Se suele decir que un factor decisivo en el deporte es la ilusión, esa fuerza mental extra que hace sacar energías de donde no hay y que hace igualar todo aspecto cualitativo. A eso se agarran Gales y Bélgica, dos conjuntos de los que se esperaba mucho antes de que comenzase el torneo, pero de los que nadie pensaba que se encontrasen en esta situación de buscar un billete para unas semifinales que los belgas sí que han tocado, pero los británicos no.
Y es que, pese a que la historia galesa en este deporte ha sido siempre muy oscura, con 1958 como un año icónico y con una gran cantidad de jugadores prometedores que no cumplieron el sueño con la selección como Ryan Giggs o Gary Speed, una figura ha llegado para cambiar todo. Su nombre es Gareth Bale, y ha sido uno de los grandes artífices de la, pase lo que pase, gesta. Eso sí, el cuadro estimula para llegar aún más lejos.
Un equipo que tenía grandes ilusiones pero también una gran presión es Bélgica. Wilmots ha tenido que manejar una de las mejores generaciones del fútbol belga, que solo tiene precedente en los 80. El primer partido ante Italia trajo críticas demoledoras, pero los “diablos rojos” han ido de menos a más, y ya han cumplido el objetivo de llegar a cuartos. Ahora, tras la gran victoria ante Hungría, dan la sensación de ser una de las selecciones que mejor llegan en el aspecto físico, con un Eden Hazard que promete volver a dar espectáculo.
Al fin llega el brillo
2004. Gales llega a la repesca de clasificación para la Eurocopa 2004, siendo Rusia su rival. La euforia se desata moderadamente con el 0-0 de la ida en suelo ruso, pero un gol de Evseev en la vuelta acabó con todas las ilusiones. La Gales de Savage, Speed y Giggs se quedaba fuera de lo que hubiese sido su primera Eurocopa de la historia. Los medios eran contundentes: ¿cuándo, si lo consigue, volverá la selección galesa a una gran competición?
Esa pregunta, formulada por un periodista de la BBC, ya ha tenido respuesta. 2016 ha sido el retorno del sol a Gales, un país que en sentido futbolístico ha estado mermado por muchas lluvias desde 1958, año paleolítico en el balompié, en el cual los británicos disputaron el Mundial, cayendo ante la Brasil de Pelé que finalmente saldría campeona.
Han pasado 58 años exactos, y ahora los de Coleman vuelven a unos cuartos de final de una gran competición, sabedores de que puede ser su oportunidad de inmortalizarse en el fútbol mundial. Varias cosas hacen soñar. La gran imagen dada en la fase de grupos, cayendo ante Inglaterra por poco, ganando a Eslovaquia por la mínima y vengándose de Rusia con una goleada, sirvió como un camión de ilusión que consiguió atropellar a Irlanda del Norte de manera mínima.
Y ese gran papel tiene su base en un hombre que se lleva todas las portadas: Gareth Bale. Sus dos goles de falta allanaron el camino, y sin duda es el jugador referente en Gales. Hasta Coleman lo admitió en rueda de prensa. Eso sí, todo esto habría sido imposible sin la colaboración inefable de Joe Allen, uno de los mejores centrocampistas del torneo en cuanto a rendimiento, sin las llegadas de Aaron Ramsey desde segunda línea, sin la solidez de sus compañeros de la defensa y sin la inestimable ayuda de Hennessey bajo palos.
El otro gran motivo por lo que los galeses están soñando es la parte del cuadro por el cual les ha tocado competir. El llamado, popularmente, lado “fácil”, hace que la escalada hacía la final sea posible para Gales sin tener que encontrarse con bestias inhumanas, aunque sí con selecciones que también ven lo mismo que los galeses y que también están cargados de ilusión. Pero todo un país confía en una persona, cuál superhéroe. Los niños no leen ya cómics de Superman, sino que sueñan y quieren ser como Gareth Bale.
Tapando críticas
La derrota ante Italia fue una losa pesada para la espalda de Marc Wilmots. Los medios empezaron a cuestionar a los belgas e incluso a denominar a la selección belga como sobrevalorada, como una amalgama de jugadores inflados pero sin conexión alguna. Hazard, además, continuaba con su mediocre año del Chelsea, y no logró hacer nada ante los italianos, que se impusieron por 0-2.
Pero si hay algo seguro en el fútbol es que bastan tres partidos para que la balanza se desequilibre para el otro lado. Las victorias convincentes ante Irlanda, Suecia y Hungría, con goleadas a irlandeses y magiares incluidas, enterraron el escepticismo para devolver la ilusión. Bélgica volvió a sobreponerse a todo. Volvió a jugar bien, y volvió a confiar en sí mismo.
Todo ello gracias a un jugador previamente mencionado que estaba siendo sumamente criticado. Eden Hazard dio un recital ante Hungría, con asistencias, detalles de calidad y un gran gol que fue el broche a su gran noche. Kevin de Bruyne no tuvo que cargar con todo el peso del ataque, y su asociación con el ex del Lille, que vuelve a su antiguo estadio, dejó noqueada a Hungría. El único punto negativo fue el problema de cara a portería de Romelu Lukaku, que pese a ser uno de los máximos goleadores de la competición ha fallado muchas ocasiones.
Ahora llega el partido de Gales, marcado por dos acontecimientos fundamentales en el contexto. El primero, el lugar. El hecho de que el encuentro se juegue en Lille favorecerá la presencia de hinchas belgas en una cantidad espectacular, por la gran proximidad de la ciudad francesa con el país. El otro acontecimiento no es tan positivo: las bajas en defensa de jugadores sumamente importantes, como lo están siendo Vermaelen (sancionado) y Vertonghen (baja para lo que queda), mermaran al conjunto belga, con Wilmots pensando en Jordan Lukaku y Laurent Ciman como sustitutos en una zaga que ya ha tenido la baja importante de su capitán, de Vincent Kompany, antes de que comenzase la UEFA EURO 2016.
Otro tema a tratar para los "diablos rojos" será el planteamiento. Probablemente, los galeses esperaran atrás y obligarán a los belgas a emplear un juego estático, aspecto el cual Bélgica no domina y con el cual sufre mucho. Por lo tanto, será fundamental el papel de la línea de tres para perforar la zaga galesa, con la gran duda de cuál es el jugador ideal para hacerlo por la derecha, si Carrasco o Mertens. A priori, parece favorito para partir el del Atlético, pero no está nada claro.
Viejos conocidos
Ambas selecciones ya se conocen bien, pues incluso compartieron grupo en la clasificación y lo han compartido también en clasificaciones para Mundiales. El balance entre ambos está totalmente equilibrado, con ligera ventaja belga: cuatro triunfos galeses, tres empates y cinco victorias de Bélgica.
Convocatorias y onces probables
Gales:
Guardametas: Wayne Hennessey (Crystal Palace), Daniel Ward (Liverpool), Owain Fôn Williams (Inverness Caledonian Thistle).
Defensas: Chris Gunter (Reading), James Chester (West Brom), Ashley Williams (Swansea), Ben Davies (Tottenham Hotspur), Neil Taylor (Swansea), James Collins (West Ham), Jazz Richards (Fulham).
Centrocampistas: Joe Allen (Liverpool), Joe Ledley (Crystal Palace), Aaron Ramsey (Arsenal), Andy King (Leicester), David Edwards (Wolverhampton), Jonny Williams (Crystal Palace), David Vaughan (Nottingham Forest), George Williams (Fulham).
Delanteros: Gareth Bale (Real Madrid), Hal Robson-Kanu (Reading), Sam Vokes (Burnley), Simon Church (MK Dons), David Cotterill (Birmingham)
Bélgica:
Porteros: Thibaut Courtois (Chelsea), Jean-Francois Gillet (Mechelen), Simon Mignolet (Liverpool).
Defensas: Toby Alderweireld, Jan Verthonghen (lesionado), (Tottenham Hotspur), Thomas Vermaelen (sancionado para este partido) (Barcelona), Jason Denayer (Galatasaray), Jordan Lukaku (Ostende), Thomas Meunier (Brujas), Christian Kabasele (Genk), Laurent Ciman (Impact Montreal).
Mediocentros: Mousa Dembélé (Tottenham Hotspur), Axel Witsel (Zenit San Petersburgo), Radja Nainggolan (Roma), Marouane Fellaini (Manchester United).
Delanteros: Kevin De Bruyne (Manchester City), Yannick Carrasco (Atlético Madrid), Dries Mertens (Napoli), Romelu Lukaku (Everton), Christian Benteke (Liverpool), Michy Batshuayi (Olympique Marsella), Divock Origi (Liverpool), Eden Hazard (Chelsea).
