Duelo de reencuentros. Regresos a hogares especiales. Mariposas en el estómago como principal síntoma cuando los nervios están a flor de piel, nunca mejor dicho. Así era el día de hoy para el Deportivo Alavés y José Bordalás. Una historia de amor que se rompió hace casi dos años ya, cuando el cuadro albiazul volvió a Primera División de la mano del alicantino y la directiva decidió prescindir de sus servicios, arrebatándole los mandos del barco vitoriano.

Sin embargo, un siete de abril de 2018 sus caminos se volvían a cruzar -cierto que ya lo hicieron en Copa del Rey-. Esta vez, el de Alicante se sentaría en el banquillo contrario de Mendizorroza, aquel en el que tantas alegrías disfrutó, tantas victorias cosechó y, como no, ese ascenso celebró. Lo hacía con el Getafe, otro equipo que ha gozado de él tanto como sus rivales de hoy. Y, además, también les terminó devolviendo a La Liga un año después de haber descendido. Por tanto, dos clubes unidos por una misma persona, Bordalás, y por un mismo destino, la categoría de oro de España.

Primera parte sin mucha historia

Los azulones dejaron desde bien pronto su carta de presentación. Un equipo rocoso atrás a la par que vertical a la hora de atacar. Hoy presentaba varias novedades, como la vuelta de Djené -entró por Bruno- y la esperada de Bergara tras dos meses fuera por lesión. También entró Gaku por el sancionado Portillo. Fue mediante la vía nipona por donde el 'Geta' empezó a encontrar las cosquillas al Alavés, aunque sin éxito a la hora de encontrar efectivos en el área.

Fajr golpea un balón ante la mirada de Sobrino. / Foto: La Liga
Fajr golpea un balón ante la mirada de Sobrino. / Foto: La Liga

15 de 31 partidos del Getafe se fueron 0-0 al descanso

Los minutos pasaban, las ocasiones no llegaban y, mientras, la contienda se teñía de epicidad y tintes bélicos con la lluvia que empezó a arreciar sobre Mendizorroza. Eso provocó una cosa, y esa fue la de las varias entradas a destiempo que se pudo ver durante la primera mitad -una de ellas fue la de Gaku sobre Aguirregabiria-. Entretanto, el primer disparo, aunque desviado, fue un remate de Jorge Molina que pasó rozando el palo derecho de la portería defendida por Pacheco. Esa acción abrió la lata de llegadas. El turno de réplica lo ejerció Manu García, luego de zafarse de la presión de Amath chutó desde la zona de tres cuartos, el cuero cogió una parábola muy peligrosa, pasando muy cerca de la meta rival. Y con el resultado gafas se finalizaba el primer tiempo, tónica habitual en los madrileños en 15 de los 31 partidos disputados.

Munir MVP: gol y asistencia

No obstante, el primer golpetazo encima de la mesa no tardó en llegar. Con tan solo dos minutos en el reloj, Laguardia remataba a gol de cabeza y forma plástica un envío de falta de Munir, lo que supuso una dosis extra de motivación para los locales. Todo lo contrario a los azulones, un jarro de agua fría, incluso congelada, para afrontar el resto del tiempo. Para más inri, Bordalás se vio obligado a retirar a Bergara, resentido de sus molestias, dando entrada al veterano Flamini. Un tanto que cambió el signo del encuentro por completo. El Alavés comenzó a animarse y a dominar, por contra del 'Geta', el cual era incapaz de quitarse la 'caraja' con la que saltaron al tapete en la segunda mitad.

Laguardia celebrando el tanto. / Foto: La Liga
Laguardia celebrando el tanto. / Foto: La Liga

El Getafe falló su quinto penalti esta temporada de los nueve que les han señalado

Y otro jugador que encontró premio a la insistencia, muy merecido, fue Munir. A un cuarto de hora de que finalizase el duelo, el de El Escorial hizo el 2-0 rematando un balón completamente solo, sentenciando el partido ante un frío Getafe que tan siquiera pudo inquietar a Pacheco. Con ese tanto y la asistencia, Munir se coronaba, dejando sitio a Ibai Gómez, que entraba en su lugar. Y por si era poco, Antunes erró un penalti que provocó Rémy. Sí, otro más. Ya son cinco los que han fallado en la temporada, de los nueve que les han señalado (los que más de La Liga).

Y con ese 2-0 definitivo el Alavés saborea prácticamente la permanencia, de forma clara y merecida luego del dominio abismal de la segunda parte. Mientras tanto, el cuadro azulón se vuelve a quedar con el sabor amargo, con el extra del enemigo público número esta temporada: el punto de penalti.