En un día lluvioso y plomizo de otoño el segundo recibía al primero de la Liga 123, a imitación del Barça-Real Madrid del día anterior. Girona y Levante se enfrentaban a las 12 horas en el Municipal de Montilivi, que presentó una buena entrada; sin duda pesó más el atractivo del encuentro y su importancia que la propia climatología. 

Por parte del Levante hubo cambios respecto a los onces empleados anteriormente, destacando especialmente el de Espinosa por Lerma en el centro del campo. En cuanto al Girona, que lucía un solidario brazalete arcoíris en los brazos de sus jugadores, cabría señalar la disposición táctica propuesta por parte de Machín, en concreto la de una defensa de tres hombres más dos carrileros para el ataque y una línea de cinco cuando atacaba el equipo del Ciutat de València.

Durante los primeros minutos ambos conjuntos se dedicaron a estudiarse, no podría ser de otro modo dado el respeto recíproco que se tienen, aunque fue algo más incisivo e hilvanó mejor el Girona.

El Levante tuvo dos aproximaciones estériles en los primeros 25 minutos y Espinosa desbarató una ocasión clara de los gerundenses. Chema Rodríguez vio una tarjeta amarilla, lo que le supone perderse el próximo partido del campeonato. Por parte del Girona la recibió Portu.

Aunque sin pasar demasiados apuros ni cometer excesivos errores el Levante no proponía casi nada y de ese modo el Girona fue haciéndose con un modesto control del partido. Eso sí, Borja Molina tuvo que retirarse por unas graves molestias en la zona lumbar tras recibir un fuerte golpe por parte del granota Chema Rodríguez. Fue sustiuido por Cristian Herrera.

Tras una buena jugada de Campaña cerca estuvo Martí de comprometer al guardameta rival pero Granell envío a córner la ocasión. Poco después el gallego Jason Remeseiro, en una acción individual, tuvo en torno al minuto cuarenta la mejor ocasión del Levante.

Granell vio cartulina amarilla por una grave entrada a Espinosa. Era la cuarta tarjeta de la primera parte del partido, muy cerca de la media de seis por partido que presenta este campeonato el árbitro Oliver de la Fuente. La falta fue botada por Campaña sin peligro alguno. 

En el minuto 44 el propio Granell centró al área y Raúl Fernández la dejó botar, cometiendo un error que el delantero italiano del Girona Samuele Longo no perdonó (era su sexto tanto esta temporada). El Girona tomaba así una peligrosa ventaja.

El árbitro decretó el descanso poco después de que el Girona marcara ese tipo gol calificado como “psicológico”. Además, en ese momento el conjunto de Montilivi se situaba a un solo punto del Levante (este, eso sí, con un partido menos). En cualquier caso quedaba todo el segundo tiempo. El primero había acabado con la sensación de que hubo un cuarto de hora de tanteo pero con un  ligero dominio por parte de los locales, un segundo donde el Levante tuvo incluso la oportunidad de adelantarse, y un tercero y último con alternativas pero con un mayor acierto por parte del Girona.

Segunda parte

Insa, Postigo, Chema y Espinosa, sabedores de que su actividad en el centro del campo es fundamental, salieron con otra actitud. En realidad todo el Levante mostró haber puesto una marcha (inevitable) más. Y así, producto de la intensidad y de una mayor fluidez del juego, a los ocho minutos, a pesar de que el balón de salió desviado muy alto, Remeseiro tuvo la primera ocasión, y hubo una segunda inmediata de Roger, quien a punto de disparar a portería vio cruzársele a un defensa rival.

El Girona se agarró a la contundencia de Portu para mantenerse sujeto en el campo, ardor que incluso le valió una tarjeta amarilla tras cometer una fuerte entrada en el centro del campo. Un par de minutos después la vería Insa por un fuerte pisotón sobre Pedro López (el árbitro alcanzaba así su media de seis). A continuación Muñiz decidió sustituir precisamente a Insa por Roger. El entrenador levantinista empezó a quemar sus naves en busca de sacar algo positivo del encuentro.

El partido se había convertido ya en un choque, literalmente, entre dos equipos que no se resignaban a nada: los encontronazos, las faltas y las interrupciones se convirtieron en tristes  protagonistas del partido.  

Aun así, Morales y Casadesús miraban a portería, aunque sin generar ocasiones claras. Mientras, valga la redundancia, transcurría el tiempo, lo que incrementaba los nervios entre los pupilos de Muñiz y poco a poco la confianza de los jugadores del Girona. De ahí que, en el minuto 72, Jonás Ramalho, que hasta ese momento había sido seguramente el mejor jugador de su equipo, tras un fallo clamoroso de la defensa levantinista, marcó el segundo gol girondés.

El Levante se lanzó a la desesperada en busca de recortar distancias (y a punto estuvo Martins de lograrlo, en lo que era el primer disparo a puerta de la segunda parte) y el Girona estaba cada vez más cerca, mediante contraataques, de marcar el tercero. Sin embargo, el pundonor de los granotas les permitió, gracias precisamente al batallador Martins, recortar distancias en el minuto 89. Una falta en contra del Levante, pitada merecidamente a Roger Martí en el área rival, le dio la excusa perfecta al colegiado para pitar el final del encuentro: 2-1.

Partido sólido del Girona, que estuvo acertado en las pocas ocasiones con las que se encontró, y malo del Levante, cuyos errores defensivos, fundamentalmente, más una escasa falta de ambición inicial lo sentenciaron.