El Atlético de Madrid ya está en semifinales de la Champions League tras empatar a un gol con el Leicester en un partido que controló en el primer tiempo pero que se le fue de las manos en el segundo. Pese a sufrir unos cuantos minutos, los colchoneros hicieron bueno el 1-0 de la ida. 

Simeone cumplió con lo que avisó en la rueda de prensa del sábado y puso a Giménez como mediocentro de un 4-4-2. El uruguayo tenía como compañero de posición a Gabi, en el interior izquierdo estaba Koke y en el derecho Saúl. Arriba, Griezmann gozaba de libertad total para moverse y Carrasco buscaba la espalda de la defensa inglesa cada vez que tenía ocasión. 

De este modo, el Atleti firmó una primera parte de dominio, sobre todo los 30 primeros minutos. Combinando con mucho criterio en la izquierda los de Simeone mantuvieron lejos de su área  cualquier tipo de peligro. No fue hasta el minuto 20 cuando los foxes tiraron por primera vez a puerta, cuando encontraron entre líneas a Mahrez, este dio un balón al espacio para que Vardy la pusiese rasa a Okazaki, que remató alto.  

Acto seguido, el Atlético encaminó muchísimo la eliminatoria con el gol de Saúl. El canterano remató dentro de la portería defendida por Schmeichel  un centro fantástico de Filipe desde la izquierda. De este modo, el ocho rojiblanco certificó un nuevo episodio en su particular historia de amor con los momentos claves en la Champions League, una historia de amor que empieza a ser profunda y llena de momentos que cualquier jugador firmaría tener al final de su carrera. Él aún tiene 22 años.

Pasado el gol el Leicester intentó llegar con más peligro sin éxito, mientras que el Atlético buscaba, sin arriesgar mucho, tener posesiones largas en la mitad inglesa del terreno de juego. Sin ninguna ocasión destacable salvo una bolea de Mahrez tras un despeje de la defensa colchonera que atrapó Oblak se llegó al descanso.

En el segundo tiempo cambió todo. Shakespeare introdujo en el terreno de juego a Chillwell y Ulloa en sustitución de Benalouane y Okazaki respectivamente. Estos cambios revivieron a un Leicester que empezó a desbordar, y a encontrar a Vardy, que gracias a la compañía de Ulloa ya no estaba tan solo. Simeone intentó ajustar y pasó a un 4-1-4-1 con Giménez entre las dos líneas de cuatro, Gabi y Saúl en el doble pivote y Griezmann como hombre más adelantado lo que no fue suficiente para evitar el gol de los ingleses: después de un centro desde la derecha, Chilwell remata, pega el balón en Savic y Vardy empuja el balón al fondo de las mallas. A partir de entonces y hasta el minuto ochenta se vivieron los mejores minutos del Leicester de toda la eliminatoria.

Las lesiones de Filipe y Juanfran lastraron mucho a un Atlético que no conseguía salir y que lo pasaba verdaderamente mal cada vez que los de Shakespeare metían un balón en el área. Hasta el minuto 80, cuando Wes Morgan cayó lesionado y los rojiblancos consiguieron dormir ligeramente el partido, el segundo gol de los locales estuvo cerca. Los centros desde la derecha estaban provocando auténticos quebraderos de cabeza para la zaga colchonera, que no conseguía despejarlos con contundencia y no dejaba de conceder jugadas peligrosas a balón parado, bien córners, bien saques de banda.

Si alguien destacó por encima del resto en estos minutos fue Savic que evitó que el Leicester se pusiese a un gol de pasar la eliminatoria poniéndose delante de cada balón que se dirigía hacia la portería de Oblak y saliendo a banda derecha a tratar de tapar el hueco que  Chilwell estaba generando. 

Al final y tras más de media hora de sufrimiento el Atlético certificó su pase a semifinales, las terceras en cuatro años.