La vergüenza sigue inundando atletas que mintieron a entrenadores, aficionados y a sí mismos, y traicionaron el espíritu olímpico. Los controles se sofisticaron y esa sofisticación ha seguido llevando aparejado el descubrimiento de tramposos. Una de ellas es la cubana Yarelys Barrios, lanzadora de disco cubana que alcanzó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, al dar positivo por acetazolamida.
Otro de los cazados es el atleta de origen nigeriano y compitiendo por Catar, Samuel Adelebari. El velocista fue de la partida en los 100 metros lisos, donde acabó en la posición decimosexta. La sustancia hallada en sus análisis fue estanozonol. Aunque si hay un caso que ha salido a la palestra con fuerza en los últimos tiempos, ése es el de Besik Kudukhov en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Y es que Yogeshwar Dutt y el citado Kudukhov se vieron las caras en los cuartos de final de la modalidad de lucha libre y ambos mantenían una estrecha amistad forjada durante años de entrenamientos y compartir experiencias. Dutt ha renunciado públicamente a la medalla de plata que le correspondería, ya que tras perder ese combate de cuartos de final se metió en la repesca y alcanzó el bronce. Los motivos esgrimidos son su lealtad a su amigo del alma, fallecido durante éste último ciclo olímpico. Muchas son las presiones que ha tenido que soportar el indio desde su país, pero su decisión parece totalmente firme.
Una historia realmente escalofriante y que ha de hacer reflexionar a todas las partes implicadas. Muchas son las voces que valoran de maneras opuestas la actitud de Dutt, pero el indio tiene una postura totalmente firme y no hay atisbos de que pueda rectificar. El COI habrá de decidir qué hace con esa vacante medalla de plata.