Los derbis gallegos son partidos más que especiales. En ellos, se desarrollan batallas dentro y fuera del terreno de juego. A fin de cuentas, lo que suma para el equipo es lo que ocurre dentro del verde, mas siempre es interesante ver el duelo de aficiones. Son, las gallegas, aficiones ruidosas, orgullosas de sus respectivos equipos. Destacan los sectores de Riazor Blues, por el Dépor, y los Celtarras, por el Celta.
Fueron, en el pasado, encuentros incluso violentos por la rivalidad entre ambas aficiones. Siempre hay tensión en el partido (destaca por ejemplo el caso de Djalminha y Mostovoi), e incluso algunas trifulcas, lo que hace del derbi un partido especial en el que no se pueda relajar nadie ni un momento. Así mismo, la presión de la grada es enorme: los futbolistas no se pueden permitir muchos fallos frente al equipo rival, porque los aficionados son muy exigentes en este tipo de partidos.
Sin embargo, y pese a la rivalidad existente entre los dos mejores equipos, estos últimos años ambas aficiones fueron ejemplares a la hora de enfrentarse. En años pasados, fueron visibles ciertos enfrentamientos físicos entre las hinchadas, algo que no debe ocurrir nunca con relación al mundo del deporte.
La deportividad es un valor indispensable en todo deporte, en este caso el fútbol, y las aficiones de Dépor y Celta están mostrando estos últimos años el porqué de ir seguro al estadio, sin miedo de ocurrir cualquier incidencia. Hay que destacar ciertas medidas propuestas por ambos equipos, cuyas directivas se dan siempre muestras de cordialidad. Una de ellas podría ser, por ejemplo, la iniciativa de cantar el himno gallego antes del comienzo del partido. Los acordes de la canción de Eduardo Pondal suenan ahora en cada derbi, uniendo a ambas aficiones mediante el patriotismo.
Pese a la rivalidad que exista, hay que tener en cuenta las raíces comunes de todos los aficionados. Galicia es el común denominador, y recordar que ante todo el deporte es deportividad, respeto, es la base para que la fiesta del fútbol gallego sea, ante todo, eso, una fiesta, y no haya que lamentar nunca incidentes entre los que pretenden disfrutar de un buen encuentro.
Como la base del deporte es lo mencionado anteriormente, el respeto, esperemos ver este domingo 19 de marzo una verdadera fiesta del fútbol gallego. Los dos mejores equipos de Galicia ofreciendo un espectáculo a sus aficionados, dispuestos a dejárselo todo para animar a su equipo en el verde. Veremos entonces, si el duelo dentro y fuera del campo resultan ejemplares, y si la deportividad de los últimos años se repite esta jornada.