Cuando Heiko Westermann llegó este verano a Ámsterdam, no esperaba ni mucho menos encontrarse con esta situación a finales de noviembre. El experimentado central alemán, que llegó libre del Real Betis, solo ha disputado 227 minutos en lo que ha transcurrido de curso (únicamente 48 de ellos en liga), y por si esto fuera poco, acumula ya tres jornadas jugando en segunda división con el filial, el Jong Ajax.

Cierto es que el Ajax es un club que suele dar oportunidades a sus jóvenes valores, y en el puesto de central dos prometedores jugadores como Jairo Riedewald y Davinson Sánchez, ambos de 20 años, están acaparando muchos minutos; pero el ostracismo al que se está viendo sometido Westermann no podía esperárselo ni él mismo, y por ello ha realizado declaraciones sobre el tema a un medio de su tierra, el alemán “Morgenpost”.

“Nunca había vivido una situación de este tipo en mi carrera. No puedo vivir así, vine al Ajax para jugar”, confesó visiblemente molesto el internacional germano. Aún con sus 33 años, no se encuentra dispuesto a aceptar el rol de la suplencia indefinida, y se ve con ganas de seguir jugando. “Si veo que voy a seguir viendo la temporada desde el sofá, tendremos que hablar”, dijo en relación a una supuesta marcha de continuar así la tesitura en la que vive.

Westermann dejó el año pasado, a pesar de ciertos problemas con las lesiones que le costaron la titularidad, una grata impresión entre la parroquia verdiblanca en los 20 partidos y más de 1.600 minutos que jugó. Por ello, y aunque en verano el  club decidió prescindir de él, no le fue difícil al jugador encontrar acomodo. Cuando llegó a los ajacied, tenía pinta de que podía ser un jugador importante durante la temporada, que aportara madurez y experiencia a un vestuario con una edad media de tan solo 23 años. Y de hecho comenzó como titular en los planes de Peter Bosz, pero un desastroso encuentro en la previa de la Champions ante el Rostov, que les costó el puesto en la fase de grupos de la máxima competición continental, dejó en él un lastre del que no ha sido capaz de desprenderse.