El pasado 23 de junio los aficionados celtistas se despertaban con una mala noticia llegada desde los Estados Unidos. El Tucu Hernández se lesionaba en las semifinales de la Copa América ante Colombia, tras una entrada de la “Roca” Sánchez. Lo que en un principio parecía una lesión grave y que le iba a tener alejado de los terrenos de juego durante una larga temporada, finalmente se quedó en lago menos grave. El jugador del Celta sufrió un esguince de grado II en el ligamento lateral de su rodilla izquierda.

Más de un mes después, el 27 de julio, Pablo Hernández se incorporaba a la disciplina céltica, tras disfrutar de sus vacaciones. Lo hacía aún convaleciente de su lesión. Se estuvo entrenando al margen del grupo durante unos días, siempre bajo la fija atención de los miembros del cuerpo médico del Celta. Tras unos días de trabajo individualizado, el Tucu fue poco a poco ejercitándose con el resto del grupo en diferentes tramos del entrenamiento.

Tras un proceso progresivo de recuperación, hoy el jugador chileno ha recibido el alta médica. Ya está a disposición de Eduardo Berizzo para el triangular de mañana ante Milan y Sassuolo en el Trofeo TIM. En el triangular, el Tucu podrá disfrutar de sus primeros minutos en esta pretemporada. El jugador, que ganó protagonismo la temporada pasada después de terminar de aclimatarse al estilo de juego del Celta, será una de las piezas claves del equipo esta campaña.

Cuenta con la plena confianza del Toto y tras unos inicios dubitativos para la afición, el Tucu terminó por convencer a todos los aficionados la temporada pasada cuajando grandes actuaciones. Es por eso que desde la dirección deportiva buscan cerrar un acuerdo cuanto antes con el jugador para prolongar su contrato, que expira en junio de 2017, por lo que, de no renovar, el jugador podría negociar libremente su futuro a partir de enero.

El próximo en recibir el alta médica podría ser Radoja, que continúa recuperándose de una contusión ósea.