La metamorfosis sería el proceso que más se ajusta al 2016 de Costa. De ser desterrado del conjunto nacional a transformarse en el delantero más temido en los feudos británicos. El hispano brasileño ha tenido su nivel totalmente acompasado al de su equipo, el Chelsea: en Stamford Bridge han experimentado una destacada antítesis en poco más de doce meses. De estar rozando la gélida zona de descenso a ser el infranqueable líder. De Mourinho y Hiddink a Conte. De nadie, a Diego Costa. 

El año que acaba se resume en dos mitades para Diego Costa. La primera, inmersa de dificultades, pésimas actitudes, desvalorizaciones y caídas. La disciplina, el juego efectivo y la contundencia conforman la segunda y más reciente etapa, que está alegando y cambiando progresivamente la imagen del internacional español.

Las pantallas de los informativos y los titulares de los periódicos no sacaban a la luz el nombre de Diego Costa para alabarlo. Más bien, el escaso rendimiento y las famosas y reiteradas salidas de tono acompañaban al jugador 'blue'. Guus Hiddink llegó para volver a los londinenses a lo más alto y en un principio, lo consiguió. Cuatro partidos sin perder en su llegada daban esperanzas de poder ver un Chelsea peleón aunque la irregularidad sería lo que más le caracterizara.

El primer mes del año le trajo a Costa una lesión que significaría su abandono temporal de la selección. Ante el Everton, el hispano brasileño se rompió y una anticipada recuperación le hizo arrastrar el daño. No serían las lesiones el único contratiempo para él

Llegamos a marzo y el Everton fue testigo de nuevo de otro percance. Barry recibió un codazo de Costa, al que habría que sumarle un intento de mordida al mismo jugador. Los fantasmas del pasado volvieron: los números plasmaban el mal carácter del delantero. Con dos meses de competición por delante, Costa ya acumulaba diez tarjetas amarillas y una expulsión. Además, este hecho significó la sanción de tres partidos y el inicio de otra sequía goleadora. Las redes de las porterías no recibieron un tanto de las botas de Costa por casi dos meses, lo que escenificaba su bajo rendimiento. 

La temporada acabó y dejó al Chelsea sin competición europea, firmando una pésima campaña y con su delantero referente con solo diez goles anotados en 2016.

Quedaba por delante una Eurocopa con la existencia de un deseo de la afición española de encontrar a un '9' que le condujera al camino del éxito. El 'experimento Costa' no funcionó en Brasil y con hombres como el veterano Aritz Aduriz y el prometedor Morata, no hubo vacante para Diego. A esto se le sumaban las continuas polémicas que entorpecían considerablemente la imagen del jugador. Del Bosque, excusándose en las dolencias físicas de Costa, confió en el vasco y el madrileño para disputar el campeonato europeo. 

Pasada la Eurocopa, un punto de inflexión se produjo en la carrera del ex del Atlético de Madrid. Precisamente este club sonaba para rescatar a Costa, que con su desagradable temporada daba motivos para salir de Londres. Sin embargo, el factor Conte dio la estabilidad que el Chelsea ansiaba. 

Costa se ha convertido en la referencia indiscutible de este Chelsea que está desarrollando una madurez futbolística propia de un campeón. Tras un inicio donde las dudas tuvieron lugar con dos derrotas consecutivas ante Liverpool y Arsenal, los 'blues' cambiaron para bien. Desde ahí, no saben lo que es no ganar un partido de fútbol. Antonio Conte utilizó la varita y encontró un once ideal, basado en su clásico esquema de tres defensas (que tan satisfactorio fue en la época de la Juve) y con presencia española: el polivalente Azpilicueta, el eficaz Marcos Alonso, el renovado Pedrito y 'The Savior' Costa forman parte de la eficaz formación. El sobrenombre de 'The Savior' es más que merecido para un Costa que le fascina aparecer en los últimos minutos. Más decisivo que nunca, si el Chelsea prescinde de los goles decisivos anotados por el jugador español contaría con trece puntos menos. Esta es una de las razones por las que en las paredes de Stamford Bridge cada partido resuena el nombre de Diego. 

La citada metamorfosis se complementa con la cuestión disciplinaria. Al buen juego se le ha sumado una actitud adecuada que ha derivado en la ausencia de expulsiones. Costa parece dejar claro que bajo las riendas de Conte, no verá al árbitro dirigirse a él con una roja en la mano. Hablando de números, ya en diciembre Diego ya ha superado su marca del año pasado. Trece goles y cinco asistencias forman el registro anotador del que actualmente, es el jugador más en forma de la Premier League. 

La selección española también ha disfrutado de la vuelta de Diego Costa. La nueva cara en la dirección del equipo confió en él y de momento, ha cumplido. Tres partidos y tres goles indican que Diego está en el camino a seguir para ganarse el apoyo unánime del público de 'la Roja'. Además, con el retorno de la buena forma el fútbol está de suerte. Conforme se acerquen las competiciones, la batalla por la titularidad será más acentuada entre los candidatos a ser la referencia de la selección. 

Estos han sido los doce meses de Diego Costa. Los altibajos y desvaríos se han transformado en goles. Con la metamorfosis, todos han ganado. La selección, el Chelsea y la Premier League, que vuelve a disfrutar de la garra, la fuerza y el gol del hispano brasileño.