El partido se antojaba como vital. Los tres puntos que consiguió el Sevilla en su fortín, donde ha logrado cuatro victorias en los últimos cuatro partidos, pueden valer su peso en oro. Nasri asumió galones y destacó por su calidad y liderazgo. Ben Arfa se vació hasta conseguir el gol y Vietto lo intentó, pero no pudo hacerlo ni de penalti.  Jorge Sampaoli planteó un once ofensivo, con jugadores de toque y clase como Nasri, Vitolo o Vázquez y con la sorpresa de los dos delanteros. Vietto acompañaba a Ben Yedder, que regresaba a la convocatoria dos partidos después. Genésio apostó por un equipo inicial previsible después de sus múltiples bajas, con la amenaza en el enganche de Fekir.

Dubitativo inicio de encuentro

La estrella gala tuvo la primera gran ocasión del partido con un disparo que se estrelló en el larguero. El Sevilla tocaba y tocaba, pero no encontraba profundidad ante un Lyon sólido y bien plantado. El segundo aviso también fue de Fekir, con un pase de la muerte al que no llegó nadie. Nervión reclamaba la presión tras pérdida tan característica de los equipos de Jorge Sampaoli. Luciano Vietto tuvo la primera del Sevilla, tras un rechace en el área que reventó en el portero rival. Cornet tuvo otra ocasión, donde Rico tapó bien. El peligro del cuadro francés venía precedido siempre de errores del Sevilla, más que de méritos creativos. El partido se rompía y las transiciones eran vertiginosas. Pero asustaba, de nuevo, Fekir. Más que nadie.

Acabó la primera parte sin que se llevara a cabo el plan ideado por Sampaoli. Acusó de lo estático, de querer entrar hasta la cocina, falto de ritmo y sin sangre caliente para defender. El Olympique, en cambio, conocedor de los defectos del Sevilla quiso explotarlos a la contra aprovechando los espacios que dejaba un N’Zonzi muy solitario.

Reacción de personalidad

Saltaron los mismos jugadores tras el descanso, aunque con una actitud diferente. Un par de jugadas de ataque encadenadas arengaron a una afición hispalense que respondió. Un gran centro de N’Zonzi, dejada de Vietto y remate de Ben Yedder en boca de gol, enloqueció a la grada. El sexto gol del diminuto delantero ante el Olympique. Entró Vicente Iborra por un desaparecido, de nuevo, Vázquez para darle consistencia al equipo, evitando así que se partiera con facilidad. Vietto tuvo el segundo en sus botas pero el portero se le anticipó en el uno contra uno. A 20 minutos del final, pudo sentenciar el Sevilla con un penalti cometido sobre Nasri, que estuvo más rápido y listo que nadie. Vietto asumió la responsabilidad y envió el balón por encima del larguero. El Olympique se fue diluyendo pero Tolisso enmudeció al Sánchez Pizjuán con un latigazo que despejó Rico con ayuda del larguero. Vietto quería su gol y estuvo a centímetros de marcar tras una vaselina que sacó bajo palos un central del cuadro visitante. El partido fue agonizando a trompicones, lleno de imprecisiones, con un Sevilla que olía la sangre pero no sentenciaba y con un Olympique que no renunció a intentar un empate. N'Zonzi probó un disparo lejano que obligó a lucirse a Lopes y entre pase y pase agotaba, segundo a segundo, los últimos compases de un partido que no quería acabar.

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