Paco Jémez en estado puro, así se plantó el Rayo ante el Betis. Sin demasiados cambios en el once inicial, al margen de volver al sistema de dos centrales, el planteamiento de los de Vallecas había cambiado, y mucho, respecto al último partido disputado, cuando los tres puntos se escaparon en La Cerámica. Una presión que ahogaba a los verdiblancos, que se veían sobrepasados por los continuos ataques de un equipo que salió con la necesidad al cuello, pero también con la calidad y el buen juego.
El Rayo, aunque se dejó el alma, no se vio recompensado
La presión alta del Rayo y los constantes ataques tuvieron premio en el minuto 34. Pau López salió de su zona de confort con muy poco acierto, y tras un gran centro de Bebé, el máximo goleador del equipo de Vallecas, Raúl de Tomás, remató sin dar tiempo a que el balón botara, y lo hizo para desatar la euforia en Vallecas. Una alegría muy necesaria para una afición que vuelve a confiar en los suyos.
A pesar de ir por delante en el marcador, el Rayo no se relajó en ningún momento, al contrario. Paco Jémez quería que sus jugadores fueran a por el segundo para aumentar la distancia en el marcador, y sus pupilos hicieron caso, aunque la suerte no estuvo de su lado.
El Betis, ante las acometidas rayistas, respondía con faltas para detener los ataques de un Rayo que no se conformaba con el 1-0. La defensa de la escuadra de Vallecas estuvo muy correcta todo el partido, excepto en el minuto 80. El miedo que siempre invade a los madrileños volvió a ocurrir. Kaptoum aprovechó para internarse por la banda y cedérsela a Canales, que con temple maduró la jugada que acabó en los pies de Tello para, gracias a un rebote en la pierna de Tito, poner las tablas en el electrónico. A partir de la igualada, los de Paco Jémez se pusieron aún más nerviosos y no pudieron llevarse los tres puntos, tan solo sumar uno más. En la jornada intersemanal visitarán al Eibar, a quien en la ida fueron capaces de vencer por la mínima.