La victoria del Real Valladolid en Zaragoza tiene mucho que interpretar. Por encima de cualquier análisis o reflexión, están los tres primeros puntos conseguidos lejos de Zorrilla, tres puntos que se han hecho de rogar, pero que han llegado con Miguel Ángel Portugal al frente del banquillo albivioleta. Ya se pudieron conseguir dos semanas atrás, si Mojica llega a acertar el penalti en el tiempo de descuento en Almería, y esta vez no se escaparon, porque además de obtenerse dicho botín, se hizo con todas las de la ley, sin peligrar en ni un solo instante, terminando un encuentro con tranquilidad y sin esos nervios que había mostrado el Real Valladolid en otras ocasiones.

El resto de claves merecen un espacio propio de análisis, principalmente porque son detalles que hasta este encuentro, el Real Valladolid no había mostrado tan eficientemente y de forma tan eficaz. Por ejemplo, la presión en campo contrario no fue tan importante en ni uno de los doce anteriores encuentros. La efectividad de cara a puerta, con las pocas ocasiones que hubo, no había sido tan marcada con anterioridad. Y, especialmente, la defensa no había estado tan bien plantada, sin hacer aguas, hasta este momento de la competición.

Defensa casi infranqueable

El Real Valladolid no cometió ni un solo error en defensa. Directo. Sin miramientos. Esta vez sí se puede afirmar que la zaga albivioleta estuvo correcta durante cada uno de los segundos del encuentro. Parecía que este día no iba a llegar nunca después de lo visto en Palamós o Almería, pero esta vez sí. Defensa adelantada, centro del campo muy cercano a los cuatro zagueros, presión y seguridad en los duelos. Estas fueron algunas de las claves de una línea de atrás que, al comienzo de la jugada local, dejaba muy pocos espacios y subía unos metros para tirar el fuera de juego. Si no se podía robar el balón, agazapados atrás, pero sin meterse mucho en el área para impedir el juego fluido por banda.

Cierto es que hubo momentos de dudas, sobre todo en el costado izquierdo donde aparecía Freddy Hinestroza. El futbolista maño desequilibró varias veces, a la contra, a Samuel y Marcelo Silva, gracias a su facilidad en la conducción y velocidad, ahí es donde se vieron las costuras de la defensa blanquivioleta, una defensa que sufre en exceso cuando hay velocidad en el ataque rival. Sin embargo, estos pequeños errores no fueron a más y se solventaron con el paso de los minutos y las intervenciones de un Julio Iricibar que esta vez sí dio el do de pecho en su segunda oportunidad en la portería.

Durante el segundo tiempo, la buena defensa visitante fue mucho más efectiva, pues el Real Zaragoza, teniendo que reaccionar ante los dos tantos del Real Valladolid, no tuvo grandes ocasiones. Tan solo disparos desde fuera del área, todos ellos sencillos para el arquero canterano del Pucela. No hubo temor por la victoria, no se sintieron las acometidas mañas en los instantes finales, y esto es algo muy a destacar ya que, hasta ahora, el Real Valladolid siempre había sufrido en los minutos finales, en parte por los nervios por obtener tres puntos, y en parte por el rival, que no hay que olvidarse que también juega y busca su oportunidad. Fueron minutos finales tranquilos, que a buen seguro serán un gran golpe a favor en lo que a mentalidad y confianza se refiere, que además significan el primer encuentro del técnico burgalés con la portería a cero.

Ocasiones aprovechadas

Uno de los detalles que había lastrado al Real Valladolid estaba siendo el gol, lo complicado que le es al conjunto pucelano conseguir un gol. Necesita muchas oportunidades, y luego, encima, concede con mucha facilidad. Esa mezcla explosiva había significado posicionarse en puestos de descenso, pero con Miguel Ángel Portugal ya se están viendo los cambios sobre el césped, y en la tabla. En cuatro partidos, su equipo ha conseguido seis goles, y ha encajado tres. Sin embargo, lo curioso de esta jornada es cómo se obtuvieron esos dos tantos que valieron la victoria en La Romareda. Al minuto tres de la primera parte, de córner, y con la ayuda de la defensa y portero del Real Zaragoza. Y al primer minuto de la segunda parte, con un penalti tonto, pero penalti.

Dos golpes muy tempraneros, cuando hacen daño, especialmente el segundo. Aprovechando las ocasiones, el momento justo y sin muchas más opciones de ampliar la ventaja. Podría decirse que ahí el Pucela fue rácano y planteó un encuentro defensivo, pero lo que fue es efectivo, competitivo y muy serio. También hubo algunos minutos de gran juego combinativo, en la segunda parte cuando el Real Zaragoza bajó un poco los brazos, y ahí se vio que el Real Valladolid interpretó a la perfección el encuentro. No hace falta llegar a portería rival una y otra vez, sino saber cuándo hacer daño y cómo controlar el partido.

¿Punto de inflexión?

Lo cierto es que la victoria en La Romareda puede significar mucho más que solo tres puntos. Puede convertirse en el punto de inflexión de este Real Valladolid 2015/16. Por el momento, parece que la crisis y el descenso queda ya atrás, después de conseguir ocho de los doce puntos que ha disputado Miguel Ángel Portugal. A tres puntos del playoff, a seis del ascenso directo, pero solo tres por encima de la quema, no hay que olvidarse del todo del descenso a Segunda B, puesto que perder un encuentro significa ponerse en zona de peligro, y ganar otro, es regresar a la parte alta. La igualdad hace esto, obliga a eso, a estar siempre alerta y pelear cada encuentro como si fuera el último.

Pero, lo que sí parece una realidad es que el conjunto albivioleta ha aprendido a competir en Segunda, aunque tiene que refrendarlo en el futuro más próximo, siendo el más cercano Osasuna en Zorrilla, un envite en el que sí hay mucho en juego. De recortar tres puntos a uno de los líderes, a quedarse a nueve de distancia y olvidarse por el momento de ese sueño que es el ascenso directo. Aunque, es cierto, que a estas alturas de la competición el objetivo principal del Real Valladolid debe ser alejarse al máximo del descenso, estar tranquilo en la tabla, y no quedarse muy lejos del playoff, una meta más real que el ascenso directo.

Por ello, con esta victoria conseguida en territorio maño, se puede hablar de punto de inflexión en lo que a defensa y competitividad en Segunda se refiere, pero no en cuanto a objetivo. Siempre y cuando estas grandes sensaciones se refrenden, se las de continuidad, siempre mejorando y avanzando, pues en esta Segunda División tan igualada, una de las claves ha de ser la evolución, saber manejar varios registros. Ante Osasuna, el próximo domingo, tocará ver si hay esta continuidad, o una vuelta al mal juego y los errores defensivos. Al menos, Portugal, ya ha conseguido que se hable de cambio.