Un empate a cero frente a la Real que lleva al Real Valladolid a la 14º posición con 19 puntos en el casillero. Algunos entonces, se preguntan que como iba todo hace apenas un año. A decir verdad, se nos vienen mejores recuerdos de la temporada pasada, sobre todo si nos remontamos al primer tercio de la campaña.

El equipo de Sergio andaba en el 12º puesto de la clasificación. El combinado blanquivioleta llegaba de ganar a domicilio a nada más y nada menos que al conjunto txuri urdin (1-2), con goles de Toni Villa y Antoñito. Con un buen inicio para los pucelanos, tocaba afrontar un partido difícil frente al Atlético de Madrid del Cholo Simeone. El encargado de impartir justicia fue Undiano Mallenco, que lo haría por última vez en su carrera como árbitro profesional, siendo esta, la última temporada que el navarro pisaría los terrenos de juego. 

Aquel encuentro tuvo de todo. Muchos recordarán que los colchoneros se adelantaron 0-2 en el marcador con goles de Kalinic y Griezmann, este último de penalti por decisión del VAR. Pero sería Calero el encargado de anotar el 1-2 en el minuto 57. Poco después, Saúl, se marcaría en propia meta empatando la contienda, pero, un último tanto del delantero francés, arruino las esperanzas pucelanas de llevarse el partido. Al final, las sensaciones generales fueron de un Valladolid que jugó mejor que los madrileños y que pudieron haber dado un golpe encima de la mesa. 

Por aquellas, el conjunto castellanoleonés seguía teniendo problemas de cara a puerta. Ünal, era la referencia en ataque, pero no acababa de despegar. Esto provocaría que la directiva tuviese que buscar un delantero en el mercado invernal, poniendo el foco en un "nueve" que no estaba disfrutando de minutos en el Getafe. No podía ser otro que Sergi Guardiola

Si miramos al presente, vemos aspectos como el tema goleador, que se asemejan a lo que estaba viviendo el equipo justo hace un año. Pese a eso, la sensación por entonces era de un equipo con una idea clara de juego, que no se dejaba amedrentar por ningún equipo y que plantaba cara a todos por igual.