Un Barça - Espanyol no es un partido cualquiera. Más allá de la posición en Liga, aquí lo que manda es la cabeza por encima de las piernas. No importa estar 45 puntos por encima de tu rival, en absoluto. En un derbi, y más en el catalán, el ambiente es distinto: el Barcelona quiere imponerse para seguir riéndose de su vecino y el Espanyol, a diferencia, pretende obtener los tres puntos para demostrar que esa "hermosa minoría" de la que hablan en el Camp Nou está presente, muy presente. Es un día para reivindicaciones, para dar un golpe sobre la mesa, para callar muchas bocas. Es el día que muchos han estado esperando.

El Barça - Espanyol copará todas las miradas de la penúltima jornada, con la Liga en juego

Junto al Clásico español, el derbi catalán es el partido más esperado del año por el aficionado residente en la ciudad condal. La mayoría de veces, también, suele ser uno de los encuentros con más polémica del curso, cargado con excesivas amonestaciones y un ritmo de juego altísimo, en el que los socios que van al estadio a animar a su equipo tienen mucha culpa. Es un partido que también se juega en las gradas, de una forma distinta, y en el que desgastar al rival con insultos también sirve.

De 1924 a 2008: una rivalidad que no se olvida

El primer gran escándalo en un derbi catalán se produjo en 1924, en el estadio de Les Corts. Después de varias amonestaciones en la primera mitad, el árbitro tuvo que decretar el camino hacía los vestuarios antes de tiempo en la reanudación después de que se produjera una batalla campal entre jugadores de ambos equipos. Hubieron un total de tres expulsados, y el partido se tuvo que posponer hasta el 15 de enero de 1925, casi dos meses después. Eso sí, la "vuelta" se jugó a puerta cerrada, con las gradas vacías para evitar problemas mayores. 

El derbi de la Calderilla fue uno de los más calientes de la historia | La Vanguardia
El derbi de la Calderilla fue uno de los más calientes de la historia | La Vanguardia

Más adelante, casi 30 años después, se vivió el derbi más trágico de la historia. El Espanyol, que visitaba el coliseo azulgrana como líder de Primera, se adelantaba en el marcador gracias a un gol de Mauri. Después del tanto, una avalancha de gente invadió el campo y, según fuentes policiales, la trifulca acabó con un muerto y varios heridos. Pese a todo, el partido se reanudó más tarde con el público a pie de campo y el Barcelona remontó gracias a los goles de Hanke y Moreno. Posteriormente, salió a la luz que el Espanyol recibió el vestuario sin agua caliente y con las toallas quemadas, algo que desembocó  en una guerra entre directivas.

La 'amistad' entre Cruyff y Molinos

Molinos: "Cruyff me provocaba en cada partido. Me retaba constantemente a quitarle el balón e incluso me imitaba"

Con la llegada de Johan al equipo azulgrana, cambiaron muchas cosas. Y en los derbis no hubieron excepciones. La relación entre Molinos (defensa del Espanyol) y el holandés pasó por todos los momentos posibles; desde el desprecio a la amistad. Según ha explicado el ex-jugador del conjunto perico en los últimos años: "Cuando cubría a Johan sabía a lo que me exponía. Si no le entraba duro, se iba. Y mi misión era que nunca se fuera; por eso le entraba fuerte". Ahora, según reveló también Molinos, la relación cambió drásticamente: tanto que incluso acabaron siendo amigos. 

La década del 2000: las seis expulsiones, el "Caso Saviola" y las bengalas en el Estadi Olímpic

El siglo XXI no arrancó de la mejor manera en cuanto a derbis se refiere. En 2003, los azulgrana visitaban el Estadi Olímpic con un Espanyol en la última posición de la tabla. El colegiado del encuentro, Pino Zamorano, castigó la dureza del choque y expulsó  a De la Peña y Cocú con roja directa. Más adelante, Soldevilla, Lopo (Espanyol), Márquez y Quaresma (Barcelona) se fueron a la calle por doble amonestación. Seis expulsiones en total en un partido que el Barça acabó ganando 1-3.  

Dos temporadas después, en 2005, el Espanyol rompió relaciones con el Barça a raíz de la cesión del ariete argentino Javier Saviola al Sevilla. En un principio, el acuerdo estaba cerrado con el conjunto perico, pero a última hora fue el equipo azulgrana quién se lo entregó al equipo andaluz. Aquella decisión enfureció tanto al presidente blanquiazul, Sánchez Llibre, que optó por no acudir a los derbis que se disputaran en el Camp Nou

Javier Saviola recaló en el Sevilla, algo que molestó al Espanyol | Getty Images
Javier Saviola recaló en el Sevilla, algo que molestó al Espanyol | Getty Images

En 2008, en el último derbi en el Estadi Olímpic, se vivió un derbi negro. Jugándose aún la primera mitad, algunos radicales del Barcelona lanzaron bengalas encendidas a los aficionados del Espanyol, algo que provocó una batalla en las gradas entre las dos aficiones. El partido estuvo interrumpido durante 10 minutos, y finalmente el equipo culé se llevó la victoria gracias a un gol en el último minuto de Leo Messi. 

El derbi de la vergüenza: cuando los colores son más fuertes que la cabeza

El 13 de enero de 1991, un grupo de hinchas radicales del Barça apuñalaron en las inmediaciones de Sarrià a dos seguidores del Espanyol tras el partido que los blanquiazules habían disputado ante el Sporting. Fréderic François Rouquier, de 20 años, falleció y José María Arbolés, de 16 años de edad, quedó finalmente malherido. El suceso conmocionó a todo el mundo, ya que fue la primera muerte violenta en el futbol español.

El derbi catalán estaba a la vuelta de la esquina y la inquietud afloraba por las calles de Barcelona. Fueron cinco jóvenes, dos de ellos socios del Barcelona, los autores de semejante asesinato que dejó el fútbol apartado a un lado. Los colores pudieron más que la cabeza, y el derbi quedó más tocado que nunca. Los máximos dirigentes del Espanyol decidieron no solicitar ninguna entrada para sus socios y el encuentro se disputó, aparentemente, sin ningún peligro. Fue, es y será siempre el derbi de la vergüenza. Aquel que no se jugó en el césped; se jugó en las calles