba una cosa en la primera parte, la revancha del destino para el Dios del fútbol. EL partido continuaba bronco y brusco, hasta que en el minuto 40 y tras un pase de Pasuzzi, Brindisi se encuentra solo, con la clase de un romántico se la pone de interior en pase al hueco a Maradona, en un toque, el astro argentino le tira un sombrero al arquero de Racing que lo arrasa sin compasión ¡penal! , decreta Gnecco, el árbitro. Maradona, que una jornada antes había enviado al larguero desde el punto de penalti, tenía ante sí la oportunidad, desde el mismo sitio de hacer a Boca campeón, solo a alguien de otro mundo los dioses le dan la oportunidad de redimirse de esta manera, literalmente una segunda oportunidad.

Y allí va Maradona, tres pasos de carrera, mira el cuero, encara el balón, dispara y engañando con el cuerpo al portero lanza con el interior a la derecha del arquero, a la izquierda de Dios, como decía Víctor Hugo Morales, “la soltó como una lágrima”.

Tres pasos de carrera, mira el cuero, encara el balón, dispara y engañando con el cuerpo al portero lanza con el interior a la derecha del arquero, a la izquierda de Dios, como decía Víctor Hugo Morales, “la soltó como una lágrima”.

La segunda parte fue dura, Boca defendió el resultado, en el 88 Roldán marcó el empate para Racing, y enmudeció la Bombonera, el barrio de la Boca por dos segundos, pero nadie los podía parar, y siguieron alentando, “vamos muchachos 3 minutos más”. En el 89, Pasuzzi fue expulsado, Boca jugaba con 8, pero ya daba igual. Fin del partido, invasión de campo, Boca era campeón del Torneo Metropolitano de 1981 y Maradona el mejor jugador del mundo. Aquel día descendía San Lorenzo de Almagro, el primero de los cinco grandes de Argentina en irse a la B.

Maradona tras el partido dijo: “Agradecido a la vida de poder vestir la camiseta de Boca”.

15 de agosto de 1981.