El morbo encumbra la previa de los partidos. Los dota de un interés diferencial al de un choque casual. Esa expectación pocos técnicos saben cautivarla de la forma en la que Pep Guardiola y José Mourinho lo hacen. Sus enfrentamientos son seña de identidad del fútbol moderno. El nuevo White Hart Line ponía en el escenario a dos equipos que se aventuran en la búsqueda de la Premier. Los londinenses llegaban con la candidatura bajo el brazo, situando en el terreno de juego a Lloris, Aurier, Alderweireld, Dier, Reguilon, Hojbjerg, Sissoko, Ndombele, Bergwijn, Son y Kane. Velocidad, físico y el sacrificio sellaba la tónica de los spurs. El City salía con la portería entre ceja y ceja, sedientos de posesión y con hambre en un feudo sumamente complicado. Ederson, Walker, Dias, Laporte, Cancelo, Rodrigo, De Bruyne, Mahrez, Bernardo, Torres y Jesus compondrían el esquema inicial de los citizens.

Oportunismo asiático

El descaro de una estrella en pleno nacimiento permitió que en los primeros instantes el balón se orientara hacia el flanco izquierdo. Ferran encaraba, apoyaba y descargaba sin pudor alguno. Las luces se fijaban en la izquierda, porque en el otro lado salió a relucir la picardía de un experimentado Son. El minuto 4 lucía sobre el marcador cuando a Ndombele se le ocurrió pivotar, acaparar las miradas y colocar un pase bombeado con el que Son rompió la espalda de la zaga y anotó el primero. El coreano finalizó con la frialdad que le caracteriza frente a Ederson. En la oscuridad quedó Kane, que, con dos simples pasitos hacia dentro, permitió arrastrar a los centrales y dejar una alfombra a su socio.

El movimiento de ruptura de Son fracturó la zaga citizen / FOTO: Premier League
El movimiento de ruptura de Son fracturó la zaga citizen / FOTO: Premier League

El gol despertó a Kevin de Bruyne y el City empezó a carburar. El belga sacó su navaja suiza a relucir y con ella su infinito repertorio. Gabriel salía de la jaula en busca de algo con lo que alimentarse. Encontró a De Bruyne como socio para atacar las líneas. Cuando se relamía los dientes apareció Alderweireld, que sacó la escopeta para interceptar al brasileño. El rechace cayó en los pies del omnipresente capitán sky blue, que disparó contra la espalda de su compañero, aún en el suelo dolido tras el robo al que había sido sometido.

Batallón infranqueable

Los Spurs aguantaban con el disfraz de víctima, pero con piel de depredador. Los espacios serían los raíles sobre los que correría su juego. Una triangulación de Bergwijn - Son – Kane llevó el 0-2 al Tottenham Stadium en fuera de juego del 9 británico. El linier constató su invalidez y minutos después la acción se replicaría en el lado contrario. La insistencia del City llevó un balón al corazón del área, recepcionado por Gabriel Jesús con ayuda del bíceps, lo que impidió que el gol de Laporte igualara la contienda.  

Gabriel frente a Holbjerg / FOTO: ManCity
Gabriel frente a Holbjerg / FOTO: ManCity

La intensidad que enchufó el City dejó el término de la primera mitad huérfano de energías para proseguir en la búsqueda del empate. Un arco de jugadores citizens rodeaban los dominios de Lloris, aunque las flechas no terminaban de percutir hacia la diana. El Tottenham armaba su retaguardia con una firme disciplina. Bergwijn y Ndombele escudaban a Aurier y Reguilón cuando un extremo osaba cargar la pierna. Por el carril central, congestión de efectivos que impedían cualquier tentativa visitante, aunque Gabriel lamió el lateral de la red con un impreciso disparo.

El City pecó de empeño en las bandas, especialmente Bernardo, que, a pesar de moverse por todo el frente, no acudía al espacio entre líneas que acomodaba el trabajo londinense. Ante tal guion, a Guardiola solo le quedaba invadir esa zona y proseguir con los ataques. Un error puede ser determinante. En tónica citizen, cada acción defensiva acarrea un castigo en sinónimo de gol.

Con poco es suficiente

La segunda mitad arrancó con un Tottenham menos comedido en labores ofensivas, aunque con idéntico concepto en el primer tercio del verde. Højbjerg y Sissoko sostenían la columna vertebral desplegando coberturas para evitar la superioridad de los de Guardiola ante la salida de uno de los laterales. A ellos se le sumaba la dupla Toby-Dier, afanada en el bloqueo del centro. De Bruyne no cesaba en sus intentos, pero un mar de piernas le replicaba una y otra vez. Con el peligro lejos de las entrañas de los Spurs, Mourinho buscó la creatividad de Lo Celso en el minuto 64. Un sacrificado Ndombele dejó vacante su puesto al argentino, que justificó su entrada colocando el 0-2 en el primer balón que pasó por sus botas.

Lo Celso celebrando el 2-0 / FOTO: Premier League
Lo Celso celebrando el 2-0 / FOTO: Premier League

Kane recibió con espacios en medio campo, emprendió la arrancada y con el tiempo suficiente para pensar, gestó un envío que definió Lo Celso. Error de categoría que desterraba al City hacia la derrota a falta de veinticinco minutos para la conclusión. Guardiola sacó a dos descoloridos como Bernardo y Mahrez por Sterling y Foden. El técnico luso le discutió con Lucas Moura. Sin embargo, el rendimiento ofensivo distaba del que requería el City para darle la vuelta

El ejercicio desplegado por la zaga local dejó a un soldado caído previo al desenlace del encuentro. Alderweideld salió con heridas de guerra por Joe Rodon. Bomba de oxígeno para afrontar un final en el que los citizens evidenciaron un cansancio físico y mental. Las ocasiones siguieron llegando, pero sin la fe necesaria para perforar la portería de Lloris. El pitido de Mike Dean consumió otra derrota para el City. Guardiola sigue sin ganar en el renovado feudo londinense, y ya van tres visitas. 12 puntos en 8 jornadas exponen el paupérrimo arranque de una escuadra carente de gol y de la garra para anteponerse a rivales replegados. 

Guardiola lamentándose durante el partido / FOTO: Premier League
Guardiola lamentándose durante el partido / FOTO: Premier League

Mourinho siguió los cánones que han caracterizado las derrotas de los de Manchester con una estrategia marcada por el riesgo y la perfección con la que fue ejecutada. No requería fallo alguno, y no lo tuvo, en ninguna de las áreas. Lo mucho que dio en defensa contrastó con lo poco que requirió en ataque para morder. Los cimientos de un equipo al que se le ponen cara de aspirante se solidifican con una victoria ante un rival al que mira 8 puntos por encima. Culpa de Kane, vestido de almirante, bajando al barro cuando era necesario, liderando con carácter y determinación.  

Mourinho vence a Guardiola / FOTO: Premier League
Mourinho vence a Guardiola / FOTO: Premier League

Mourinho ganó el pulso a Guardiola. 33-67% de posesión. 4-22 tiros. Ni aún así. Le dio donde más duele, imponiendo su sello con éxito, desnaturalizando sus virtudes y potenciando sus fortalezas. Duerme líder el portugués a la espera de lo que hagan Leicester y Liverpool en su enfrentamiento.