El Sevilla FC, por segundo año consecutivo, jugará los octavos de la máxima competición europea. Por tanto, estará entre los 16 mejores equipos del continente. El empate ante el Maribor sirvió para certificar dicha clasificación.
El estar en octavos de la Champions era un objetivo desde principios de temporada que, según Marcucci, pudieron hacer posibles gracias "al gran trabajo de los jugadores". El pase a la siguiente ronda pone al club en un "estamento muy alto". No todos los años se está entre los mejores de Europa y es por ello por lo que el club tiene "que disfrutar del momento".
El segundo entrenador, que está al frente del equipo durante la recuperación de Berizzo, aseguraba que su equipo se encontraba más "espeso de lo habitual" en la primera mitad. Además, percibía al equipo más nervioso por "el frío, el terreno de juego y el gol en contra".
Pero la segunda parte fue distinta. Señal de este cambio fue el gol del empate. La idea que quiso transmitir durante el descanso era mover la pelota "a una velocidad mayor". Es decir, seguir haciendo lo mismo pero "más rápido" para conseguir encontrar "más espacios". Esta idea se materializó en el campo con la entrada de Jesús Navas, con la intención de que hubiera una "mayor apertura por fuera". Considera Marcucci que gracias a "que esto se dio" los sevillistas lograron empatar el encuentro.
El entrenador sevillista dio por bueno el empate, aunque a su vez cree que merecieron la victoria. Ante el futuro rival en octavos, no quiso dar nombres: "Elegir rival a estas alturas sería demasiado cómodo".
Por último, Marcucci quiso agradecer el apoyo de la afición durante la fase de grupos y, especialmente, a los que se desplazaron hasta Eslovenia. Considera a la afición un pilar clave, pues "sin esa gente que alienta en casa y fuera" el club no sería "tan grande".