El Real Club Celta de Vigo ha asaltado el Nuevo Los Cármenes en una tarde de fútbol en la que el equipo vigués ha recuperado su mejor versión, logrando sobreponerse a las importantes bajas que asolaban a la plantilla y que han obligado a Eduardo Berizzo a experimentar más de la cuenta con el once inicial. 

Se enfrentaban Granada y Celta, Celta y Granada, dos equipos y un duelo que hace que el corazón obligue a la memoria a retroceder unas cuantas temporadas atrás. Un duelo marcado por la rivalidad. Un duelo marcado por los gritos de alegría de unos y los llantos y las lágrimas de otros. Hace ya más de cuatro años de aquel playoff de ascenso, pero Vigo no olvida.

Minutos trampa

El conjunto de la ciudad de la Alhambra comenzó el encuentro llevando la iniciativa ante un Celta expectante. Los locales dominaban el balón pero no conseguían crear peligro real cerca de la meta cubierta hoy por Rubén Blanco. Pese a que normalmente suele ser al revés, hoy fue el conjunto gallego el que logró defenderse sin balón en los primeros compases y consiguió adelantarse en uno de los primeros acercamientos al área local. Tras una magnífica jugada combinativa, y una gran pared de Iago Aspas con Señé, este se quedo solo ante Andrés Fernández, cediéndole el balón a Fabián Orellana que solo tuvo que empujarla.

Don Josep Señé Escudero

Con el primer gol del Celta el partido cambió radicalmente. Los vigueses comenzaron a hacerse dueños de la pelota, creando peligro con cada balón dividido y minando la moral de un insípido Granada. Tras unos minutos desde el primer gol, Señé volvió a ser protagonista. El joven atacante catalán peleó por un balón que parecía inofensivo y logró colgar un centro que se fue envenenando hasta tocar de forma imprevisible en el larguero. El balón cayó muerto en el área pequeña pero Bongonda no estuvo fino a la hora de enganchar el esférico, desaprovechando la ocasión más clara de duelo hasta aquel momento.

Cuando gran parte de los aficionados granadinos ya se habían levantado de sus asientos para su particular descanso de quince minutos, de nuevo Señé se inventó un gran pase en profundidad para Jonny, que desde la línea de fondo logró colocar un preciso pase a la bota de Iago Aspas para que se encargase así de anotar el segundo tanto celeste, dejando realmente tocado al equipo nazarí.

"Celebración del segundo gol celeste" | Foto: Celta.

A la vuelta de los vestuarios, más de lo mismo. El Granada trató de darse un lavado de cara y aportar esa pizca de sal que su juego necesitaba. No solo no lo consiguieron, sino que terminaron el encuentro con un solo tiro a puerta. Ni la entrada de Agbo, ni la de El Arabi, ni la de Rober Ibáñez sirvieron para aportar nada diferente a un Granada falto de armas más allá de la línea de tres cuartos. Solamente el prometedor Peñaranda consiguió sacar alguna que otra sonrisa en la afición del Nuevo Los Cármenes con ganas, sudor y un innegable talento.

Orellana y Aspas, enemigos públicos

El Real Club Celta jugó a placer, moviéndose a su antojo por un césped que parecía vigués. Nunca llegó el tercer tanto, quizá porque realmente tampoco dió la sensación de que hiciese falta para sentenciar el partido. El duelo murió en el minuto 45. Como colofón a tan estupendo encuentro, Eduardo Berizzo consideró como una buena idea el sacar del terreno de juego a los tres hombres del partido, con sus consecuentes pitadas. 

Orellana fue el primero en salir. El chileno, que sigue a un nivel estratosférico esta temporada, dejó su lugar en el campo llevándose la reprimenda de la noche por parte de la afición del Granada, a la que defendió en la temporada del ascenso y a la que parecía no escuchar tras el primer gol. Iago Aspas fue el segundo en ser sustituído. El de Moaña tampoco termina de caer bien en una de las dos capitales de Andalucía, siendo enemigo número uno desde sus primeros enfrentamientos en la categoría de plata del fútbol español. Por último, fue Josep Señé el que abandonó el terreno de juego. El joven extremo parece que comienza a convencer a afición y técnico, habiendo sido con casi toda certeza el hombre del partido y, por supuesto, llevándose su consecuente pitada por parte de los hinchas locales.

Eduardo Berizzo debe de estar contento con el resultado y con el transcurrir de los acontecimientos. Pese a improvisar un once nunca visto hasta ahora (Rubén en portería, Hugo Mallo central, Bongonda y Señé titulares, etc.), el equipo ha respondido tanto individual como colectivamente, realizando un gran encuentro en cuanto a juego y a resultado. El Celta no olvida lo que pasó hace cuatro temporadas, el Celta sigue arrollando.