Con el sol como principal espectador, con la compañía de alguna que otra entrometida sombra y con el St. Mary's Stadium como escenario, Chelsea y Southampton se encargaron de abrir la jornada 34 de la Premier League. Uno, el conjunto de la costa sur, con la intención de escapar de la zona de roja; y otro, los londinenses, soñando con que la irregular campaña llegue a su fin.
Espejismo táctico
El encuentro, que sirvió de previa para el choque que los tendrá como protagonistas de las semifinales de FA Cup el próximo fin de semana, mostró un espejo táctico, ya que tanto los Blues como los Saints se pararon con un su habitual 5-4-1 que, naturalmente, en posición de ataque se transformó en un claro 3-4-3.
Tal fue el espejismo entre los equipos que, luego de unos intensos primeros veinte minutos de juego -un ida y vuelta constante, los jugadores dirigidos por Mark Hughes emularon al Chelsea modelo 2016/17 para hacer saltar de alegría a todos sus aficionados. El ex Blue Ryan Bertrand se vistió de Marcos Alonso, trepó por la banda izquierda ganándole la posición a Azpilicueta y tras llegar al fondo sacó un centro atrás para la llegada de Dusan Tadic. El serbio, en modo Eden Hazard, pisó el área aprovechando la pasividad de la defensa contraria, a la que tomó a contra pie, y con un sutil pero contundente toque puso arriba a su equipo.
El tanto de los Saints dejó de cara al sol todos los problemas de Chelsea, los mismos que mostró a lo largo de un temporada que lo apartó, a pesar de que todavía no finalizó, de la UEFA Champions League de la próxima campaña y que llevó a sembrar dudas sobre la continuidad de su entrenador, Antonio Conte, de nombres claves como los de Eden Hazard y Thibaut Courtois, e incluso sobre los recién llegados Tiémoué Bakayoko y Álvaro Morata.
La resurrección azul
En el complemento, al brillo del partido lo siguió entregando el resplandor del sol, pero el Southampton no quiso ser menos y dejó a Chelsea entre las sombras. Tras un comienzo donde los londinenses se plantaron el campo contrario, más por inercia que por ganas, los Saints volvieron a aprovecharse del momento anímico de su rival.
El joven Ward-Prowse sacó a relucir su buen pie y con un centro pasado tras un tiro libre dejó de cara al gol a Jan Bednarek. El central, que ingresó en soledad por detrás de toda la pasiva defensa de Chelsea, solo tuvo que colocar el pie para marcar el segundo y desatar otra vez la locura del St. Mary's.
El gol pareció despertar a un dormido Antonio Conte, que segundos más tarde sacó del campo de juego a Ávaro Morata y Davide Zappacosta y mandó a la acción a Olivier Giroud y Pedro. El doble cambio fue el elixir de la vida para Chelsea, y tuvo aroma francés.
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El primer síntoma de vida llegó tras un centro de Marcos Alonso desde la izquierda que conectó con la cabeza de Giroud. El francés hizo lo que no había brindado Morata en todo el encuentro, disputó el balón en las alturas, le ganó la posición a los centrales y con un cabezazo a la medida puso el descuento.
La segunda señal de vida arribó con una fórmula que le rindió mucho a lo largo de la temporada al equipo de Conte: Willian-Hazard. El extremos brasilero trepó por la izquierda y sacó un centro a media altura y en paralelo al arco de McCarthy. Allí apareció el 'Duque', quien tras un recorte y un disparo de zurda igualó inesperadamente el partido.
Pero aquella igualdad no fue todo, el destino tenía preparado un resurrección. Tras un lanzamiento de falta lanzado por parte Hazard, Azpilicueta logró mantener vivo el balón que, al caer, quedó a merced de Olivier Giroud. El francés no perdonó y en tan solo ocho minutos, y con la ayuda de los Santos, hizo revivir al Chelsea de Antonio Conte.
