Victoria muy merecida del combinado irlandés en un partido en el que fue superior a su rival, aunque tuvo que remontar un gol inicial de estos. Durante los 90 minutos se mostraron más dispuestos a llevarse la victoria, teniendo mayor número de ocasiones de peligro. Pero no fue hasta la segunda mitad, y para ser más concreto, los últimos minutos, cuando los europeos lograron la victoria definitiva.
Efectividad norteamericana
Desde el primer minuto quedó clara la intención del conjunto irlandés. Jugaban en casa y querían demostrar superioridad ante un combinado en pleno proceso de reconstrucción. El control del balón fue prácticamente del equipo europeo que mantuvo durante un tiempo al conjunto estadounidense en su propio campo, aunque sin apenas generarle acciones de peligro.
El combinado de las ‘Barras y estrellas’ se mantuvo con un sistema defensivo muy claro y sin dejar espacios. Esto provocó que por más que su rival se acercase a la portería ya que no logró imprimirle profundidad a sus acciones. La única acción fue un disparo desde fuera del área de McClean que Hamid tuvo que desviar.
No fue hasta pasado el minuto 20 cuando el combinado visitante empezó a tener sus primeras acciones sobre la portería de su rival, aunque apenas consiguió convertir estas en disparos claros. Las pocas ocasiones llegaron de un Tim Weah que estuvo muy activo, pero lo atrasadas que mantuvo las líneas su equipo, le dejó sin apenas opciones.
Hasta el final del encuentro, el balón cambio constantemente de un equipo a otro, sin que ninguno de ellos lograse hacerse con el mismo. Esta alternancia llevó a que el descanso se acercase con un resultado de empate.
Sin embargo, un una acción aislada de los norteamericanos que también significó su primer disparo a puerta, Estados Unidos logró adelantarse en el marcador. Fue en una acción a balón parado en la que Wood apareció libre de marca en el interior del área para tener que empujar el balón al fondo de la red.
Victoria in extremis
La Segunda mitad tuvo el inicio esperado. El conjunto local se volcó al ataque buscando un gol con el que llevar la igualdad al marcador. Durante muchos minutos mantuvo a su rival encerrado en campo propio, aunque la única forma de llevar peligro fue con acciones a balón parado. Fue de esa manera con la que aprovechando un error del guardameta para anotar ese gol tan deseado. El guardameta Hamid falló en una salida para despejar el balón y permitió a Burke recibir el balón en el área para anotar a portería vacía.
Durante los siguientes minutos, Irlanda aprovechó la dinámica positiva para mantener a su rival encerrado en su propio campo, pero eso no permitió que transformara el dominio en ocasiones de gol. De manera aislada y durante estos minutos, el conjunto visitante trató de sorprender a la contra, pero sus acciones apenas se acercaron a las inmediaciones del área.
Conforme fueron pasando los minutos, ambos conjuntos realizaron un carrusel de cambios con los que trataron de cambiar la dinámica del encuentro a su favor. Esto tuvo mayor repercusión en los visitantes que poco a poco fueron siendo más protagonistas con el balón, aunque no lograron convertir esto en ocasiones manifiestas de gol.
Los minutos finales fueron claramente para el equipo irlandés. Con un empate como visitante, los estadounidenses dieron el resultado por válido y se posicionaron a muy pocos metros de la portería. Esto provocó que a pesar de sus constantes intentonas, los locales no lograsen superar la defensa de esos.
Pero como hiciese su rival en la primera mitad, el equipo local insistió hasta el último minuto para conseguir marcar, algo que logró. Una buena acción individual de McClean permitió a Judge aprovecharse y a poca distancia de la portería disparo, consiguiendo anotar un gran gol con el que nada pudo hacer Hamid.
Con este tanto finalizó el amistoso con el que los irlandeses despidieron con honores a uno de sus mejores jugadores a lo largo de su historia, John O'Shea.