"El fútbol inglés es especial". Desde que uno se involucra en el planeta cuyo centro de gravedad es el balón, escucha, lee y siente como esa frase traspasa la frontera de la repetición para adoptar el tópico como definición. La inmersión en la Premier League y su cultura aporta cierta visión, pero ha sido esta semana cuando, sin duda, la frase ha retumbado con ímpetu entre los cimientos del deporte. El levantamiento de 12 clubes contra el poder establecido originó un enfrentamiento entre las élites donde el aficionado atendió a su potestad para detener el asalto que estaba sufriendo su posesión más preciada. La Superliga se diluyó en 48 horas fruto de las presiones procedentes de distintas direcciones, entre ellas, la del hincha. Tras el fracaso del proyecto, el clamor mutó en una euforia con tintes vengativos que promete seguir bramando. Europa por fin comprendió el auténtico trasfondo que guarda la consigna que reza las Islas cuando el balón echa a rodar. El fútbol inglés es especial, y lo es por la gente que le da sentido.

El camino a la primera se inicia con la cuarta

La temporada del Manchester City se entiende desde el punto en el que logró banalizar el triunfo. En cuatro partidos de EFL Cup marcó once goles a favor y recibió dos en contra, manifestando la insultante superioridad que ha acompañado su trayectoria. Su fascinante despliegue futbolístico le llevó al Nirvana hasta que el Manchester United le arrastró a los mortales. El récord quedó en 28 encuentros donde la derrota quedó excluida a la condición de recuerdo. Sin embargo, en las últimas semanas Leeds y Chelsea han desmenuzado ciertas debilidades del que se presagiaba como el 'equipo perfecto'. 

El ataque del City, cargado de posibilidades / FOTO: Manchester City
El ataque del City, cargado de posibilidades / FOTO: Manchester City

El cuadro de Bielsa castigó al City imprimiendo un ejercicio atenuante de resistencia donde el desacierto sky blue tuvo relevancia en el desenlace. Sin embargo, fue el contragolpe, efectuado en pocos toques y atacando la espalda de la zaga, el castigo que Whites y Blues compartieron para imponerse. Tuchel se focalizó en la pizarra para nutrir de más matices un planteamiento donde el fin se concentraba en la asfixia del medio y el secado del ataque. Para ello, impidió la lectura y posterior giro de cualquier futbolista Citizen que sobrepasase el círculo central. Por otro lado, la fortaleza gobernada por Rúben Dias ha ido perdiendo entereza fruto del desgaste estacional.

No obstante, el Manchester City edifica sus virtudes sobre sus debilidades. Sobre el 4-3-3 y su permutación con balón a un 2-3-5, el equipo de Pep Guardiola se instaura en el escenario contrario con la posesión como mecanismo para abrir los espacios. Desde la salida con balón, en la que participan los laterales emparejándose con Rodri, el equipo va batiendo líneas hasta plantarse en las inmediaciones del área, donde es el talento quien se impone. El repertorio de futbolistas del frente permite al técnico catalán diseñar minuciosamente el engranaje. Así, dotó a Gündogan del vuelo suficiente para vestirse de goleador; a Foden de la libertad para deslizarse sobre el área; a Sterling del espacio y contexto para dibujar diagonales; a Gabriel Jesús del marco en el que pivotar como 9 o falsear como extremo; a Mahrez del tiempo para recibir en ventaja y desbordar; y a Bernardo de la responsabilidad de trasladar el balón al área. El único privilegiado es Kevin De Bruyne, al que Guardiola entrega las llaves del equipo para que sea él quien jerarquice el juego a sus anchas. 

Foden ha roto el techo de cristal para convertirse en un fijo del once / FOTO: Manchester City
Foden ha roto el techo de cristal para convertirse en un fijo del once / FOTO: Manchester City

En definitiva, Guardiola ha logrado alimentar a la totalidad de su plantilla con un ingrediente común y complaciente. Sobre la meritocracia y la excelencia de su juego, el Manchester City se lanza hacia su octava Copa de la Liga, buscando igualar al Liverpool como club más galardonado y con más ediciones ganadas de forma consecutiva --cuatro--. El miércoles espera el PSG, pero qué mejor que acudir a la cita europea que con la Carabao Cup bajo el brazo. 

Un repentino cambio de rumbo

Alza. Baja. Alza. Baja. Baja. La secuencia que define la temporada del Tottenham Hotspur hasta esta final. De liderar la Premier proponiendo un fútbol vistoso, fundamentado en la gestión de las transiciones defensa-ataque, a caer en una irregularidad que motivó la destitución de Mourinho. Sus últimos 6 partidos se saldaron con una única victoria ante el Aston Villa. Contra Everton y Newcastle no pasó del empate, mientras que cayó ante Arsenal, Manchester United y Dinamo de Zagreb en una eliminación traumática tras el 2-0 de la ida. Su animadversión en los duelos de nivel tanto a nivel de juego como de resultados fue definitiva para sentenciar al técnico portugués. 

El Tottenham de Mourinho giraba en torno a Kane, el de Mason, aun está por descubrir / FOTO: Tottenham Hotspur
El Tottenham de Mourinho giraba en torno a Kane, el de Mason, aun está por descubrir / FOTO: Tottenham Hotspur

El lunes entró en el cargo Ryan Mason, ex futbolista de los Spurs, en una maniobra sorprendente manejada desde las oficinas de White Hart Line. Con apenas dos días al frente del banquillo, el miércoles logró imponerse al Southampton (2-1). Son desequilibraría la balanza desde el punto de penalti, con el descuento goteando, en un partido que reflejó la realidad en la que el Tottenham ha estado atrapado esta campaña: el hermetismo y la verticalidad. 

Sin tiempo para impregnar su esencia, Mason busca la enmienda que permita inclinar el campo hacia Bale, Kane, Son y compañía para desenmascarar la duda estilística que arropa al equipo. El Tottenham dejaba su destino en manos del sacrificio de Højbjerg, como primer armador de la defensa, y de la sociedad Kane-Son. Si algún nexo de su conexión caía, el ecosistema se desmoronaba sin que entrase ninguna alternativa en el tablero. Sin embargo, si las piezas se amoldaban al contexto, el juego fluía sobre un vínculo tan poderoso como determinante. Ahora, la entidad busca un cambio de rumbo que repercuta tanto a la trayectoria futura como al despliegue diario.

  • El valor de un dúo

El delantero inglés actúa como faro ofensivo, descifrando las defensas a través de sus movimientos de apertura, de su lectura de los espacios, de su gestión de la circulación y de su olfato goleador. Además, capitanea vestuario y césped elevando a la máxima potencia las posibilidades del equipo. Sus números, 21 goles y 13 asistencias, no descubren la plenitud de su soberanía. Le acompaña Heung- Min Son escudándole en el flanco izquierdo, desde donde nutre los ataques con su velocidad e incipiente conocimiento del área. 15 goles y 9 asistencias, datos diferenciales que predican porqué el Tottenham depende de su fraternidad. 

El lenguaje ofensivo del Tottenham habla inglés y chapurrea coreano / FOTO: Premier League
El lenguaje ofensivo del Tottenham habla inglés y chapurrea coreano / FOTO: Premier League

Actores secundarios como Bale --que ha conjugado luz y oscuridad--, Lo Celso, Lamela o Lucas Moura se precipitan sobre el nuevo escenario con el objetivo de disipar la intermitencia que ha marcado su temporada. Sin embargo, es el tiempo el principal enemigo de este Tottenham, que persigue el billete a Champions mientras se presenta un obstáculo en el camino en forma de final ante el rival más exigente de las Islas. 

Bale, ante la oportunidad de reencontrarse con la regularidad / FOTO: Premier League
Bale, ante la oportunidad de reencontrarse con la regularidad / FOTO: Premier League

Declaraciones previas

La EFL Cup se ha convertido en la mejor aliada de Guardiola desde que desembarcó en tierras británicas. Su conquista ha sido sinónimo de éxito, y en una temporada donde el Chelsea de Tuchel ha sido el único equipo capaz de hacerle despertar, la victoria se traduce en una dosis de poderío apabullante.

"Es una final. No podemos negar que la Champions y que la Premier League aún no ha terminado, y que son más importantes. Pero queremos ganar esta competición. No hay excepciones". 

El revuelo mediático que originó la creación de la Superliga ha copado el discurso futbolístico esta semana, pero tras la espantada del Big Six inglés, Guardiola envió un dardo envenenado al nuevo formato de la Champions: "Los entrenadores piden más calidad y el mundo del fútbol más cantidad. No estamos al cargo de eso, pero tenemos que pedir a la UEFA y la FIFA que amplíen el año. En lugar de tener 365 días, quizá podamos llegar a 400. Quizá tienen una solución."

Los precedentes sientan una alta estima para el técnico español, que afronta su cuarta final consecutiva de EFL Cup con el objetivo de que el número cuatro también se traduzca en los títulos que atesora.

Los juegos en los que el destino se había enfrascado para unir los caminos de Pep Guardiola y José Mourinho en otra final creada para nostálgicos han sido en vano. Con el mundo del fútbol aún aturdido por el anuncio de la Superliga, los Spurs anunciaban el lunes la destitución de José Mourinho. Ryan Mason actuaría como interino hasta final de temporada, convirtiéndose con tan solo 29 años, en el entrenador más joven de la historia de la Premier. 

Ryan Mason en uno de sus primeros entrenamientos con el Tottenham / FOTO: Spurs
Ryan Mason en uno de sus primeros entrenamientos con el Tottenham / FOTO: Premier League

El clamor del hincha británico y la desestabilización se unieron a las emociones para dejar a Mason en una difícil tesitura. El técnico ha mostrado en rueda de prensa su inquietud ante lo vivido: "Es un sueño estar aquí, nunca te imaginas cuando empiezas que estarías en esta posición. No he dormido demasiado los últimos tres días, pero tras la victoria del equipo ante el Southampton y la regulación de la situación del club, he podido descansar y me ahora me siento realmente bien." Además, en clave final alabó el enorme potencial de la plantilla Citizen, aunque lanzó un mensaje de optimismo centrado en sus jugadores de los que destaca "su calidad, de la que el City es conocedor."

El desafío con el que Mason se presenta al encuentro es mayúsculo. A su escasa experiencia en contextos de esta categoría se une el mastodóntico calibre de su rival, uno de los equipos más sobresalientes del continente. Los trece años en los que el Tottenham ha caminado por el desierto administrarán una carga de responsabilidad hacia su persona, porque un desenlace triunfal puede arraigarle al puesto de forma definitiva. 

Camino a la final

Los dos equipos iniciaron su travesía en la Carabao Cup en la tercera ronda. El Manchester City fue quemando navíos en su paso por las Islas con su habitual rotundidad. Bournemouth, Burnley, Arsenal y Manchester United fueron víctimas del acoso y derribo sky blue. 

Por su parte, el Tottenham inició la tercera ronda de la competición con el pase automático ante el Leyton Orient por un brote en el conjunto de la tercera división inglesa. La condensación del calendario trasladó a los Spurs a unos cuartos de final donde la resistencia del Chelsea caería en penaltis. Tras el mal trago, Stoke City y Brentford culminarían un plácido camino hasta la final. 

El silencio desparece

La final que va a enfrentar a Citizens y Spurs será la primera que acogerá público en Inglaterra desde la llegada de la pandemia. 8.000 espectadores se darán cita en Wembley para presenciar la disputa por el título copero aun con el fervor popular de la Superliga en el ambiente. 

Posibles alineaciones

Ateniéndose a la baja por sanción de Stones --tras ver la cartulina roja ante el Aston Villa-- y a las dudas del Kun Agüero, sobre el que Guardiola afirmó que decidirían en el último entrenamiento, y de Kevin De Bruyne, aún entre algodones, el once del Manchester City se presagia con ciertas incógnitas. La posición de Cancelo, como lateral diestro o zurdo, determinará la entrada de Zinchenko o Kyle Walker en sus respectivos costados. Arriba, Gabriel Jesús y Sterling serán los que previsiblemente se disputen un puesto en el once. 

Kevin De Bruyne previsiblemente esperará en el banquillo pensando en el PSG / FOTO: Manchester City
Kevin De Bruyne previsiblemente esperará en el banquillo pensando en el PSG / FOTO: Manchester City

Manchester City: Steffen; Walker, Rúben Dias, Laporte, Cancelo; Rodri, Gündogan, Bernardo Silva; Mahrez, Gabriel Jesús, Foden.

El arquetipo del Tottenham dependerá del retorno de su epicentro, Harry Kane. La transcendencia del partido y la del propio capitán en el mecanismo londinense, presagian la priorización del riesgo sobre la cautela. Ben Davies sigue de baja, el resto del equipo permanece atento a la decisión de su nuevo técnico.

Tottenham Hotspur: Lloris; Aurier, Alderweireld, Dier, Reguilón; Hojberg, Ndombelé; Bale, Lo Celso, Son; Harry Kane.