El partido comenzaba bien para el Valencia. Batshuayi ponía fin a la sequía goleadora de cuatro encuentros sin anotar en Champions League, a pase de Soler, en el minuto 26. Sin dominio absoluto, pero con el partido totalmente bajo control, el equipo Che completaba una primera mitad decente. El delantero belga estaba provocando serios dolores de cabeza en la defensa suiza, hecho que transmitía muy buenas sensaciones de cara a la segunda mitad. Pese a esto, ninguno de los dos equipos generó grandes sensaciones de peligro y esto beneficiaba, indudablemente, al conjunto visitante. Pero esto cambió drásticamente en la segunda parte.

La salida del vestuario del Valencia distó mucho de lo esperado. El dominio del equipo suizo estaba siendo apabullante y, con un Valencia dormido, solo era cuestión de tiempo que consiguieran el gol. Este llegó de la mano de Hoarau, tras un error defensivo de Dani Parejo que provocó el penalti. Otra vez, como ya vimos contra la Juventus, una desafortunada e innecesaria acción del capitán valencianista lastró al equipo e impidió que este cosechara su primera victoria en competición europea. Solo un extraordinario Neto separó al Young Boys de ponerse por delante en el marcador. El portero brasileño realizó numerosas paradas que salvaron a su equipo, pero cabe destacar la del minuto 87, ante el cabezazo de Sanogo en un córner que posteriormente toca el palo.

El Valencia, lejos de demostrar su mejor nivel, ese que tanto enamoró el curso pasado y que apenas se deja ver este año, mereció perder. Y no precisamente por poco. Lo acontecido hoy en el Stade de Suisse muestra las graves carencias que tiene el conjunto de Marcelino. Un equipo con numerosos errores defensivos que ponen en constante peligro la portería del arquero brasileño, una falta de clarividencia ofensiva tan notable que solo hace posible el gol mediante centros laterales y algunas diagonales de los delanteros. Además, son palpables las carencias organizativas del mediocampo, aunque tampoco ayuda la dificultad que tienen los centrales, en especial Diakhaby, de sacar el balón jugado. Por no hablar de la tan necesitada profundidad que solo parece saber aportar, el lesionado, Gonçalo Guedes.

Por último, en partidos como el de hoy no es difícil ver la poca compenetración que tiene la dupla ofensiva. Las nuevas incorporaciones atacantes no han conseguido adaptarse correctamente, lo que transmite una sensación de constante estorbo, ya sea de Rodrigo con el belga, Batshuayi, o con el francés, Kevin Gameiro.

El Valencia viajaba a Suiza con la obligación de ganar al rival más débil del grupo para empatar a puntos con el segundo clasificado, el Manchester United. Pero el empate pone muy cuesta arriba la clasificación del conjunto Che a octavos de final, ya que el tropiezo ocasiona que tenga, previsiblemente, que ganar dos de los tres partidos restantes, uno de ellos contra el equipo inglés, y esperar este no puntúe frente a la Juventus.

El partido de hoy constata el mal inicio de los de Marcelino en la presente campaña. Un inicio que más vale dejar atrás rápido, si no quiere despedirse de los objetivos marcados al principio de temporada, claves para la continuidad del proyecto.