Durante estos meses de mercado estival debemos tener muy en cuenta que todas las operaciones están supeditadas al famoso tope salarial por lo que conocer el funcionamiento de esta limitación así como entender qué hace que varíe resulta indispensable para comprender las ventas y contrataciones de futbolistas así como los movimientos extradeportivos de los equipos.

El tope salarial llegó a la liga española de la mano de Javier Tebas en 2013 con la finalidad de establecer límites al coste de cada plantilla de acuerdo a los ingresos de cada club para minimizar las probabilidades de que las entidades afrontasen procesos de impagos. La cuantía del tope salarial la calcula cada equipo y se la envía al Órgano de Valoración de LaLiga para que lo ratifique, o lo retoque, y así se garantice la estabilidad financiera del club. Una vez establecido, se destina a hacer frente al pago de la plantilla inscribible (jugadores, entrenador, segundo entrenador, preparador físico y técnicos con funciones análogas del primer equipo) y la no inscribible (gasto en filiales, cantera y otras secciones deportivas).

El límite salarial varía cada año por lo que las directivas de los equipos pueden llevar a cabo acciones que lo eleven para que les permita ofrecer contratos más altos a sus jugadores y de esta forma poder competir económicamente en el mercado de fichajes o retener a sus estrellas ante ofertas de terceros. En esta dirección se encuentra la directiva del Celta ya que el club tiene a once equipos con mayor tope salarial por delante, además de tener una diferencia modesta con aquellos clubes que se encuentran por detrás en esta clasificación.

Para aumentar dicho tope, además de beneficios en ventas de jugadores, existen estrategias que no pasan por sacrificar el rendimiento de la plantilla y que son las que están siguiendo en casa Celta. LaLiga establece que si existen nuevos contratos de comercialización de derechos o activos del club se revisarán al alza las limitaciones salariales debido al nuevo flujo estable de ingresos de la entidad. Teniendo en cuenta esto, se entienden muchas decisiones tomadas por la directiva estas últimas temporadas como el nombre del estadio, la insistencia en poder explotar económicamente el mismo, los servicios ofrecidos en A Sede, la intención de hacer en la nueva ciudad deportiva un lugar dinámico y enfocado al comercio o los precios de localidades y abonos.

Estas decisiones no son las óptimas para cuidar al aficionado, pero son las que mejor se adaptan a la normativa de LaLiga si se pretende aumentar la competitividad del club, ya que ahora mismo se da la paradoja de que, si el Celta vende a Maxi, podría gastar en un solo jugador 30 millones de euros, pero no podría hacer frente a su posible ficha de 4 millones al año, lo que restringe los posibles refuerzos del equipo en base al salario de los mismos y no a la tasación de mercado que tengan.

LaLiga hace una distinción clara entre la masa salarial y el dinero que tenga el club para fichar ya que ingresar hoy 30 millones por una venta no garantiza poder hacer frente a contratos de larga duración porque se trata de algo eventual y que podría dar lugar a riesgos de impago cuando un equipo no pueda vender lo suficiente para pagar a sus jugadores.

Para entender este mercado de fichajes hay que tener clara una idea, el Celta no tiene su mayor restricción en la cantidad del traspaso, sino en el salario que pidan los jugadores.

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