El retorno de Robert Kubica al Gran Circo parece estar más turbio que nunca. Si en septiembre y octubre gran parte del aficionado daba por hecho que el polaco estaría presente en la parrilla para 2018, los últimos meses han sido una atolladero.

Primero se hicieron oficiales unos test de Robert con la escudería Williams en Abu Dabi al finalizar la temporada. Todo parecía ir bien, mostrando gran nivel de pilotaje. Sin embargo y desafortunadamente, el dinero llegó a Williams. Sergey Sirotkin llegó pisando fuerte con mucho efectivo para los británicos y es el ruso el que más suena para ocupar el vacante asiento que ha dejado Felipe Massa.

Sirotkin, por ende, tiene todas las papeletas para ser el compañero de equipo del canadiense Lance Stroll de cara al próximo año. Kubica tenía claro un objetivo: estar en la parrilla. Sin embargo, este contratiempo ha hecho que el polaco tenga que cambiar de objetivo. Ahora sólo podrá ser piloto reserva con opción a participar en algunos entrenamientos libres.

Su rol sería desarrollar el coche de manera conjunta con sus compañeros Sirotkin y Stroll, pudiendo ponerse al volante del monoplaza algún viernes. Todo deja a ver los intereses de Williams y el gran poder económico de la Fórmula 1 y cómo el dinero influye en los asientos. Kubica se uniría así una gran lista de desafortunados. Véase el caso de Roberto Mehri, Felipe Nasr, Pascal Wehrlein…

No obstante, no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Los de Grove aún no han afirmado nada sobre su alineación de pilotos para 2018, alegando que la afirmarán en el momento debido. Pero en el Gran Circo, ya se sabe cómo son las cosas. El dinero en muchas ocasiones vence al talento.