Simone Biles ya tiene tres. La reina de la gimnasia empezó a sumar victorias en las finales por aparatos después de sus incontestables triunfos por equipos y en el concurso completo individual. Este domingo se impuso en la final de salto con 15,966 puntos de media. Mejoró de los 15,900 del primero a los 16,033 del segundo, aunque ni siquiera le hacía falta. La rusa Maria Paseka, que consiguió la plata, se quedó con una media de 15,253 y la suiza Giulia Steingruber, con 15,216. No llegó esta vez a los 14 puntos la ahora uzbeca Oksana Chusovitina, que se clasificó 7ª con 41 años y recibió la ovación del público.

Por una vez, Biles no empezó ganando desde la dificultad, similar a la de Paseka. Venció por acercarse a la perfección mientras las demás fallaban. Los jueces valoraron hasta con 9,633 su Amanar (entrada de espaldas y mortal de dos piruetas y media) y el Cheng (entrada hacia delante y pirueta y media de salida), ambos clavados.

Si no logró dos victorias este domingo fue porque la otra final femenina programada era la de las asimétricas, su punto débil, el lunar que le impide dominar toda la gimnasia. Dejó espacio para la rusa Aliya Mustafina, bronce en el concurso individual, muy eficaz con tres sueltas de gran altura en un ejercicio complejo que resolvió con 15,900 puntos y repitió el título de Londres.

La estadounidense Madison Kocian se subió al aparato justo tras ella y ejecutó aún mejor. Solo perdió por dificultad, una décima más sencilla (15,833). La alemana Sophie Scheder (15,566) se emocionó al robar el bronce por centésimas a su compatriota Elisabeth Seitz (15,533).

Dos oros para Max Whitlock

Pero más allá de Biles, el protagonista iba a ser un hombre. El británico Max Whitlock, bronce en el concurso individual, venció tanto en suelo como en caballo con arcos. Sobre el tapiz derrotó a los grandes favoritos, los japoneses Kenzo Shirai y Kohei Uchimura, el mejor gimnasta del mundo al que pretende hacer sombra, y que partía con una nota de dificultad inalcanzable para el resto (7,600).

Tanto riesgo le salió caro. Tropezó al final de la segunda diagonal, se cayó hacia adelante en la siguiente, resolvió mal un elemento intermedio y trastabilló en la última recepción. Con 15,366 puntos, le superó Whitlock, preciso en todas las salidas (15.633). Dos brasileños ocuparon el podio, para jolgorio del Arena, que se tomó la gimnasia como un partido de fútbol y jaleó los fallos del estadounidense Sam Mikulak, último. Amenazaba al veterano Diego Hypolito (15,533), un rival de Gervasio Deferr en su época, y al simpático Arthur Mariano, que salió eufórico del escenario tras clavar sus dobles mortales agrupados, su mortal en carpa y su pirueta mortal que le otorgaron 15,433 puntos pese a partir con la nota más baja.

Unos minutos después de esa final, Whitlock se subió al caballo con arcos, donde llegaba como campeón del mundo. Con una gran rapidez para girar su cuerpo poco importaron algunas incorrecciones, normales con una nota de dificultad de 7,2 inasequible a sus rivales. Obtuvo de los jueces 15,966 puntos, por delante de otro británico, Louis Smith (15,833), y de Alexander Naddour (15,700). El subcampeón del concurso completo por una décima, el ucraniano Oleg Verniaiev, falló en su primera final por aparatos al caerse en una de las primeras diagonales y se clasificó último.