Mi recuerdo del derbi gallego: Previa en Vigo, derbi en Coruña

20 de noviembre de 2015, día previo a un derbi gallego entre dos conjuntos en alza que lograría vivir en persona después de un largo viaje de ida y vuelta.

Mi recuerdo del derbi gallego: Previa en Vigo, derbi en Coruña
Fotomontaje: Anxo Rei
vavel
Por VAVEL

Para mí, igual que para cualquier deportivista, el derbi gallego es un partido especial, un enfrentamiento que se marca en rojo en el calendario, el encuentro que cualquier aficionado revisa tras el sorteo de las jornadas a principios de agosto. El Dépor - Celta de la temporada pasada lo recordaré con cariño especialmente por el día anterior además de la victoria blanquiazul, quedando una buena historia para contar entre amigos.

Día y medio antes del partido en Riazor y yo, estando en Coruña, me encuentro subiendo a un tren de ida hasta Vigo para pasar una noche con mi primo en la ciudad olívica durante su cumpleaños. Ya de noche llegué a la localidad pontevedresa con un propósito: disfrutar de un concierto de nuestro grupo favorito. Un deportivista y un celtista de fiesta por Vigo en una noche que quedará para la memoria de ambos. Fue inevitable no hablar del partido del día siguiente, con sus correspondientes piques; pese estar a otra cosa, mi mente no podía evitar pensar en uno de los duelos más importantes de la temporada.

Los detalles de aquella noche quedarán para el recuerdo, guardados bajo llave. Sin embargo, tuvieron como resultado que a la mañana siguiente todavía siguiera allí siendo ya el día del derbi. Mi primo ya estaba en su casa y yo en la calle, sin batería en el móvil. Por azares del destino me topé con la estación de autobuses, una línea con salida inminente para Coruña y el dinero justo en mi tarjeta para poder pagarlo. Salía de "territorio enemigo" después de llegar a pensar que peligraba mi presencia en Riazor, pero nada más subir al autobús mi preocupación se desvaneció y aproveché para descansar las dos horas y media que duró el viaje. 

De vuelta a la ciudad herculina

A las cinco de la tarde ya me encontraba en Coruña, viendo gente con camiseta blanquiazules en lugar de celestes. "Por fin en casa" pensé en mi cabeza, y me dispuse a acercarme hasta los aledaños del estadio pese a que aún quedaba unas horas para el pitido inicial. Un par de refrescos en mi bar habitual antes de los partidos, recibimiento al equipo y a Riazor.

Cansado y somnoliento, pero ello no evitaría que animara con ganas, empezando con el himno gallego que fue acompañado por un espectacular mosaico en las gradas. Fue el inicio perfecto para la fiesta del fútbol gallego. Tras él, el balón comenzó a rodar. Un Deportivo muy serio conseguía maniatar a los vigueses, que pudieron contar sus llegadas al área de Germán Lux con los dedos de una mano. Abrió el marcador el equipo local de la mano de, cómo no, Lucas Pérez. El atacante gallego hacía estallar de júbilo a las más de 30.000 personas presentes en el feudo herculino, yo entre ellos, celebrando un gol importantísimo que podía decidir el derbi. Minutos más tarde, el Celta tendría su mejor ocasión de la mano de Nolito, pudiendo empatar el partido desde los once metros. No pude evitar disgustarme y pensar que la igualdad volvería al marcador pero, alegremente, estaba equivocado. Desde Marathon Inferior pude ver a escasos metros cómo 'Poroto' desviaba el tiro a córner y Riazor volvía a festejar. 

Mosaico del último derbi en Riazor | Imagen: RC Deportivo
Mosaico del último derbi en Riazor | Imagen: RC Deportivo

El Deportivo no sentenciaría el partido hasta el descuento, pero el público asistente no pareció dudar en ningún momento de que los tres puntos se quedarían en Coruña. El segundo tanto fue la guinda a un duelo apasionado y vibrante que se decantó del lado deportivista. 

Por mi parte, fue el colofón final a un fin de semana sin igual y que recordaré con cariño y esbozando una sonrisa cada vez que estemos cerca del derbi, de la fiesta del fútbol gallego.