Fernanado Alonso llegaba a Italia con la ilusión de brindarse un último fin de semana en el circuito de Monza, de la mejor manera posible para despedirse de la afición, que un día formó parte de él, los tifosi.
La clasificación ya fue todo un éxito para él, entrar en Q2 estaba fuera de los planes del propio y del equipo. La velocidad punta de la que carece McLaren iba a ser el punto débil de ellos en el templo de la velocidad.
Así pues, tocaba obrar otro milagro en carrera si quería sumar algunos puntos valiosos para el equipo. El monoplaza del que disponía no era el mejor, quizá uno para estar en la parte trasera de la parrilla, pero el dos veces campeón del mundo crece ante las adversidades.
La carrera comenzó y terminó en las primeras vueltas por la falta de energía, a lo que Fernando explicó que "habían tenido bastante mala suerte" ya que en Spa "le embistieron" y aquí en Monza "tuvieron problemas desde las prmeras vueltas".
"Vinimos aquí sin saber si penalizar o no"
El asturiano comentó sobre su corta carrera que "fueron mejor de lo esperado" tras ver que "estaban en los puntos en la vuelta 5 o 6". Parecía que, tras los primeros compases del Gran Premio, la magia volvía a aparecer, pero finalmente se desvanecieron por completo sus opciones al perder la potencia del MCL33.
Alonso dijo respecto a la siguiente carrera, la decimoquinta, que "tienen que cambiar el motor" además de recalcar que "llevan dos ceros" y esperan "que no haya más", tras sospechar que el fallo de este domingo provenía de la parte eléctrica.
El dos veces campeón del mundo de Fórmula 1 finalizó diciendo que "el coche iba a tirones en las curvas 7 y 8" y que en un momento "se apagó el motor". Fernando se despide de los tifosi con un abandono y un mal sabor de boca tras verse durante unas vueltas en los puntos.