Que se repita la gesta

Entonces tuvieron que hacerlo por el camino difícil, para demostrar que no hay imposibles en el fútbol, que de los errores se aprende y las dificultades te hacen más fuerte. El filial, que aquella temporada se hizo llamar Barcelona Atlètic, acabó la fase regular en segunda posición en la tabla, por detrás del Sant Andreu, que acabaría siendo su verdugo en el tercer y definitivo playoff, su último escollo antes de volver a la categoría de plata.

Que se repita la gesta
Los héroes de 2009/2010 recuerdan cómo vivieron esa temporada | Fotomontaje: Anxo Rei - VAVEL
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Por Noelia Déniz

El playoff de ascenso me trae ilusión por tener al Barça B donde creemos todos que tiene que estar, en Segunda A. Ahora estamos en una situación muy parecida y se podría vivir lo que vivimos entonces”. Son las palabras de José Luis Acón, que es un socio del FC Barcelona, pero no uno cualquiera. No fue el primero, ni será el último, pero sí es de los más antiguos y de los más fieles. De esos que antes de levantarse de su asiento para protestar, sufren y si han de llorar, lloran. Lo que le hace distinto a la mayoría de los socios del club azulgrana es que no solo está pendiente del primer equipo de fútbol, sino también de la Masía, de esa maravillosa cantera, así como de las secciones: baloncesto, fútbol sala, balonmano o hockey.

Él ha vivido tantas historias como culé, algunas más bonitas que otras. “Empecé a venir en 1991” – me cuenta – “era una época buena, justo se había ascendido a Segunda A en los despachos. No había subido el Mérida en la última jornada con un penalti dudoso. Quedó la cosa pendiente, pero el Cartagena no pudo pagar los derechos para permanecer en Segunda A, entonces los descendieron en los despachos y el segundo mejor clasificado de las liguillas de ascenso, que era el Barça B, subió. Entonces todavía jugaban Guardiola y Carlos Busquets en el filial”. Pocos podrían presumir de haber vivido aquella etapa en la que eran jugadores Pep y el actual entrenador de porteros del actual filial, que esta semana misma se embarca en la aventura, apasionante a la par que complicada, de los playoffs de ascenso a la categoría de plata.

Jose Luis, socio número 43.059, echa la vista atrás para explicarnos en breve cómo se desenvolvió el Barça B en los años que siguieron, hasta el último ascenso. “Los primeros siete u ocho años todo era Segunda A, veías jugadores extraordinarios, algunos de ellos pasaron por el primer equipo. Luego vino el descenso, estuvimos once o doce años sin volver a la categoría de plata, con un descenso a Tercera. En 2006/2007 de rebote desapareció el Barça C y  Guardiola cogió las riendas del Barça B en Tercera División. Subió a Busquets y recuperó a Pedro, que estaba con pie y medio fuera. Ascendió al equipo a Segunda División B, dónde lo cogió Luis Enrique, que en su segunda temporada los subió de categoría. Su primera temporada en el banquillo ya fue buena, rozaron la cuarta plaza, aunque al final no pudo ser. 2009/2010 fue una temporada fantástica para quienes llevábamos años viniendo, al poder recuperar aquella ilusión de volver a jugar en Segunda A, después de ver partidos bastante aburridos y pasar por el calvario de Tercera".

¿Cómo fue 2009/2010, ese año clave en que se obtuvo el ascenso, para el filial? Según el centrocampista Oriol Romeu "el objetivo era subir". "Fue una temporada complicada porque te encontrabas con equipos muy maduros, con jugadores muy expertos, probablemente con mucha más fuerza de la que teníamos nosotros físicamente. Al final se consiguió, el equipo estuvo muy bien, con el trabajo del míster y de todos los chavales pudimos conseguir lo que queríamos, los recuerdos son muy positivos”.

A nivel personal, ese curso fue el del asentamiento del actual jugador del Southampton dentro del equipo: “El año anterior había jugado ya algunos partidos con el filial, ese año pude jugar más, acabé a un buen nivel. En la fase de ascenso pude participar en los playoffs, acabé muy contento de conseguir lo que queríamos. Disputar el ascenso a Segunda A llenando el Mini Estadi fue una experiencia muy bonita”.

Nolito y Miño, en imagen de archivo | Foto: Noelia Déniz - VAVEL
Nolito y Miño, en imagen de archivo | Foto: Noelia Déniz - VAVEL

Cómo lo vivieron los protagonistas

“Fue un año espectacular”, relata el defensa Marc Muniesa.  “A nivel colectivo teníamos un grupo de gente veterana, de 23,24, 25 años, Soriano, Nolito, Benja, Iván, Espasandín, Rueda, Víctor Vázquez, Armando, Edu Oriol, Miño, Oier, Masip. Éramos pocos jóvenes, estaba Thiago, y a medida que fue avanzando la temporada subieron muchos, yo también subí ese año, más adelante lo hicieron Bartra, Montoya, Sergi Roberto, Oriol Romeu, Planas y al final, en el playoff, se incorporó Sergi Gómez. Hicimos una mezcla buena de gente veterana para un filial con una buena generación como era la del 91/92”.

Muniesa: "Luis Enrique nos dijo que confiásemos en él"

Pero no fue todo tan sencillo como pueda parecer a simple vista. “A nivel colectivo empezamos mal la temporada, pero desde un principio Luis Enrique nos dijo que confiásemos en él, que si algo fuese mal lo único que podía pasar era que lo echasen a él, que estuviésemos tranquilos. Luego empezaron a salir los resultados, quedamos segundos y nos metimos en el playoff. Ahí empezó todo. A nivel individual fui variando entre la posición de lateral y central, al principio jugaba mucho más de lateral, me turnaba con Espasandín, y luego de cara a media temporada hacia el final ya empecé a jugar de central y en esa posición acabé jugando el playoff. Ilie jugó casi toda la temporada de lateral derecho”, explica el canterano del FC Barcelona, que también ocupó ese rol dentro del campo: “Hubo algunos partidos en los que jugué de lateral derecho. Fue un año en el que experimenté diferentes posiciones, tanto lateral izquierdo como lateral derecho y central. Jugué todas las posiciones de la defensa. Era mi primer año en el filial y la experiencia de jugar contra gente que había jugado en Primera o en Segunda, enfrentarnos con 17 años a gente de 30 nos curtió muchísimo y fue una experiencia magnífica para la mayoría de nosotros”.

Bajo palos en el filial alternaban Oier y Miño. El de Cornellà, que forma parte de la plantilla del AEK Larnaca de Chipre y se recupera estos meses en Barcelona de la rotura en el ligamento cruzado de su pierna derecha que sufrió el pasado mes de febrero, fue el guardameta escogido por Luis Enrique para guardar la portería en el último partido de playoff. El cancerbero valora la confianza del entrenador en un momento determinante como fue la visita del Barça B al campo del Sant Andreu: “Fue importante porque él nos iba alternando, nos cambiaba a Oier y a mí durante la Liga y también en el playoff, pero consideró que en ese partido tenía que jugar yo. Me hace estar muy contento poder recordar ese ascenso, el haberlo vivido en el campo, disfruté lo más bonito”.

El ascenso, crucial para el futuro de muchos

Miño confiesa que aprendió mucho durante ese curso, que fue tan relevante para su futuro. “Era mi primer test profesional, el primer gran momento en mi carrera, era decisivo, crucial, porque iba a cambiar o no mi carrera. No sé qué hubiese sido de mí si no hubiese conseguido jugar luego dos años con el Barça B en Segunda, para mí era crucial conseguir el ascenso. Creo que saqué lo mejor de mí, sobre todo en ese último partido, por eso lo recuerdo con mucho orgullo”.

Ilie: "No me imagino la temporada 2009/2010 sin Luis Enrique"

Desde Misouri, en Estados Unidos, el ahora futbolista del Sporting Kansas City Ilie Sánchez describe lo que significó para él 2009/2010: “Fue increíble. Era mi primera temporada como profesional, porque yo venía del Juvenil. Creo que tanto a mí como a mis compañeros nos marcó la temporada y el entrenador. No me imagino esa campaña sin Luis Enrique, pienso que fue una suerte tenerle a él en mi primer año como profesional. Una suerte y quizá una desgracia, porque si el primer año tienes al mejor, luego todo lo que te viene, bueno… es como que a veces echas en falta a Luis Enrique, pero sabes sacarle partido a todos los entrenadores porque en el primer año tuviste al mejor. Para mí fue algo increíble, estoy muy agradecido a Luis y a mis compañeros porque tu primer año como profesional con el Barça B en Segunda B y conseguir el ascenso de la manera que se consiguió, hasta el último día, hasta el último minuto, fue muy bonito. Aprendí muchísimo, fue una lección buenísima para lo que me venía por delante en mi carrera”.

El que después sería capitán con el filial en Segunda División A de la mano de Eusebio Sacristán comparte lo que le llamó más la atención de ese primer año en el B: “Recuerdo desde el primer día, ir a el Montanyà a hacer la pretemporada, que fue durísima, pero disfrutabas sufriendo. La mayor parte de lo que recuerdo es de la pretemporada, era mi primera con el Barça B y es lo que me quedó grabado al estar con gente de diferente edad. Recuerdo todo con mucho cariño, fueron unas semanas buenísimas. La temporada nos fue muy bien, en casa ganábamos casi siempre y fuera aprendimos, o al menos yo, a valorar cada punto que sacábamos y a jugar en campos y condiciones que muchas veces no nos eran favorables. Los entrenamientos eran una pasada, los compañeros también;  ese fue el equipo del que saqué más amigos en el tiempo que llevo jugando al fútbol, eso dice de la relación que teníamos entre nosotros y de lo bien que lo pasábamos”.

La otra perspectiva

Gai Assulin, que no pudo cerrar el más reciente curso con el Sabadell al estar recuperándose de una recaída, habla de cómo vivió un año en el que no tuvo tanto protagonismo como algunos de sus compañeros, pese a ser una de las promesas de la Masía que mayores expectativas generó: “Llevaba tres años en el filial, era el último año con Luis Enrique. Fue una temporada que a nivel personal no fue de las mejores, no tuve muchos minutos, pero cuando jugué aporté bastante al equipo. Fue especial porque ascender siempre es algo bonito, recuerdo celebrarlo a lo grande”.

Pese a no disponer de tantos minutos como le hubiese gustado, al hacer mención a su relación particular con el técnico, Luis Enrique, el israelí se queda con lo ganado: “No puedo decir que la relación era mala, porque era buena, pero en el aspecto deportivo no jugué mucho. Aún así aprendí muchísimo tanto a nivel futbolístico como humano”. De aprendizaje también habla Oriol Romeu al referirse a Lucho: “Desde que pude entrenar a sus órdenes me enseñó muchísimas cosas, diferentes soluciones para salir desde atrás con la pelota jugada, siempre intentar buscar una solución a la presión rival. Es un entrenador que sabe mucho, es consciente de lo que sienten los jugadores, al haber sido él mismo un jugador en el pasado”.

Luis Enrique, el maestro con carácter

A Muniesa le tocó vivir las dos caras de la moneda, ser paciente, aguardar su momento. Las explicaciones del asturiano surtieron efecto en el defensor, por lo que su situación dio un giro. “Mi relación con Luis Enrique era muy buena” – dice – “con él aprendí muchísimo, me gustaba mucho como entrenador, además que hacía muchas actividades colectivas que benefició al grupo. Yo era de los más pequeños, me llevaba muy bien con Sergi Roberto sobre todo porque éramos los dos más jóvenes del equipo en ese momento, vivíamos juntos, luego se incorporó Sergi Gómez y compartimos piso los tres, con ellos dos era algo especial por ser de la misma quinta. Hubo una época de cinco o seis partidos que no jugué y fui a hablar con Luis Enrique, me dijo que quería probar a diferentes jugadores y me dio explicaciones que entendí. Salí reforzado de esa charla, porque acabé jugando todo lo que quería. Luis era un tipo muy directo, muy sincero, al que le gustaba mucho trabajar tácticamente. Con él subimos a Segunda A e hicimos récord de puntuación en la categoría”.

Miño: "Luis Enrique era duro, con carácter, le respetábamos mucho"

Miño destaca una cualidad de Lucho que enseguida se hizo notar: “Era un entrenador que se preparaba mucho el tema físico y táctico, estaba ilusionado. Era duro, con carácter, nosotros le respetábamos mucho, nos transmitía muchas cosas positivas para saber competir en el fútbol profesional. Él nos llevó a conseguir el ascenso”. Desde las gradas del Mini, el socio Jose Luis lo vivía en otra dimensión: “Recuerdo una bronca de Luis Enrique a Gai Assulin que resonó en todo el Mini Estadi: ‘Gai, no juegas solo’, le gritó desde la banda en una jugada en la que Gai quería solucionar el mundo”.

Luis Enrique llevó al filial a Segunda A en su segunda temporada en el banquillo | Foto: Noelia Déniz - VAVEL
Luis Enrique llevó al filial a Segunda A en su segunda temporada en el banquillo | Foto: Noelia Déniz - VAVEL

Jose Luis nos comenta su parecer acerca de la temporada 2009/2010. “Fue bien porque la anterior nos quedamos a las puertas del playoff, compitiendo hasta las últimas jornadas. La dupla Soriano-Nolito era impresionante. Había un delantero nigeriano, Elvis. Entre él y Edu Oriol se repartieron la tercera plaza del ataque. Luego no se sabe dónde ha ido a parar, pero es de esos jugadores que necesitas en Segunda B, como es el caso ahora de Fali, Alfaro o Xemi”, explica.

Guardiola lidera el cambio

El socio fiel desvela detalles que nos acercan a ese conjunto que salió victorioso: “La filosofía de Luis Enrique era la misma, cogía el equipo de las manos de Guardiola. Con Pep hubo un cambio al respecto de los entrenadores anteriores en Segunda B, Quique Costas, Gonzalvo, entonces se reflejaba esa mentalidad atacante de un mediocentro como Rueda, que era un jugador como Ilie, que salió del fútbol base. Hacía un trabajo sucio, oscuro, le enseñaron quince tarjetas amarillas, pero necesario en el mediocentro. Traer jugadores con cierta experiencia en esta categoría como Víctor Espasandín o Armando es lo que le dio ese plus aparte de los jugadores de calidad que provenían de la cantera. Era un fútbol espectacular, ofensivo, porque veías que cuando se rondaba el área el gol estaba al caer”.

Ilie, que lo vivió desde dentro, tampoco duda en destacar al dúo atacante de los azulgranas. “Nolito y Soriano eran otro nivel, porque eran los que marcaban la diferencia, pero eran uno más siempre. Armando fue un líder dentro y sobre todo fuera del campo, ya venía para eso, nosotros sabíamos que Armando tenía esa función y aparte la cumplió al ciento veinte por cien”, explica el futbolista formado en la FCB Escola.

Una auténtica piña en el vestuario

El filial fue de menos a más, hasta alcanzar su objetivo. En la sexta jornada el equipo visitó el campo del Gavà estando en zona de descenso, en aquel partido debutaron varios juveniles. Sin duda había sido un punto de inflexión en el devenir de una campaña que acabó siendo fructuosa. “Las sensaciones eran buenas” – cuenta Muniesa – “en ningún momento nos planteábamos el hecho de hacer el playoff y menos de subir, porque habíamos empezado mal, pero conforme fueron avanzando las semanas íbamos mejorando en el juego, obteniendo resultados. Luego hacíamos muchas actividades grupales que unió mucho al vestuario, tanto a jugadores como al staff, creo que fue la base de que los resultados al final se dieran solos y acabásemos cosechando lo que hicimos”.

Miño también señala la buena relación del conjunto como una de las claves del éxito cosechado: “Sabíamos que era muy difícil conseguir lo que después llegó, porque no quedamos primeros sino segundos, pero éramos jóvenes, éramos un buen grupo, amigos, estábamos juntos, había un buen ambiente de trabajo y eso fue importante para lograrlo”.

El factor presión, que pudo darse después de haberse quedado a un paso del playoff la temporada anterior, se sintió de diferente manera, a título individual. Ilie comparte con nosotros su impresión: “Como yo no viví la temporada anterior, esa presión no la tenía. En ningún momento pensé en ascender, yo iba partido a partido porque, primero, era mi primer año, y después que el anterior no había estado y todo era nuevo, pasara lo que pasara estaría bien. En ningún momento mostraron nerviosismo ni el cuerpo técnico ni mis compañeros. La única vez que yo he sentido un extra de motivación o de presión fue la temporada siguiente en Segunda A, cuando ya la temporada estaba por terminar, porque no nos jugábamos nada porque estábamos más que salvados y el míster intentó introducir el objetivo de quedar como el mejor filial de la historia. Como era algo extra, ahí sí que le puso la presión, pero en todo lo demás todo era muy natural, nunca sentí la presión de ascender o de quedar arriba para alcanzar el playoff”.

Playoffs, presión y emoción

Eso sí, una vez alcanzada la fase de ascenso, la situación da un giro, como mismo cuenta Ilie. “Cuando entras en playoff quizá el discurso ya cambia. Nosotros nos metimos como segundos y teníamos tres eliminatorias por delante que fueron muy duras. La primera contra el Poli Éjido, la segunda contra el Jaén y la tercera contra el Sant Andreu, ahí sí que ya había sensación de disputar finales, y las finales se ganan, no se juegan. Siempre intentamos hacer nuestro trabajo, nuestra manera de jugar, pero buscando el resultado final, que era pasar la eliminatoria. Creo que lo enfocamos muy bien, o el míster en este caso, porque siempre nos dijo que había 180 minutos”.

La presión existe porque uno quiere ganar y conseguir el objetivo de subir. Recuerdo que tanto el staff técnico como nosotros lo cogimos con toda la ilusión del mundo, sabiendo que teníamos las condiciones para poder conseguirlo y se nos dio todo de cara, el equipo estaba mentalmente preparado, manejamos bien la presión”, afirma Oriol Romeu, mientras que Gai Assulin lo entiende así: “La sensación es de presión, de hacerlo lo mejor posible porque no hay mucho tiempo y sabes que cualquier detalle puede decidir una eliminatoria, entonces según cómo y cuándo has de jugar de una forma o de otra. Es algo especial, viene más gente al estadio para seguir el partido, eso hace que haya más ambiente y también te emociona”.

Muniesa: "Era espectacular ver el Mini lleno con quince mil personas que nos hacían creer que era posible subir"

¿Cómo recuerdan los protagonistas la fase de playoff? “Complicadísimo" – declara Muniesa - "recuerdo que me lesioné contra el Ontinyent, tenía para dos meses y llegué justo a la fase final, a los dos partidos contra el Sant Andreu. Era un espectáculo, ver el Mini lleno con quince mil personas animándonos y haciéndonos creer a nosotros que era posible subir; era espectacular y a la vez teníamos esos nervios, esa tensión por la inexperiencia en situaciones dónde te juegas mucho”.

En los ojos del socio del FC Barcelona, Jose Luis, aún se reflejan las emociones sentidas aquel entonces, hace ya siete años, cuando nos resume las eliminatorias por las que tuvo que pasar el filial barcelonista: “La primera eliminatoria fue contra el Poli Ejido, la segunda con el Jaén y la última nos enfrentó al Sant Andreu, que había sido el líder del grupo. El único partido cómodo fue la vuelta de la segunda eliminatoria contra el Jaén, la primera empatamos 3-3 en el Ejido, ese empate con tantos goles ayudaba, aquí fue un partido difícil, creíamos que podíamos solucionarlo mejor y acabó en 0-0, fue un partido muy trabajado. El partido de Jaén acabó en empate a cero y aquí fue más cómodo, si no recuerdo mal se encarriló pronto, ganamos 3-0. Lo que marcó la eliminatoria con el Sant Andreu fue el penalti/no penalti de Nolito aquí en el gol Sur, que yo creo que sí que era penalti, pero los de Sant Andreu seguirán diciendo toda la vida que no. Acabó 1-0 aquí, 0-0 en Sant Andreu, pero fue un partido muy tenso”.

Lo que no sabías de la eliminatoria en Jaén

Antes de sufrir las inclemencias de un frustrado Narcís Sala, el filial atravesó situaciones desagradables ya en la segunda eliminatoria, en tierras andaluzas. “Por la noche se pusieron a tirar petardos fuera de las habitaciones" – narra Ilie - "no nos dejaron dormir". "Luego al llegar al campo del Jaén es como una subidita con curvas, la gente aparcó los coches en medio de la carretera, por lo que el autocar no podía pasar. Hubo un follón, la policía tuvo que entrarnos al campo. Llegamos cuarenta minutos antes de que empezara el partido, casi nos suspenden por no llegar a tiempo, pero no era culpa nuestra, sino de los que coches que había aparcados en medio de la carretera. Íbamos bajando al estadio para el vestuario y nos encontramos la puerta del pasillo cerrada con candado. Armando, al ver eso, dijo: ‘me cago en…’, le pegó una patada a la puerta y rompió el candado, entonces entramos todos detrás chillando: ¡vamos!, el míster también detrás, fue una locura. Nos vestimos en cinco minutos y tuvimos que salir a calentar porque en nada empezaba el partido. Nos pusieron mil y una trabas para que todo saliera mal, el míster siempre tuvo calma, diciendo: ‘tranquilos, que tienen que venir ellos a casa, estad preparados, no os preocupéis’. Y así fue, en casa les ganamos 3-0 y les devolvimos de esa manera lo que nos habían hecho".

El infierno del Narcís Sala

Después de dos auténticas pruebas de fuego, a los culés les tocaba medirse al vecino Sant Andreu, al que había tenido por delante en la tabla durante la fase regular. No fue fácil, ni para unos ni para otros.

Muniesa, uno de los que se vistieron de corto ante el conjunto que se había proclamado campeón de grupo, explica esa última eliminatoria: "Fui titular ante el Sant Andreu, llegué justo para esos dos últimos partidos. En la ida se lesionó un compañero y entré en los últimos minutos, en casa pudimos marcar el gol de penalti. En la vuelta el ambiente que se respiraba era espectacular, la tensión, ver a la gente del Sant Andreu, que para nosotros era jodido porque se trataba de un equipo catalán, de nuestra Liga, con muchos jugadores que conocíamos. A posteriori algunos de ellos vinieron a jugar con nosotros en Segunda A, como Edu Oriol o Abraham. Era jodido jugar contra ellos, aparte de ser el suyo un campo pequeño con césped artificial, la gente estaba muy encima. Me acuerdo que en la primera parte jugué de central, pero en la segunda lo hice de lateral derecho y cada vez que iba a sacar de banda la gente te escupía, te decían de todo, pero eso es lo bonito del fútbol. A mí particularmente eso me motivaba muchísimo. Salimos con un 4-2-3-1, un poco más defensivo. Fue algo espectacular, también había mucha afición nuestra en un córner. Fue un partido muy difícil, donde hubo pocas ocasiones, pero la tensión se respiraba".

"Me acuerdo una acción en la que Sergi y yo estábamos de centrales, que centraron ellos y Sergi disputó un balón con el delantero Máyor y se tiró al suelo, pitó el árbitro y pensamos que era penalti, pero no, había pitado falta a nuestro favor, y ahí respiramos un poco. Tengo esa jugada grabada en mi mente porque nos jugábamos todo, y salir victoriosos del campo del Sant Andreu fue algo increíble, aunque luego estuvimos una hora esperando porque la gente del Sant Andreu nos estaba esperando 'para felicitarnos'".

Oriol Romeu nos explica una versión muy similar, con algunos detalles referentes al juego: "Los dos equipos querían subir, había mucha tensión, la afición había puesto mucha ilusión en su equipo porque llevaba un año muy bueno, habían sido primeros. Fue una batalla ese partido, recuerdo muchos balones largos, muchas disputas, el míster planteó un equipo a sabiendas de que no podíamos cometer errores ni tomar riesgos atrás, y la cosa funcionó, pudimos aguantar el 0-0 contra un equipo que ofensivamente era muy fuerte. Hubo problemas en la celebración al final del partido por la tensión que había acumulada entre aficiones".

Ilie: "Los desconvocados no entramos al vestuario al descanso porque a Luis Enrique no le gustaba"

A Ilie le tocó ver el partido de vuelta contra el Sant Andreu desde la grada: "De los seis partidos de playoff, a mí me tocó jugar los cinco primeros enteros y en Sant Andreu me quedé fuera. Era un partido especial, donde sabíamos que defendíamos un 1-0 ante un grandísimo equipo que en la Liga había quedado por encima de nosotros, y el míster decidió optar por otros jugadores. Entonces lo viví muchísimo peor, con muchísimos más nervios de los que hubiese tenido si hubiese estado jugando. Estaba con mis compañeros en la grada, y hasta que no pitó el árbitro el final no pude descansar. No bajamos al descanso, el míster prefería que a la media parte los que nos habíamos quedado fuera no entrásemos. Antes del partido estuvimos en el vestuario, pero durante no entramos. Cuando pitó el árbitro salté de la grada al campo para abrazarme con mis compañeros y fue cuando tuvimos que salir escoltados por una parte de los Boixos Nois, que nos defendían de ciertas agresiones o provocaciones de la afición del Sant Andreu. Estaba lleno el campo, nunca había visto el Narcís Sala así".

El socio Jose Luis, anticipándose al ambiente hostil que presentaría el estadio del rival, prefirió seguir el encuentro desde casa. "Afortunadamente no fui a la vuelta, porque hubo incidentes y problemas con los aficionados, porque algunos saltaron al campo a pegarle a los jugadores. Te pones en la piel del aficionado del Sant Andreu, que la eliminatoria se te vaya en un penalti dudoso, que iba todo el año líder y es de esas oportunidades que ya no han vuelto a tener de dar el salto a Segunda A. Por aquel entonces el Ayuntamiento había aprobado un plan, si ascendían le remodelaban el Narcís Sala, lo echaban abajo y lo hacían de nuevo. Había muchas esperanzas puestas en ese playoff, entonces les salió toda la rabia de no poder subir", apunta.

Un recuerdo imborrable

Al preguntarle a Miño con qué momento de 2009/2010 se quedaría, el portero no lo duda: "Con el éxito final después del partido en el campo del Sant Andreu, un partido muy tenso en el que nos jugábamos muchísimo, y que iba a cambiar nuestra carrera para siempre, la de todos nosotros. Luego con la celebración posterior al encuentro, donde se soltaba toda la tensión del año, ese sueño de poder llegar a jugar en Segunda A".

"Te diría que ese ascenso a Segunda A ha sido el momento más bonito de mi carrera", concluye Ilie. "Todo el año en sí fue fantástico. Estoy seguro que incluso para mis compañeros que han ganado ligas y títulos importantes ese ascenso ocupa un lugar muy importante en su palmarés. Al final eres un chico joven, que empieza, que está viviendo lo que siempre ha visto por televisión ahora como profesional, la primera impresión es la que te queda".

La celebración del ascenso dentro del vestuario | Imagen cedida por Ilie Sánchez
La celebración del ascenso dentro del vestuario | Imagen cedida por Ilie Sánchez

* Cabe señalar que el Barça B se denominó Barcelona Atlétic durante 2009/2010, revirtiendo a Barça B la temporada siguiente.